martes, 13 de enero de 2009

Regresa del silenciamiento

JENARO VILLAMIL

Para Carmen Aristegui, el acto de censura que hace un año la sacó de W Radio fue parte de un retroceso democrático: en la medida en que Vicente Fox tiraba por la borda las posibilidades democratizadoras de la alternancia en el poder, Televisa canceló el impulso inicial de apertura informativa. A unos días de su retorno a la radio, en MVS Noticias, la periodista repasa los efectos de aquel "silenciamiento" en la sociedad mexicana, alerta sobre el nuevo papel de gran elector que pretende arrogarse Televisa y describe su nuevo proyecto.

El momento de apertura informativa que ocurrió en el año 2000, al inicio de la alternancia política, "se diluyó, se dilapidó" y con él se perdió "la urgencia de tener medios electrónicos abiertos, democráticos", advierte la periodista Carmen Aristegui.

"Todo parece indicar ahora que Televisa está decidida no sólo a influir, sino a decidir quién va a ser el próximo presidente de la República", y esto constituye "un problema mayúsculo" para el ejercicio de la crítica y de la información en los medios de comunicación masiva, agrega en entrevista.

Un año después de su abrupta salida de la estación W Radio -por "diferencias editoriales", según la versión oficial de Televisa y de su socio español Prisa- y en vísperas de su retorno como conductora en la emisión matutina de MVS Noticias, en la estación 102.5 FM, el lunes 12 de enero, Aristegui habla de esa oportunidad perdida, sobre el "silenciamiento" del proyecto informativo que ella encabezó en Televisa Radio y de las tentaciones de poder que prevalecen en la principal televisora del país.

Con una nueva "adrenalina periodística" para encabezar el noticiario de cuatro horas diarias en MVS Noticias, Aristegui reconoce que es "atípico" que tardara un año en volver a la frecuencia comercial de la radio, pero subraya que es importante "mantener el registro" de lo que ocurrió porque "el silenciamiento de ese proyecto noticioso generó un fenómeno que creemos importante para la revisión de los medios en México".

Con el eslogan "A las cosas por su nombre", la primera parte de la campaña de promoción sobre el retorno de Aristegui a la radio recuperó en tres tipos de desplegados diversos artículos, reportajes, caricaturas y cartas de protesta que se publicaron en los medios impresos para denunciar la censura al equipo que encabezó en la emisión matutina de Hoy por Hoy.

Para la periodista, esta campaña tuvo tres razones fundamentales: recordar el hecho, darle el valor que tuvo en la opinión pública, y agradecer la reflexión y el cuestionamiento expresado por las distintas audiencias.

"Fue un ejercicio de reflexión muy amplio, enriquecedor sobre lo que pasa en los medios electrónicos", reflexiona Aristegui.

Sin embargo, aclara: "No me siento ni creo estar en una situación de contemplación de lo que ocurrió, pero eso no significa que no se valore. Es el rescate de la memoria con fines constructivos. Es volver a inyectarnos a nosotros mismos un ánimo bastante estimulante para hacer lo que queremos hacer".

Las mentiras de Prisa

Aún ahora, tanto Televisa como Grupo Prisa y el gobierno federal rechazan tajantemente que la cancelación del programa radiofónico de Aristegui, que tenía uno de los mayores índices de audiencia, implicara un acto de censura.A un año de haber concedido a Proceso (edición 1628) la única entrevista que dio para explicar lo sucedido, la periodista confiesa:

"Yo misma había decidido no dar ninguna entrevista. Me parecía que era suficiente con lo que habían explicado personas como Lorenzo Meyer, Denise Dresser, Monsiváis, Crespo o Zepeda Patterson.

"Me decidí darle la entrevista a Proceso porque Prisa, particularmente Prisa, hizo cosas que no se atrevería a hacer en España, como mentir. Cuando supe de las versiones que estaba difundiendo Prisa, me sentí totalmente indefensa. Ellos decían de mesa en mesa que yo quería vetar a las empresas que habían atacado a Andrés Manuel López Obrador en la campaña electoral, entonces decidí desmentir."

-¿Cuál fue el detonador principal: las mentiras de Prisa o el silenciamiento por presiones gubernamentales y de Televisa?

