lunes, 27 de agosto de 2012
Peligran petrogrifos en el desierto de Coahuila
Fuente: Jesús Peña
27 agosto 2012
A media hora de Saltillo, un llano alberga en sus rocas escenas milenarias que ni el INAH conoce y que hoy están siendo amenazadas por el desarrollo urbano
Saltillo, Coahuila. En los entresijos del desierto del sureste de Coahuila un tesoro arqueológico, único en su género, está en peligro de desaparecer. Se trata de un valle que guarda vestigios grabados en piedras por las manos de indios nativos y que las máquinas del hombre moderno amenazan con destruir.
Son más de mil años de historia labrados sobre una cordillera de rocas en la que se alzan, lo que parece fueron, un centro ceremonial y un observatorio astronómico, que sólo era dado visitar a los chamanes, brujos, jefes o antiguos médicos de los grupos indios de la región. Pero hoy esta joya milenaria, situada entre Saltillo y General Cepeda y limitado por la comunidad de La Florida y la pequeña propiedad llamada Rincón del Toro, ha sido alcanzada y profanada por la civilización. Y si nadie hace algo en el corto plazo este sitio podría quedar convertido, simplemente, en un llano para el cultivo de nuez, tal vez un fraccionamiento con cabañas de lujo o un parque industrial. ¨Aquí veíamos flechas, metates, chimeneas, chuzos, pero ahorita ya los enterraron con esa huerta de nogales que hicieron y parece que van a hacer otra más allá o un fraccionamiento.
¨Esa máquina se llevó mucho de lo que había aquí, las piezas estaban expuestas y las máquinas las enterraron¨, el que habla es Rufino Rodríguez Garza, investigador independiente de arte rupestre de Coahuila, con más de 30 años de experiencia. Se teme que en breve tiempo esta depredación llegue hasta los macizos de rocas grabadas con escenas milenarias de guerra entre indios; y motivos de género (mujeres), que nada más en este lugar, debido a las características de su piedra, una piedra arenisca, lisa y suave, es posible apreciar.
¨Son recursos no renovables, ya no tenemos indios que nos vuelvan a hacer flechas ni lanzas ni grabados ni pinturas ni geoglífos. Hay que cuidarlos. ¨No solamente es patrimonio de Saltillo, de General Cepeda, de Coahuila, de México, es patrimonio de la humanidad¨, advierte Rodríguez Garza, un mediodía que hemos venido para recorrer este valle que, junto con otras riquezas arqueológicas, ha colocado a Coahuila como una potencia mundial en arte rupestre.
¨En el sur de Coahuila hay muchos grabados y algo de pinturas: en el norte hay muchas cuevas, tumbas y pinturas¨. Acompañan el safari José Guadalupe Robledo Guerrero, periodista y estudioso amateur de arqueología coahuilense, y su hijo Arturo.
El sol, que ha quemado hasta las plantas del desierto (nopal y lechuguilla) que antes se pensaba eran la más resistentes a la sequía, calcina a la expedición que hace rato se ha internado en esta zona rica de petroglifos. ¨Para empezar se hicieron unas huertas, eso no estaba y a la loma aquella ya están rascándole para fraccionar¨, advierte Rufino Rodríguez, mientras caminamos por un páramo hacia la cordillera de petrograbados. Más allá señala un oasis en medio del paisaje desértico donde corre un arroyo ( el de Patos, que nace en la Sierra de la Catana) de aguas todavía cristalinas y una loma en la que resalta una piedra con una escena ¨muy simpática¨ que más tarde apreciaremos.
¨Mientras se acerque la civilización van a acabar con estos vestigios que son muy bonitos¨, insiste. Y adelanta que en el recorrido veremos además algunos grabados de género, considerados únicos, tomando en cuenta que la mujer era muy poco representada en este tipo de arte. Seguimos la travesía devorados por el valle del que cuenta Rufino fue asentamiento permanente de tribus de indios, tal vez Pachos, quienes fueron los naturales que encontraron los primeros europeos que arribaron, y que aquí tenían el agua a la mano. Avanzamos.
En el llano donde a lo cerca se ve a una manada de toros bravos paciendo, cae un sol de justicia y el viento rostiza en ráfagas la piel.
Rufino, quien casi todos los fines de semana sale a recorrer el estado en pos de nuevos hallazgos, descubre entre el lomerío una extraña construcción colorada y circular que tiene la forma de un hongo y en la cima un cráter como de volcán. Es, dice, un horno que data de la época de la Colonia y en el que se quemaban las piedras para obtener cal, una especie de cemento hecho a base de agua, arena y cal (argamasa),con el que se levantaron muchos de los edificios de ese tiempo. Y añade que él ha contado en este valle de petroglifos unos 20 hornos como éste, que comúnmente eran erigidos a las orillas de los arroyos.
