Viernes, 31 de agosto de 2012
Hay algo que distingue a la fábrica de Syed Faizul, en Dhaka, Bangladesh, de la gran mayoría de factorías que pueblan el resto del país: las prendas que aquí se crean no tienen por destino Estados Unidos o Europa, sino China.
De hecho, le creciente demanda desde el gigante asiático le ha permitido a Faizul respirar con alivio ante la caída de pedidos desde los mercados tradicionales.
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"Hace unos años sólo el 5% de la producción de mi compañía iba al mercado chino. Ahora ha subido hasta el 20%", dice.
Y espera que esa cifra crezca aún más en los próximos años.
Menos costos de producciónChina es el líder global en fabricación y exportación de ropa.
Desde ese punto de partida podría sorprender que cada vez más empresas chinas estén recurriendo a Bangladesh para abaratar los costes de producción.
"En momentos en que las economías occidentales atraviesan una recesión, países asiáticos como China, Japón e India se abren a nosotros"
Siddiqur Rahman, Asociación de Bangladesh de Fabricación y Exportación de Ropa
Según Rosa Dada, de la compañía china de ropa Four Seasons Fashion Limited, las compañías de China han dejado de ser competitivas debido al aumento de los salarios de los trabajadores y a un acentuado aumento de los costos generales de producción.
Dada, que tiene 20 años de experiencia al frente de su firma, visitó recientemente Bangladesh en busca de oportunidades de negocios.
"En mi empresa en China, el salario de los trabajadores ha ido aumentando regularmente durante los últimos años", afirma.
"Se han alcanzado los US$400 o US$500 al mes por trabajador. Si continúo fabricando allí, nuestro negocio se acabará", asegura.
"El salario medio en Bangladesh para un trabajador de una empresa de ropa sólo oscila entre los US$70 y los US$100. Si fabrico aquí, mis precios serían mucho más competitivos".
Según algunas estimaciones de fabricantes chinos, producir en Bangladesh puede llegar a abaratar los precios en alrededor de un 10% o 15%, dependiendo de la categoría del producto.
Otra ventaja
La mayoría de las trabajadoras vienen de zonas rurales.
Otra de las ventajas de las que disfruta Bangladesh, según información recogida por el corresponsal de la BBC en Dhaka, Ethirajan Anbarasan, es que más del 90% de los productos que fabrica el país pueden ser exportados a China libres de aranceles.
La combinación de salarios bajos y ventajas arancelarias lleva a pronosticar que los pedidos desde China tendrán un despunte en los próximos años.
Ya el año pasado llegaron a los US$100 millones, una cifra modesta pero alta comparada con los US$19 millones de hace apenas algunos años.
Ahora, los empresarios de Bangladesh esperan alcanzar los US$500 durante el próximo lustro.
"En momentos en que las economías occidentales atraviesan una recesión, países asiáticos como China, Japón e India se abren a nosotros", comenta Siddiqur Rahman, vice presidente de la Asociación de Bangladesh de Fabricación y Exportación de Ropa.
Riesgos, Pero también hay temores a que Bangladesh no logre cumplir su potencial de crecimiento, apunta Anbarasan.
La inestabilidad política así como la precaria infraestructura del país son dos factores de peso que han preocupado a los empresarios de la industria textil.
Bangladesh espera que los salarios bajos atraigan una mayor demanda china.
Además, en meses recientes ha habido violentas protestas de trabajadores en demanda de mejoras de las condiciones laborales y salarios más altos.
Según los activistas, los obreros de la industria de la indumentaria de Bangladesh están entre los peores pagados del mundo en ese sector.
Y a raíz de una campaña desde Occidente para mejorar los sueldos, grandes compañías como GAP y Walmart instaron a las fábricas del país a aumentar las remuneraciones.
Pero los empresarios temen que eso afecte a su competitividad.
A medida que el país trata de posicionarse como una alternativa más barata a China, las condiciones laborales de los trabajadores tendrán un mayor escrutinio.
Quienes toman decisiones en la industria tendrán que encontrar el equilibrio entre la competitividad, las demandas laborales y las necesidades de los clientes extranjeros.
Y ese será el gran desafío para el sector.
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