sábado, 5 de mayo de 2012

Patti Smith, artista en plena madurez

La Jornada
05 mayo 2012


A sus 66 años de edad, hoy se presenta en México para dar un concierto en el museo Diego Rivera-Anahuacalli

MÉXICO, D. F.- Desembarca en el país en plena madurez creativa. A finales de mayo comenzará a distribuirse en el mercado español su libro más reciente: “El Mar de Coral” (“The Coral Sea”), poemas en prosa con imágenes, el cual narra la vida de su amante y cómplice, el fotógrafo Robert Mapplethorpe. Semanas después, el 5 de junio, saldrá a la luz “Banga”, su décimo álbum de estudio, el primero después de una sequía de ocho años.

“Banga” es, también, el nombre del intrépido y fiel perro del procurador en la novela “El Maestro y Margarita”, de Mijaíl Bulgákov. La alusión al libro del escritor ruso en el disco de Patti Smith no es accidental. Toda su producción artística —su poesía, sus canciones y sus fotografías— está atravesada, alimentada e inspirada por las obras de grandes escritores como Bertolt Brecht, William Blake, William Burroughs y, más recientemente, Roberto Bolaño.

Su precoz encuentro con la literatura universal fue clave en el despertar de su vocación artística. Ella supo que quería serlo desde los 9 años, al leer “Mujercitas”, la novela de Luisa María Alcott, la cual cuenta las vicisitudes de cuatro niñas que se convierten en mujeres durante la Guerra Civil en Estados Unidos. Patti Smith se sintió identificada con Josephine, la segunda de las hijas: loca por la lectura y un poco marimacha.

Tres años más tarde, al visitar con su padre el Museo de Arte de Filadelfia se encontró, al mirar la obra de Pablo Picasso, “cara a cara con el arte. Había visto cuadros hermosos —narra—, pero cuando vi cuadros de Picasso tuve una sensación de libertad respecto al futuro. Inmediatamente sentí una conexión”. El encuentro con el pintor español representó para ella el descubrimiento de que ser artista es ver lo que otros no pueden mirar.

Tiempo después, ya como adolescente de 16 años, mientras se enamoraba del rostro y las palabras de Arthur Rimbaud, comprendió el poder de las palabras. Desde entonces el autor de “Una Temporada en el Infierno” se convirtió en su eterno acompañante y en fuente inagotable de inspiración. “Hay Rimbaud en la imagen o la obra de Dylan, Jim Morrison, Hendrix —le dijo al crítico español Diego A. Manrique—. Veo ecos suyos en Kurt Cobain, en su relación de amor-odio con su público. Sin saberlo, Rimbaud escribió el manual de cómo ser una estrella del rock mítica”.

La pintura la ayudó a afirmar sus propios rasgos de manera extraña. Muy alta y muy delgada, de rasgos andróginos, pelo negro peinado con coletas, nariz fuerte y afilada, Patti Smith creció un poco apenada de su físico, en la década de los 50, en un momento en el que el prototipo de belleza femenina era el de rubias de despampanantes cuerpos redondos. Las figuras estilizadas de El Greco y los cuadros de Frida Kahlo le permitieron encontrar imágenes con las cuales identificarse.

La artista nació en Chicago y creció en Nueva Jersey, en el seno de una familia pobre y trabajadora, perteneciente a los testigos de Jehová. Durante su niñez y su juventud sufrió una enfermedad tras otra: tuberculosis, bronquitis, escarlatina y sarampión.
Algunas de sus canciones dan cuenta de las penurias que padeció. “Free Money”, una pieza para su madre, quien siempre soñaba con sacarse la lotería, pero nunca compró un billete, se inspira en su infancia pobre.

De eras efervescentes

La poeta creció en la era de la protesta, de la presidencia y el asesinato de John F. Kennedy, de la generación beat, de Bob Dylan, de los Rolling Stones. Una época en la que había un vasto alimento para el pensamiento y la experimentación. Sus discos son la reivindicación de muchos de los valores y la sensibilidad de aquellos tiempos.

Con voz profunda y desgarradora, fusiona poesía con paisajes sonoros al tocar canciones elementales, impulsivas y arrebatadas; su música apela a la ética del rock como revuelta.

A comienzos de los años 70, Patti Smith sintió que las manecillas del reloj caminaban en sentido contrario y no había muchas cosas que estimularan a las nuevas generaciones. Las voces mayores se habían extinguido; el radio se orientaba exclusivamente a hacer negocios.

Siguiendo las enseñanzas de su admirado Jim Morrison, logró hacer un cambio con “Horses”, su primer disco, aparecido en 1975, que le abrió nuevas avenidas a la producción artística.

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