Carlos Oswaldo Orta
27 julio 2012
A pesar de la inseguridad, era mayor la necesidad de las 7 víctimas por llevar el sustento diario a sus familias
MÚZQUIZ.- Por menos de 100 pesos diarios los mineros arriesgan la vida día a día en los pocitos de carbón de Coahuila; esta vez el reto a la muerte dejó como saldo siete víctimas en la explosión registrada el miércoles en el “pocito” propiedad de Minera Progreso.
La necesidad es tan grande que aunque advierten peligros al ingresar a los estrechos tiros de hasta 75 metros de profundidad, no se detienen, pues llevar el sustento a su familia es lo más importante.
“Mi hijo a veces ganaba mil pesos o mil 200 a la semana, dependía de lo que sacaran en el pozo”, dice María de Lourdes Camacho, madre de César Javier Medina, uno los mineros que murieron en la explosión del pocito de carbón en Palaú.
El pozo —propiedad de Federico Quintanilla, ex acalde de Progreso, Coahuila— era de los que mejor pagaban en la región.
Aunque el dueño dice que pagaba a 100 pesos la tonelada, las familias coinciden en decir que 70 pesos diario era el tope que podían obtener por cada mil kilos cuando sacaban más de 25 toneladas entre todos, si la cantidad era menos, el precio variaba y podía bajar hasta 50 pesos.
El riesgo era grande y el dinero poco, todos lo advertían, pero nada los detuvo.
“A mi hermano lo vino a invitar el ‘Bocker’, como conocen a uno de los administradores de pozos, yo le decía que no y mi mamá también, porque él también estaba en el pozo donde murió mi otro hermano, pero él decía que pagaban bien”, platica Diana, la hermana de Fidencio Sánchez, el primero de los mineros cuyo cuerpo fue rescatado y quien hace dos años perdió a su hermano Ramón en la inundación de otro pocito, a sólo 500 metros uno de otro.
La situación es la misma para más de 3 mil familias en Múzquiz, trabajar bajo tierra no es la elección que muchos hacen cuando son niños, pero es la única opción que tienen ya en la juventud.
Riesgo bajo tierra
El nuevo escenario de una tragedia tenía apenas dos semanas de operar, los mismos mineros que trabajaban el miércoles por mañana ayudaron a empezarlo.
Todos tenían miedo, según contaron sus familiares, unos decían que estaba cerca de topar con otra mina, otros que había problemas con gas, otros que los respiraderos no funcionaban, nadie estaba tranquilo… pero lo cierto es que la necesidad era mayor.
“Una manguera estaba fallando, de hecho ese día no queríamos trabajar por eso, pero todos dijeron que había que trabajar para que nos pagaran”, asegura Mario Alcalá, el hermano de Pedro y Héctor, muertos en la explosión y quien prefirió no arriesgarse al igual que otros trabajadores.
El poco dinero que ganaban servía para sostener a sus familias, el pago a destajo era la opción más atractiva.
Estar bajo tierra durante horas en una zona donde las temperaturas alcanzan 38 grados en la superficie, con pago sujeto a la cantidad de mineral que se extraiga, sin seguridad social en muchos casos y con incertidumbre de no saber si se sale o no, es para muchos la única opción.
Prometen apoyo
¿Qué otorgará el Gobierno del Estado a las familias de los mineros fallecidos en Múzquiz?
Una pensión de subsistencia que incluye educación hasta la universidad para los hijos de los mineros.
Acceso a todos los programas sociales.
Aportaciones económicas a las parejas de los mineros, para que puedan iniciar negocios.
Gestiones y apoyo en otros rubros como vivienda.
Rubén Moreira: ‘Hay que incrementar medidas de seguridad’
Édgar González.
MÚZQUIZ.- El gobernador Rubén Moreira inició acciones para que las tragedias en la Región Carbonífera de Coahuila no vuelvan a repetirse, y para ello pidió a la Secretaria del Trabajo y Previsión Social, Rosalinda Vélez, que se acelere la convocatoria para la formación de un grupo de coordinación con los tres órdenes de gobierno.
Rubén Moreira llegó ayer al lugar en donde siete mineros fallecieron tras la explosión en un “pocito” (mina) de carbón, y ofreció a las familias de los fallecidos apoyo en becas de educación, para que inicien un negocio y gestiones en vivienda y otros aspectos sociales.
El Gobernador planteó tres puntos claves para mejorar la seguridad de los mineros que laboran en las minas de carbón: la coordinación entre los tres órdenes de gobierno, destrabar los gravámenes para que pueda extraerse el gas grisú (asociado al carbón) y que se incrementen las inspecciones en las minas.
“Es una tragedia que enluta a varios hogares (...) A mí me gustaría en lo personal que la explotación de los pocitos terminara, pero mientras que los legisladores deciden eso, tenemos que incrementar las medidas de seguridad”, dijo.
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