viernes, 24 de agosto de 2012

En peligro de destrucción, más de siglo y medio de historia de la SEP: expertos

Patrimonio amenazado

Traslado al Edomex pone en riesgo más de 92 millones de folios, alertan

Contienen datos sobre Vasconcelos, Frida Kahlo y otros personajes

Karina Avilés

Periódico La Jornada
Viernes 24 de agosto de 2012, p. 2

El 5 de septiembre comenzará el traslado de más de 92 millones de folios del archivo que contiene la memoria histórica de la Secretaría de Educación Pública (SEP) a lo que fue una bodega del Palacio de Hierro ubicada en Tlalnepantla. Para el ya menoscabado acervo –“60 por ciento de los documentos” presentan alto deterioro–, esta sexta mudanza representa un peligro de “destrucción”, alertan integrantes de la comunidad de historiadores, así como trabajadores del invaluable espacio.

Entre sus viejos anaqueles y las hojas amarillentas de papel cebolla que parecen a punto de desmoronarse se puede conocer, por ejemplo, la comunicación de renuncia del fundador de la dependencia, José Vasconcelos; el “aviso” de que la profesora de dibujo Frida Kahlo “no se presentó a dar clase” en su escuela o la protesta de Diego Rivera al cargo de “pintor decorador de las obras emprendidas” por la institución.

Contiene documentos que datan de 1850 a nuestros días. Se integra por dos grandes partes: el histórico y el de concentración. En este último se resguardan los expedientes del personal administrativo y docente que ha laborado para la secretaría. En total, está constituido por 92 millones 886 mil folios, 40 mil 578 cajas y 2 millones 180 mil 805 expedientes.

La caja identificada con la letra V-I guarda el expediente del autor de La raza cósmica. En las 38 hojas que lo forman hay una muy especial, marcada con el número 22. Es la hoja de filiación del maestro oaxaqueño, en la que se incluyen sus características físicas: “Estatura: 1.62 mts. Color: blanco. Color del pelo: castaño O. entrecano. Amplitud de la frente: grande...”

En la caja de Frida, la K-I, está parte de su historia como maestra, sus descuentos por faltas, sus licencias, su “cese por no haber reanudado sus labores” y hasta la gestión para que “se haga efectivo el pago de sus sueldos del 1o. al 13 del propio mes (agosto de 1954), al Sr. Diego Rivera, esposo de la finada”.

Ahí “habitan” los grandes personajes que forjan la historia nacional: Jaime Torres Bodet, Daniel Cosío Villegas, Narciso Bassols, David Alfaro Siqueiros, Silvestre Revueltas, José Pablo Moncayo, Guadalupe Posada, Rafael Ramírez, Eulalia Guzmán, Ignacio Manuel Altamirano, Francisco Montes de Oca, entre una lista interminable de expedientes personales.

La historiadora y especialista en investigación educativa del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional Elsie Rockwell advierte que este archivo ha sido tratado por las autoridades bajo un criterio de “bodega” de la SEP.

Eso, pese a que su valor resulta indispensable no sólo para la historia de la educación, sino para la de México, pues es uno de los más completos y representativos de todos los poblados del país, indica la experta.

En 13 días más, el archivo sufrirá lo que será su sexto traslado. Ahora será enviado a una bodega de 50 mil metros de construcción ubicada en Sor Juana Inés de la Cruz número 33, en Tlanepantla, estado de México. De acuerdo con personal de este lugar, el extenso almacén pertenece al empresario Alberto Cojab Sacal, familiar de Miguel Moisés Sacal, bautizado como el Gentleman de las Lomas, quien le dio una golpiza a un valet parking y luego tramitó varios amparos apoyado por el ex procurador del estado de México Alberto Bazbaz Sacal para evitar ser detenido.

Dicho personal calcula que la renta mensual será de “por lo menos 5 millones de pesos”. Y asegura que tienen la orden de tener todo listo para el 5 de septiembre, cuando comenzará el traslado, que se iniciará con el archivo de concentración. Añade que “la SEP traerá acá no sólo estos archivos, sino también el de profesiones, el los libros de texto gratuitos y otros. En total son seis”.