La hondonada protegida por la muralla natural de rocas grabadas es hábitat aun, mientras la voraz civilización lo permita, de animales como el tlacuache, venado, liebre, conejo, coyote, faisán, águila, zopilote y pájaro carpintero.
Nos aproximamos al arroyo de aguas limpias, que los campesinos de la zona usan para regar, y cuyo murmullo se funde a ratos con el bramido incesante del viento. ¨Es lo más parecido que tenemos a un río en el sureste y los indios lo aprovechaban porque siempre hay agua, hasta en las épocas más duras de sequía hay agua, eso es bueno porque permite que haya flora y fauna¨, ilustra Rufino.
El paisaje es una acuarela de huizaches, mezquites, lechuguillas, pitayas, palmas y granjenos, los árboles más altos de este lugar y que dan un fruto delicioso del mismo nombre. Se dice de este paraje, descubierto por un campesino de General Cepeda llamado Alberto Moreno, que incluso es todavía más antiguo que Saltillo porque fue a aquí donde llegó primero Francisco Cano al mando de una avanzada de 17 gentes provenientes de Mazapil, Zacatecas, en 1568.
¨Por aquí pasaron, antes de colonizar el sur, las cinco o seis migraciones que tenían que ver con la raza mexica y además aquí vivieron. Eran campamentos de los indios, barriales…¨, precisa el periodista José Guadalupe Robledo Guerrero. Nos encontramos al fin en la punta de una de las lomas formadas por petroglifos.
Para llegar hasta aquí hemos debido escalar entre arbustos espinosos sobre una pendiente de arena floja y filos de rocas. Rufino nos muestra ahora uno de los grabados más valiosos e impresionantes del sitio: es una piedra que tiene plasmados en el centro tres indios fuertemente armados, con tocado de plumas en la cabeza, lo cual evidencia su categoría de jefes. Portan, los tres, flechas y lanzas. La roca, apunta el explorador, parece ya agrietada por efecto de la erosión. Y explica que este grabado recrea una escena de guerra entre jefes de alta jerarquía.
Las lanzas, los arcos y las flechas de estos personajes lucen muy detallados. Rodríguez Garza dice que estos dibujos deben tener entre 800 y mil años y aprovecha el momento para hacer un llamado de atención en torno a la conservación de este tesoro arqueológico:
¨El INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia), es el que debería de estar haciendo levantamientos, registros, fichas y ensayos. El INAH no ha hecho un trabajo aquí¨.
Caminamos entre la espinosa y resbaladiza cordillera hasta topar con otro pedrusco en el que se labró, para la posteridad, otra escena de guerra, esta vez entre indios y jinetes españoles.
La pieza es, por supuesto, Colonial y tiene más de 500 años. ¨Fue como representaron los indios a los españoles, unos iban a caballo. Ahí está otro indio con arco y flecha. Mira qué bello el dibujo del jinete, trae hasta lanza¨, interpreta.
Y hace notar, dentro del pasaje, la figura como de mujer con falda. Toda una joya del arte rupestre de género. Sobre cómo fueron esculpidas estas figuras en la roca, el gambusino de arte rupestre, explica que los indios utilizaban una piedra a modo de cincel y otra como martillo para ir forjando parte de su historia y cultura.
Durante el descenso por la montaña de petroglifos Rufino hace notar los estragos que ha hecho la sequía en las lechuguillas y otras plantas científicamente reconocidas por su resistencia al clima duro del desierto.
¨Para que estén así de picadas es que la sequía está dura¨. Más adelante Rufino señala otra piedra en la que se observa grabada la escena en la que un indio secuestra a una mujer.
En la alegoría se ve también a un jinete que lleva una albarda de tres picos. ¨Los españoles mataban a muchos indios y les dio a los indios por secuestrar niños y mujeres¨, refiere el investigador. Y advierte que escenas como ésta son muy difíciles del encontrarlas en otros lugares. ¨Es la única escena de guerra grabada, hay escenas de la Colonia pintadas, pero esta es grabada.
Si te fijas es una escena completa donde hay caballos, indios muertos, indios atacando a los españoles, españoles con espadas, caballos, se nota muy bien el freno, el secuestro.
