José Luis Dávila Flores, delegado del IMSS
Horizonte ciudadano
Rosa
Esther Beltrán Enríquez
Septiembre
25 de 2014
*El IMSS Coahuila está
en coma
Don Roberto
Villegas, de 83 años de edad estuvo haciendo fila para ser atendido en la
clínica 3 del IMSS de Ramos Arizpe, ahí lo alcanzó la muerte. A pesar de que su
estado de gravedad era evidente, el personal de la clínica se desentendió hasta
que el paciente cayó infartado y murió.
El caso de don
Roberto es un botón de muestra de la dramática situación que se vive
diariamente y sin pausa en el IMSS.
Desde hace cerca
de 15 años he venido escribiendo y describiendo la situación de desastre del
IMSS en Coahuila y no hay el menor indicio de que eso pueda cambiar, al
contrario, el deterioro aumenta.
Quizá convenga
presentar algunos datos que explican parte del deterioro del Instituto: el
impacto de las reformas fiscal y laboral así como la elusión de las cuotas
patronales y el bajo crecimiento de la economía con el gobierno peñista, son factores
que han inducido una disminución neta de los patrones formales adscritos al
IMSS lo cual ha incrementado la crisis
del Instituto.
En los primeros
cuatro meses de 2014, el organismo registró ingresos por 76 mil 598 millones de
pesos, apenas un 1.8 por ciento real más que en el mismo periodo del año pasado
según datos de Hacienda, pero en contraste, gastó 138 mil 966 millones de pesos
-87 por ciento en sueldos y pensiones- de acuerdo con el informe financiero del
Instituto, con lo que, tan sólo en este breve lapso, el organismo enfrenta un
déficit por 62 mil 368 millones de pesos; la inversión en obra dentro del IMSS
significó una baja de 77.2 por ciento en el cuatrimestre con apenas 447
millones de pesos, de ahí sólo se usaron 10 mil 896 millones de pesos en
materiales y suministros, lo que comprende sobre todo medicamentos, que son el
insumo principal de sus servicios y lo
más grave es que no existe una propuesta para salvar las finanzas
del IMSS ni en el corto ni largo plazo.
En México por
muchos meses los ojos de todos han estado clavados en las reformas de Peña
Nieto mientras las clínicas y los servicios
del Instituto Mexicano del Seguro Social siguen en retroceso permanente,
Por supuesto que
la anterior es sólo una parte del drama pues ante la crisis los delegados del
Instituto prefieren nadar de muertito y a las carencias en las clínicas se
añade la descomposición de la ética profesional del personal médico, paramédico, administrativo y de intendencia los que, al menos en
Coahuila se han blindado contra las fallas y no tienen empacho en acrecentarlas
con actitudes de dejadez, negligencia y desprecio hacia los derechohabientes,
lo cual se refleja en el trato cotidiano del personal, además de la evidente
falta de higiene y asepsia en todas las instalaciones.
Las denuncias
del robo hormiga de medicamento, de útiles de limpieza, instrumental médico,
alimentos y todo lo que esté al alcance de trabajadores sin escrúpulos, son
cotidianos, a pesar de tener algunos privilegios respecto a los de
otras empresas, sin el menor recato se roban lo que está a su alcance, o
administradores que modifican pedidos y venden por su cuenta lo obtenido.
Por motivos
familiares, recientemente estuve en una de las clínicas del IMSS más grandes
del estado de Chihuahua, fue muy grato comprobar el trato cálido y eficaz del
personal médico y de enfermería y al personal de intendencia se le veía en sus
labores de limpieza recorriendo las instalaciones, aun así se comentaba que la
delegación estaba en trámites para subrogar los departamentos de intendencia a
servicios privados.
Don Roberto
Villegas fue una víctima más de las innumerables atribuibles al descuido por
parte del Congreso de la Unión, del Ejecutivo federal, de la dirección del IMSS
y los delegados, aquí José Luis Dávila Flores podría
corregir muchas deficiencias si tuviera ganas y unos gramos de responsabilidad.
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