-En realidad, el detonador fue el enojo que me causó que Prisa estuviera difundiendo versiones mentirosas en los círculos intelectuales y académicos sobre los cuales tiene influencia en México, que no son pocos. Me dañó enormemente y me sorprendió que Prisa hiciera algo así. Y Prisa, en España, debería saber quién representa al grupo en México porque en su nombre hizo cosas que van en contra del prestigio, de la fuerza, de la importancia que tiene Prisa a favor de la democracia en su país. En el caso mexicano, su conducta fue lamentable.

Hace un año, el representante del Grupo Prisa en México era Juan Ignacio Zavala, responsable de las operaciones comerciales de El País bajo las órdenes de Antonio Navalón. Zavala renunció a Prisa y fue designado coordinador de Asuntos Especiales del PAN por el presidente de ese partido, Germán Martínez. En W Radio, Daniel Moreno era el responsable de la parte editorial por la parte del consorcio español.

-¿No estás salvando ahí la responsabilidad de Televisa?

-No, porque Televisa pidió mi cabeza y Prisa decidió entregarla. Tengo la conciencia tranquila y sostengo que el asunto tuvo que ver con el cambio de condiciones en la autonomía editorial. Cuando yo les dije que me pusieran esas nuevas condiciones por escrito, no se atrevieron. Fue una determinación unilateral que cambió las condiciones previas de autonomía. Claro, se esperaron, muy mañosamente, a que se terminara el contrato previo.

-¿Por qué esta salida fue distinta a la que viviste antes en Grupo Imagen?

-En algo se parece a la salida de Grupo Imagen porque estuvo vinculada a temas editoriales. Sin embargo, en este caso y en esta ocasión el efecto que causó fue definitivamente mayor. En aquella ocasión tuvo que ver con la transmisión de un programa sobre el padre Marcial Maciel en el programa Círculo Rojo (en el Canal 2 de Televisa). El conflicto mayor fue precisamente con Grupo Imagen. Ahora lo sé con mayor claridad, ahí había muchos legionarios. En el fondo es el mismo caso, porque esta vocación por el tutelaje editorial parece que está bastante acendrada.

-¿En todos los medios electrónicos?

-Al menos en los que me han tocado. Para nosotros fue muy dura la salida de W Radio porque veníamos con un muy buen vuelo. Teníamos una racha muy importante de asuntos que habían tenido cierta repercusión, como el caso de Lydia Cacho, las llamadas del Góber Precioso, el tratamiento informativo de la denuncia judicial en Los Ángeles contra el cardenal Norberto Rivera... Habíamos logrado lo que para un grupo de periodistas es altamente deseable: la adrenalina periodística.

"El debate sobre la Ley Televisa para nosotros fue un tiro muy duro. Eso de la soga en la casa del ahorcado no está fácil y uno también tiene sentido de supervivencia. Sin embargo, el asunto tenía pertinencia periodística. El que no lava los platos no rompe la vajilla y, en este caso, como equipo de periodistas era muy estimulante estar convencidos de que teníamos que poner por delante el derecho de la audiencia a estar informada."

Alternancia frustrada

Hubo un momento en que Televisa y Prisa aceptaron respetar la autonomía editorial de Carmen Aristegui.

"Ese convenio se dio precisamente en el momento en que llegó la alternancia, con el triunfo de Vicente Fox. Había un ánimo fundacional en el país. No teníamos la menor idea de lo que iba a pasar con el foxiato. Ese es el período en el que Televisa se abre, replantea sus noticiarios, hace cosas insólitas, como transmitir la entrevista de Julio Scherer García con el subcomandante Marcos en el Canal 2. Esa estampa fenomenal, insólita, era un signo de que Televisa quería que las cosas fueran distintas porque evidentemente había un mandato de la población de que tenían que cambiar.

"Televisa estaba necesitada de credibilidad y Prisa quería entrar al mercado mexicano después de varias experiencias frustradas. Vimos ese hecho insólito de que dos gigantes de la comunicación se asociaran al 50% cada uno. En el convenio, Pisa organiza los contenidos editoriales. En ese momento, muchos, incluyéndome, pasamos por alto las letras de la ley que específicamente dicen que los extranjeros no pueden ser los que controlen el ámbito editorial en los medios electrónicos. ¿Qué pasa en el camino? Nos invitan a participar a Javier Solórzano, a Carlos Loret y a mí, y nosotros organizamos en el convenio una barra informativa."