Es una escena muy rara, muy exquisita¨. La ocasión es propicia para hablar de la bravura que caracterizó a los indios del norte, a quienes los españoles tardaron en pacificar más de un siglo, a diferencia de los nativos del resto del país que fueron sometidos en sólo dos años.
Bajamos otra vez al valle y nos dirigimos a otro punto de la cordillera. De nuevo a escalar entre arbustos espinosos, filos de rocas y pendientes casi verticales.
Este sitio, instruye Rufino, es también uno de los más ricos en grabados abstractos, pero además de género, es decir, grabados en piedras donde aparece la figura femenina. Antes Rodríguez Garza, quien es poseedor de una colección de más de 45 mil fotografías sobre arte rupestre de Coahuila, indica un petroglifo que muestra el grabado de una lucha cuerpo a cuerpo de españoles con un indio.
¨Son de esos dibujos muy raros que hemos encontrado aquí¨.
Después muestra un petrograbado en donde se ve lo que parece ser la figura de una mujer dando a luz y luego otra roca labrada con un dibujo masculino humano con varias esferas volando en torno de su cabeza y que asemeja a un malabarista como esos que vemos en los cruceros.
¨No es frecuente encontrar lugares con tantos motivos humanos¨. Rufino aclara que sólo a los chamanes, jefes, brujos u hombres de medicina de las tribus, les estaba permitido realizar este arte.
¨No lo hacía cualquier indio…¨, puntualiza.. Lo más seguro es que estos fueran lugares con determinada vocación, donde se practicaban ritos de casería, de fertilidad, de tránsito… ¨Para joven que pasaba de la edad adolescente a la adulta o se hacía guerrero, se realizaban algunas ceremonias especiales, los retiraban de la tribu y venían a estos sitios consagrados para ellos¨, comenta Rufino Rodríguez.
Al final de la excursión subimos a otra cordillera de petroglifos enormes que exhibe en el centro una formación, tal vez un centro ceremonial, parecida a una gran cuenca en la que, especula, el estudioso amateur de arqueología coahuilense, José Guadalupe Robledo, se captaba el agua de lluvia y los chamanes ascendían para realizar sus rituales consumiendo peyote.
En algunas de las piedras cercanas a este lugar que, se dice, pudo haber sido también un observatorio astronómico, se aprecian además grabados con motivos de cazadores con arco disparando a venados de grandes astas.
¨Se requiere de imaginación, combinada con la interpretación. Son las primeras escrituras, de alguna manera es un mensaje que ahí está. A lo mejor no sabemos interpretarlo, pero es un mensaje¨, declara Rufino Rodríguez. Y refiere que estos grabados se realizaron también hace más de mil años.
El viaje por este valle histórico a través de los petroglifos ha concluido y Rufino dice que en poco tiempo podría ser uno de los últimos si dejamos que la civilización acabe por completo con este lugar
Lo desconoce el INAH
Entrevistado sobre el tema José Francisco Aguilar Morales, delegado del INAH en Coahuila, aseguró no tener conocimiento de la existencia de este sitio de petroglifos en General Cepeda.
¨Nunca los había visto, es la primera vez¨, declaró después de revisar las fotografías de los petrograbados captadas por SEMANARIO en este lugar. Pero aseveró que, dado el tipo de figuras, podría tratarse de grabados modernos. ¨Híjole… están muy fantasiosos, yo tengo mis dudas de que sean originales o alguien los … A mí me queda la duda, apenas los especialistas…¨, apuntó.
Coahuila y su riqueza arqueológica
• El Instituto Nacional de Antropología e Historia tiene registrados más de de 10 mil sitios arqueológicos en Coahuila
• Prevalecen, en primer lugar, los petrograbados, y después las pinturas rupestres.
• Coahuila ocupa además entre el tercero y cuarto lugar, a nivel nacional. en sitios con petrograbados
La ruta de los petroglifos
• Narigua, en General Cepeda, es el sitio de petrograbados más importantes de todo Coahuila
Además de
• La Lomita
• Paredón
• Presa La Mula
• La Lomita
• Nacapa
• La Loma Pintada
• Ejido San Francisco
• La Cueva del León, en Ramos Arizpe
• Estación Marte
• San Rafael de los Milagros
• Arroyo Pato, en Parras
• San José de las Piedras, en Ocampo
• El Hundido, en Cuatrociénegas
• Los Pericos
• La cueva del Tabaco, en Matamoros
Las acciones
Actualmente el INAH lleva a cabo acciones de conservación de petrograbados en el sitio de Narigua, a través de un programa de empleo temporal auspiciado por SEDESOL Federal y que da trabajo a unos 20 habitantes de este ejido.
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