Las graves desigualdades condenan a la miseria a las nuevas generaciones
José Elías Ciudad de Guatemala 17 MAY 2012 - 02:02 CET19
Guatemala sigue siendo el país centroamericano con mayor desnutrición infantil en menores de cinco años (54%) y es el país de Latinoamérica y El Caribe con el índice más alto de desnutrición crónica (49%), de acuerdo a un informe de la Oficina del defensor del Pueblo presentado este lunes. A pesar de que Guatemala es un país de renta media (2.200 euros per capita), el índice de desnutrición casi duplica los de países más pobres como Honduras (29%) o Bolivia (27%), segundo y tercer lugar.
Según el estudio, estas cifras explican que Guatemala ocupe el puesto 122 de los 182 países evaluados por el programa de Desarrollo Humano de la ONU. Aunque se señala a la pobreza como la primera causa de la desnutrición, no es la única. La tremenda desigualdad en los ingresos de la población apenas se ha analizado. El expresidente Álvaro Colom (2008-2012) lo resumió con una frase lapidaria: "Comida hay. Lo que ocurre es que la gente no tiene acceso a los alimentos".
A lo anterior se suman factores culturales, como la falta de información sobre la alimentación adecuada o la ausencia de suplementos vitamínicos. La leche materna, cuando se nace en familias desnutridas por generaciones, es muy limitada, lo que expone a los niños a enfermedades fácilmente superables o ya extinguidas en las naciónes desarrolladas.
El viejo refrán que dice que "a perro flaco, todo son pulgas" tiene en el país centroamericano una dolorosa vigencia. A lo anterior se suman además los efectos del cambio climático que convierten a Guatemala en el país más vulnerable de América a fenómenos como graves sequías, seguidas de inundaciones, que arrasan las siembras.
Los logros alcanzados desde el fin de la guerra civil (1960-1996) son claramente insuficientes. En 1987, la desnutrición crónica afectaba al 57,9% de la población (62,1% en el área rural de mayoría indígena). Los datos del último censo la colocan en el 49,8% (58.6% entre la población campesina). La factura es particularmente dolorosa. Guatemala también ocupa el tercer lugar del continente en lo que se refiere a la mortalidad materna y el quinto en relación a la mortalidad infantil (153 por cada 100.000 nacidos vivos).
El estudio subraya que la desnutrición impacta negativamente en la educación y la salud y “restringe el potencial de desarrollo físico e intelectual. Limita la capacidad de aprender y trabajar en la edad adulta, lo que impide el desarrollo”. Esto, de acuerdo a un informe conjunto del Programa Mundial de Alimentos de la ONU y de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) representa para Guatemala pérdidas anuales estimadas en 2.440 millones de euros, más del 11% del Producto Interior Bruto (PIB).
Aunque existen estudios científicos sobre cómo llegar con infraestructura y tecnología a las comunidades más afectadas, el país tropieza con lo que quizás sea el mayor lastre para el desarrollo: la corrupción que incide en que el Congreso (legislativo, unicameral) solo aprueba obras que benefician, más o menos descaradamente, a los diputados encargados de aprobar las leyes, sin importar para nada el futuro del país.
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