lunes, 1 de septiembre de 2014

José Reveles. El periodismo te escoge a ti


Además de aguzar sus sentidos, el periodista tiene que documentarse, caminar, preguntar, pero sobre todo decir las cosas con rigor para ganar credibilidad. Eso es lo que ha hecho durante medio siglo el periodista José Reveles Morado, autor de innumerables reportajes, anécdotas y libros donde muestra su maestría para desnudar la corrupción enquistada en el poder. En su juventud, comenta a Variopinto, él quería escribir poesía, pero lo jaló el periodismo.
Heiji Morimoto y Rodrigo Gutiérrez Periodistas independientes, Estudiante de la Estudia la Maestría en Periodismo Político en la Escuela de Periodismo Carlos Septién García y Estudiante de la licenciatura en Comunicación en la Facultad de Estudios Superiores Acatlán de la UNAM.
El periodismo te escoge a ti”, sentencia José Reveles Morado, quien, arrepentido, asegura que a él le hubiera gustado escribir poesía.
Veterano reportero, lleva cinco décadas ejerciendo ese oficio desde diferentes trincheras, algunas de ellas en solitario, otras como director de proyectos periodísticos, así hayan sido efímeros:Novedades, Excélsior, Proceso, Agencia Ansa, El Financiero, Filo Rojo, Radiópolis, Canal 21, Variopinto.
A Reveles, exigente, memorioso, siempre se le ve inmerso en su hemeroteca; a veces, muchas de ellas, consulta a sus fuentes, escarba, desentraña los documentos que caen en sus manos, escribe libros, el último de los cuales es precisamente El Chapo: entrega y traición, publicado en julio pasado por Random House en su colección Debolsillo.
“El periodista siempre debe instalar una duda, investigar, pero sobre todo cuestionar las verdades oficiales”, comenta a Variopinto, citando a su colega argentino Tomás Eloy Martínez.
Y continúa, apasionado, con su invectiva. Suele recetársela a los jóvenes que se acercan a él para preguntarle sobre su quehacer profesional. “El mejor alimento de un buen periodista es la información”, sigue.
Después habla de sus pininos, recién llegado de Guadalajara a la Ciudad de México, de sus estudios en la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, de su cercanía a José Álvarez Icaza, un viejo anticomunista converso que luego fundó el Centro Nacional de Comunicación Social (Cencos) y de sus primeras incursiones en los medios.
Para él, el secreto del periodismo es que satisfaga a quien lo ejerce. “Es la profesión más bella del mundo, pero desafortunadamente una de las más peligrosas”. Y suelta la anécdota, expuesta innumerables veces en auditorios, entrevistas, pláticas informales con estudiantes: el día que viajó a Colombia para cubrir la toma de posesión del presidente Misael Pastrana:
“El Congreso de Colombia estaba cercado. (Pastrana) decidió hacer su propia reunión en la casa de Eugenia Rojas, hija del ex presidente Gustavo Rojas Pinilla, lugar al que logré colarme. Ahí escuché cuando hablaban que la vías legales se habían agotado y que era el momento de tomar las armas; es decir, me tocó presenciar el nacimiento del M-19 (Movimiento 19 de Abril)”.
No obstante, cada que cuenta ese pasaje, le da vida nueva, lo reactiva. Aquella información exclusiva, prosigue, escandalizó a los editores del Novedades, quienes terminaron por minimizarla. Le sorprendió más, dice, cuando días después Excélsior abordó el tema con base en las agencias.
“Esto me hizo tomar la decisión de salirme de ahí. Entonces fui a pedir trabajo a Excélsior. A la primera persona que me encontré ahí fue a Miguel Ángel Granados Chapa. Me felicitó por el trabajo que había hecho en Bogotá; me sorprendió que leyera el Novedades. Yo sabía que la cooperativa había tomado el acuerdo de no contratar nuevos reporteros, pero Granados Chapa me dijo: ‘Para alguien tan profesional como usted, no hay impedimento’”.
Seguido del encuentro, se entrevistó con el director de Excélsior. Después de una dura plática con Julio Scherer García el 25 de agosto de 1970, Reveles comenzó a trabajar en el rotativo con sede en Reforma 18.
Fue contratado en el área de Últimas Noticias. Apenas llevaba una semana en su nuevo trabajo, cuando el subdirector Manuel Becerra Acosta le pidió presentarse al otro día para incorporarse de manera permanente como reportero del suplemento de Excélsior. Y ahí se quedó hasta el 8 de julio de 1976, día en que el presidente Luis Echeverría, orquestó el llamado “golpe a Excélsior” contra Scherer García y su equipo editorial.
Un semestre después se formó Proceso, en el que Reveles laboró hasta 1983. Tras su salida, trabajó en varios proyectos. En 1991 fundó la revista Filo Rojo, en la que abordaba de manera seria y documentada información sobre la incipiente delincuencia organizada y el narcotráfico.
Cuenta: “Yo pensé que estábamos entrando en una etapa difícil del país y no me equivoqué; que los derechos humanos tenían que ser más prioridad y no me equivoqué. El objetivo de Filo Rojo era darle cierta dignidad a la nota policiaca”.
Tras su jubilación del diario El Financiero, al cual dedicó 17 años, se dedica a dar seguimiento a los temas que le apasionan: los derechos humanos, el narco y sus nexos con el poder, la inseguridad, la corrupción, para trabajarlos en forma de libro.
Recuerdos y propuestas incómodas
