viernes, 19 de septiembre de 2014

Colonias y zonas hoteleras de Los Cabos, bajo vigilancia ciudadana

Mediante barricadas y rondines buscan prevenir el saqueo por grupos delincuenciales

Árboles y palmeras derribados por el huracán Odile les sirven de combustible para fogatas
Las marinas donde atracan yates y veleros turísticos presentan un escenario de destrucción
Gustavo Castillo García
Enviado
Periódico La Jornada
Viernes 19 de septiembre de 2014, p. 3
San José del Cabo, BCS, 18 de septiembre.
Antes que las fuerzas federales, los habitantes de las colonias de San José del Cabo y vigilantes de la zona hotelera de Palmillas –una de las áreas doradas para el turismo– tomaron la iniciativa para prevenir el saqueo de sus viviendas y negocios. Los árboles y palmeras que derribó Odile sirvieron de barricadas para impedir el paso de extraños y también de combustible para cientos de enormes fogatas que se prendieron en los accesos a las zonas habitacionales y hoteles, ya que estos últimos, afectados por el huracán, están sin huéspedes y sin trabajadores.
A cuatro días del paso del meteoro, al igual que los espacios de alojamiento las marinas donde atracan yates y veleros están desiertos y afectados. Los pescadores que acompañan a los turistas deportivos han tenido que resguardar sus pequeñas lanchas –algunas fracturadas por el oleaje y el viento del domingo pasado– con las cuales cada viaje les significa un ingreso de alrededor de mil 500 pesos.
Autoridades rebasadas
El domingo, antes de que el huracánOdile impactara Baja California Sur, particularmente la zona de Los Cabos, la ocupación hotelera era de alrededor de 10 mil de las 30 mil habitaciones disponibles. Más de 30 mil turistas quedaron varados. En algunos casos los hoteles en los que se encontraban les dieron alojo en zonas seguras dentro de los mismos inmuebles. Sin embargo, más de 4 mil visitantes, la mayoría extranjeros, fueron enviados a los albergues que instaló el gobierno estatal; allí pasaron entre uno y tres días antes de ser llevados a la terminal área –destruida– y de allí a Tijuana, el Distrito Federal o Guadalajara.
El pasado miércoles, al mismo tiempo que la Policía Federal (PF) –comandada por Francisco Galindo Cevallos–, integrantes del Ejército y de la Secretaría de Marina acordaban la estrategia de seguridad con las autoridades locales, en diversas colonias los habitantes formaron grupos de vigilancia ciudadana y decidieron instalar barricadas y encender fogatas para evitar que se cometieran actos de rapiña a los comercios que aún conservan sus mercancías o robos en las casas. La misma estrategia se siguió en los caminos que llevan a los hoteles de la zona de Los Cabos y Palmillas, donde vigilantes con lámparas de mano impidieron el acceso a toda persona ajena. Los hoteles están vacíos, algunos solo tienen luz en sus casetas de vigilancia.
En la zona de Los Cabos una marina se hundió, veleros y yates se impactaron y resultaron afectados. El hotel Los Gansos, que fue recientemente abierto, fue declarado pérdida total. Durante la noche de este jueves, igual que ocurrió el miércoles, los habitantes de las colonias mantenían las barricadas.
Enmedio de esta situación hubo una serie de falsos rumores de que el huracán había afectado la prisión de Los Cabos y por esa razón escaparon varios reos. Esto fue uno de los motivos que propiciaron el endurecimiento de las medidas de seguridad ciudadana en colonias y hoteles.
Desde las dos de la madrugada de ayer, soldados patrullan diversas zonas y policías federales y municipales realizan rondines.

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