Magdalena Gómez
Una cosa es cierta: la sola posibilidad de que se intente un cambio de fondo en el país conjunta, para impedirlo, a los más diversos sectores ligados de una u otra manera a la red de privilegios y/o corrupción, así como intereses derivados del proyecto neoliberal más allá de las fronteras.
Transcurrida la jornada electoral, son muchas las aristas de reflexión que abre el posible desenlace electoral en favor de la restauración priísta en la Presidencia de la República. Pues bien vale recordar que el síndrome del tlatoani nos impide reconocer que bien a bien el PRI siguió gobernando en no pocas entidades del país. Vale la pena identificar cómo se refuncionalizó el PRIAN en los 12 años del PAN ocupando Los Pinos. Buena parte de los escenarios de corrupción y acción del crimen organizado se presentaron en entidades bajo gobierno priísta. En ningún espacio federal o regional se observó transformación del partido que ocupó el poder por décadas. Ni en retórica ni en los hechos. Vaya, ni siquiera intentaron un cambio de nombre, como se hizo en sus tiempos originales para evidenciar su transformación. De manera que podríamos encontrar vigentes las razones ciudadanas de hace 12 años para rechazar en 2012 el retorno del PRI.
¿Qué pasó, entonces, para encontrarnos con una votación amplia para el PRI frente a la que hasta ahora se reconoce a Andrés Manuel López Obrador (AMLO), con una trayectoria política ligada a la lucha por un nuevo proyecto de nación? Es realmente ejemplar que esté en la disputa cuando durante seis años continuos pretendieron borrarlo de la escena política a través de los medios y hace sólo tres meses lo consideraban en ellos totalmente marginal. Fue correcta su estrategia de seis años de organizar un movimiento como el Morena para vigilar la jornada electoral y de recorrer varias veces todo el país; lo fue también plantear lineamientos para un cambio de fondo e incluso buscar alianzas con sectores de empresarios. Sin duda se encontrarán errores, como en todo proyecto, pero no está ahí la respuesta que buscamos. Considero que debemos volver los ojos a dos factores: el escandaloso fracaso de los gobiernos del PAN, en especial el saldo del sexenio aún en curso con la llamada guerra contra el crimen organizado. Ese desgaste generó en el priísmo la convicción de que el PAN ya no resultaba funcional y en ello estaba su oportunidad para garantizar que el proyecto neoliberal continúe, porque es la razón esencial que unifica al PRIAN. El otro aspecto fundamental que explica por qué está adelante un candidato sin perfil propio, con discurso y prácticas del pasado autoritario, un dinosaurio joven, es el hecho de que operó la pinza del duopolio televisivo, con sus encuestas como medio para generar un cerco en torno a AMLO y a la vez con el uso del poderoso aparato tradicional de compra y coacción de votos, cuyas evidencias deberán investigarse y sancionarse.
En este contexto, la fuerza social de AMLO es un capital político que se debe cuidar. Ello explica su inteligente postura para salirse del cerco que la tarde del 1º de julio le tendieron, presionándolo para que reconociera el triunfo del priísmo, aun antes de que se anunciara el conteo rápido, ¡increíble! La candidata del PAN fue sacrificada ¡por su propio partido! para abrir el escenario de reconocimiento anticipado de derrota. Cuando se firmó el absurdo pacto de civilidad, dirigido a él, para comprometerse a aceptar el resultado electoral, no imaginamos que pretendían llevarlo hasta ese absurdo Hábilmente la clave del mensaje de AMLO, después de conocer la información del IFE, fue esperar el resultado del cómputo definitivo en los distritos electorales y recordar que “ya se conoce que no hubo la equidad que establece la Constitución en este proceso. Es de dominio público el dinero a raudales, la falta de equidad en los medios de comunicación… En suma, los factores del desequilibrio y desigualdad… No está dicha la última palabra… No descalifico lo que se está dando a conocer oficialmente. Hace falta tener el escrutinio legal; hace falta tener legalidad del proceso electoral”. Dos días antes, la Coordinadora Nacional de la Proclama por el Rescate de la Nación entregó una carta al presidente del Instituto Federal Electoral (IFE) para advertirle de la presencia de prácticas utilizadas en comicios anteriores que ponían en riesgo el pleno respeto al sufragio efectivo mediante la compra y coacción del voto, el rebasamiento de los gastos de campaña de los candidatos presidenciales y la ilegalidad e ilegitimidad de su financiamiento. Anotaron que la clave está en la manipulación del voto antes de que los electores lleguen a las casillas, en cuya base está la enorme desigualdad social. Lograr la transparencia íntegra de este proceso requerirá de la movilización y resistencia social pacífica, sin desconocer el liderazgo de Andrés Manuel López Obrador.
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