Inquieto pese a que ya no tiene obligación de entregar sus reportajes, José Reveles Morado sigue tan activo como antaño. Lee periódicos, se indigna, consulta a sus colegas, busca los datos, pero sobre todo se entierra en su viejo archivo hemerográfico de papel, para ir pegando piezas y armar rompecabezas.
De ese lúdico, obsesivo ejercicio, de esa disciplina han salido libros puntuales como Las manos sucias del panLas historias más negras de narco, impunidad y corrupción en MéxicoLevantones, narcofosas y falsos positivosEl cártel incómodoEl affair Cassez y El Chapo: entrega y traición, entre otros. 
A su vez, cuenta sobre los intentos de algunos funcionarios y abogados del narco por cooptarlo. “Hay gente que cree que tú puedes aceptar una corruptela; pero no, simplemente estableces tu distancia y no pasa nada”.
En una ocasión, dice, lo visitó un supuesto abogado de Amado Carrillo, El Señor de los Cielos, quien le aseguró que tenían un centro de análisis de información de retrospectiva formado por 300 personas, y que se encontraban instalados en Insurgentes Norte, casi esquina con Antonio Caso, en la Ciudad de México: 
“Acepté verlo en un lugar público, un centro comercial. Así que invité a uno de mis amigos de mayor confianza para que estuviera lo más cerca posible sentado en otra mesa, pendiente de lo que ocurriera”.
Reveles llegó a un acuerdo con su interlocutor: que le dieran información confiable, verificable y documental, sin ningún interés de por medio. Hubo una segunda cita en el mismo lugar; el periodista repitió la operación y llevó a otro amigo.
Cuando llegó el presunto abogado, le comentó: “‘Tome lo que le prometí’, y me dio un sobre de manila abultado y le dije: ‘Esto no es información. Disculpa, pero esto no es lo que acordamos, mucho gusto’. Me levanté y me fui. Pero él me alcanzó y me dijo: ‘¿Disculpe, es un mal entendido, sólo es un gesto de amistad’. Seguramente era un fajo de dólares”.
El negociador abrió el paquete y le dio las hojas con información, pero no sacó todo lo que venía adentro. Esto le ayudó a saber cuándo detuvieron al general José de Jesús Gutiérrez Rebollo, acusado de proteger a Amado Carrillo. Y Reveles publicó su reportaje en El Financiero. Nadie sabía sobre las veleidades de Gutiérrez Rebollo, ni siquiera Javier Ibarrola Jiménez, el experto en fuerzas armadas que trabajaba en el mismo periódico.
Su sólida carrera, aunada a su credibilidad, se ve reflejada en el prestigio que ha conseguido como periodista, siendo uno de los más respetados en el ámbito de seguridad nacional. Esto puede observarse en su libro más reciente: Chapo: entrega y traición, en el cual aporta datos sobre las andanzas del capo sinaloense durante los 13 años que anduvo libre tras su fuga del penal federal de Puente Grande, Guadalajara, a principios de 2001.
Asimismo, recupera un pasaje de 1977, cuando la Secretaría de Relaciones Exteriores sirvió de escenario para una rueda de prensa con Gustavo Díaz Ordaz, quien había sido nombrado embajador de México en España.
“El micrófono quedó en manos del ex presidente sin algún moderador que concediera la palabra. Las preguntas menudearon en torno a temas tan frívolos como su presunta relación sentimental con Irma Serrano, La Tigresa”, relata Reveles, que se encontraba en ese evento.
Díaz Ordaz tenía el control. Sin embargo, el reportero Rafael López, originario de Guerrero, cuestionó las palabras del ex mandatario, quien aseguraba que todo lo que se publicaba en la época era favorable a su sexenio.
El periodista guerrerense expuso que no era así. También le  comentó que su nombramiento como embajador en España tocaba una llaga en la historia de México que aún no cicatrizaba. Díaz Ordaz trató de guardar la ecuanimidad, pero conforme el argumento adquiría mayor fuerza, comenzó a perderla.
Y estalló: “Yo le puedo decir a usted que estoy muy contento de haber servido a mi país en tantos cargos como lo he hecho. Estoy orgulloso de haber podido ser presidente de la República y haber podido, así, servir a México. Pero de lo que estoy más orgulloso de esos seis años es del año de 1968, porque me permitió servir y salvar al país, les guste o no les guste. Y si no ha sido por eso, usted no tendría la oportunidad, ¡muchachito!, de estar aquí preguntando”.
Reveles aprovechó para lanzar su pregunta:
—¿De qué salvó usted al país? —le dijo.
La mirada de Díaz Ordaz se centró en la del periodista y le respondió.
—¡De la anarquía, de la subversión, del caos, de que se terminaran las libertades de que disfrutamos!... ¡Lo que pasa es que no se acuerda, porque estaba usted muy chavito!
La rueda de prensa se tornó caótica. Enfurecido, el embajador dio por terminado el encuentro con los reporteros. Meses después dejó el  cargo. “Me voy —declaró— porque me da la gana; y no regresaré. No me despediré de nadie, ni del rey”. Dos años después falleció a causa de un cáncer de colon.
El entrevistado termina: “Es necesario dar a conocer lo que pasa en el país, además de que alguien tiene que hacerlo. Yo agradezco que el periodismo haya aparecido en mi vida porque puedes entrevistar a alguien importante; investigar un tema hace que te enriquezcas. Cada día aprendes algo nuevo, sobre todo si te toca trabajar con la sociedad organizada”.  

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