La bodega, antigua fábrica de las muñecas Lili y, luego, almacén del Palacio de Hierro, también fue rentada por la Secretaría de Salud en “tiempos de la influenza” –cuando era el titular de esa dependencia el actual secretario de Educación Pública, José Ángel Córdova Villalobos–, ya que se utilizó para almacenar los productos que sirvieron para hacer frente a la enfermedad, indicaron. De hecho, todavía hay una placa en la reja que dice: “Ssa”.
“Desgraciadamente, el archivo ya no aguanta otro traslado”, apunta cabizbajo uno de los integrantes del Archivo de Concentración e Histórico de la SEP, aún situado en Wilfrido Massieu 795-B, colonia Industrial Vallejo.

Actualmente se encuentra en lo que fue una fábrica de ropa interior y su deterioro ha sido gradual después de los numerosos traslados. El primer inmueble que ocupó fue el de Río Consulado 505-A. De ahí fue cambiado a Academia 7, Centro Histórico. Después se reubicó en Fresno 15, para luego ser trasladado a la calle Ferrocarril de Cuernavaca, donde sólo estuvo una semana. De ahí fue mudado a Cinco de Febrero 137 para ser desplazado a su actual ubicación –que pronto será modificada–, señala Carlos Carrizales Barreto en una semblanza histórica del archivo.

Es tal su riqueza que mucha de la información aún es inédita, pese a que los documentos constituyen fuentes primarias, señala la historiadora del Cinvestav Verónica Arellano.

Entre sus colecciones destacan las siguientes: Personal sobresaliente, Misiones culturales, Antiguo magisterio, Educación y cultura indígena y Bellas artes, así como revistas de enorme valor, como El Maestro Rural.

Además cuenta con una fototeca con material de muchos de los personajes señalados, pero “más de la mitad sigue en negativos porque no tienen los aparatos para hacerlos positivos”, lamenta Daniel Castillo Santander, autor de libros de texto de historia para educación básica.

La otra razón de su deterioro obedece a que no cuenta con los mínimos requerimientos para su conservación desde que se creó en enero de 1980.

Trabajadores del archivo que piden el anonimato por temor a represalias revelan que por falta de recursos y el “abandono en que lo ha tenido la SEP”, el único medio para mantenerlo es una veintena de extractores que se echan a andar cuando el espacio “se calienta mucho”.

La otra medida es “recomendar” a los usuarios que ocupen guantes, cubrebocas y que no maltraten los documentos, pero ellos tienen que llevar los guantes. No hay más.

Por si fuera poco, en cuestiones de seguridad, tanto para el personal como para los expedientes, “las alarmas de incendio no funcionan; es más, la alarma símica tampoco sirve”. Y las lámparas que hay en el espacio dan una sensación “parecida a las que hay en los puestos de carnitas”.

Verónica Arellano expresa que no se conocen siquiera las especificaciones mínimas para mantenerlo, a lo cual se suma la falta de un debido ordenamiento conforme a una catalogación. “Estamos a la buena de Dios”, comenta otro trabajador.

Sin embargo, muchos de los trabajadores del archivo han hecho lo que está a su alcance para cuidarlo. Por eso saben que un traslado más significaría, como advierte la historiadora Elsie Rockwell, el “peligro de todo: de pérdidas completas” de documentos y de la desorganización de la clasificación de los mismos.

Así pasó en la última mudanza, de 2007, cuando fue desplazado de la calle Cinco de Febrero al norte de la ciudad. En esa ocasión, cuentan trabajadores, muchas cajas quedaron “lastimadas, se desfondaron; los expedientes andaban por todos lados” porque el desplazamiento no se realizó bajo los lineamientos establecidos para un acervo histórico. “Fueron de apoyo los transportes que dependen de la SEP y otros compañeros ayudaron, pero el manejo no fue el adecuado”.

La pasante de doctorado de la Universidad de Texas, en Austin, Claudia Carretta Beltrán escribió un informe de aquel traslado en el que da cuenta de que las “autoridades de la SEP no conocen el valor” del archivo histórico “y no miden las consecuencias para los documentos de una mudanza apresurada y desorganizada”.

Hoy, dicen algunos empleados, estamos en contra de otro “cambio golondrino por el que después de otros cinco años nos manden otra vez a volar”.

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