-¿Cuál fue el momento decisivo para esa experiencia?

-Es cuando va caminando el gobierno de Vicente Fox y todos nos damos cuenta de la traición al mandato democrático. Vimos con toda tristeza cómo ese momento de la alternancia, irrepetible, se dilapidó en tonterías, en cosas que se fueron por la borda, como la nueva Ley Federal de Radio y Televisión, con una intervención tan nociva como la de Marta Sahagún, que descarriló un proceso histórico.

"A Fox todo el mundo, incluyendo los industriales de los medios, le perdieron el miedo y hasta el respeto. Ese imperativo de que teníamos que hacer las cosas de maneras distintas, se diluyó. Muy pronto se acomodó la pareja presidencial a las viejas formas. Fue una reedición ranchera de las viejas formas del priato. Eso fue terrible. Se dilapidó esa circunstancia, y la necesidad de tener medios abiertos, plurales, se fue reacomodando. Lo más triste del sexenio de Vicente Fox fue cómo se volvieron a acomodar de manera grotesca los viejos usos y costumbres."

-¿Fue una restauración o un retroceso en los medios masivos?

-No fue una restauración del todo. Hay cosas peores que el dedazo, como es el fenómeno de Peña Nieto. Aquí debemos estar preocupados por la distorsión que se está dando en la manera en que se transfiere ahora el poder. Por eso me atreví a decir en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal que todo parece indicar que Televisa está decidida no sólo a influir, sino a decidir quién va a ser el próximo presidente.

"(El caso de) Peña Nieto es la construcción de un candidato desde la propia televisora, lo cual es absolutamente terrorífico. Supongamos que todo resulte como piensan y gana en 2012: Peña Nieto será una figura absolutamente sometida a Televisa, con todo lo que ello implica para un país como el nuestro.

"Ante la fragilidad de todo el aparato político, la televisora decide imponer al candidato. El problema es mayúsculo. Y la fragilidad de los periodistas es muy importante. ¿Dónde se está debatiendo, en los medios electrónicos, ese fenómeno de gran trascendencia? ¿Dónde se está debatiendo el significado profundo de que una estrella de la televisora, Angélica Rivera, sea primero la imagen de las campañas de Peña Nieto y después su pareja sentimental, y que Lucerito, ni más ni menos que la representación de la fuerza de la televisora en su cara amable, que es el Teletón, sea la imagen del Estado de México.

"Es un aparato que dificulta, que impide que fluya el ejercicio de la información y de la crítica, particularmente en los medios electrónicos, porque es otra vez, como en el caso de la Ley Televisa, poner la soga en la casa del ahorcado. La principal víctima es la ciudadanía."

-Entonces, ¿ves muy difícil que Televisa vuelva a buscar la credibilidad como uno de sus objetivos principales ante la audiencia?

-Claro. Variaron las condiciones seriamente y variaron las prioridades. La credibilidad de un medio periodístico radica en su distancia del poder político, pero cuando ves que empatan, que es una relación (que depende) de un proyecto mayor, por encima de la credibilidad, es terrible.

"Eso daña a los periodistas y por supuesto a la sociedad y a la audiencia, que ve mermada la información. ¿Qué tipo de información reciben los ciudadanos en la televisión cuando ahí se decide borrar a Creel o cuando tienes presuntas notas informativas, de Peña Nieto o de Ebrard, que evidentemente son pagadas o son parte de una inversión política de la televisora? ¿Qué justifica periodísticamente que Peña Nieto salga todas las noches (en la pantalla) sin una materia periodística? Es obvio que detrás de eso hay una inversión muy grande del Estado de México."

La nueva apuesta

Con base en la campaña de promoción y de memoria sobre el retorno de Carmen Aristegui a la radio, que está dirigida a una opinión pública crítica, se le pregunta:

-¿Esa será la apuesta del nuevo programa en MVS?

-La apuesta es que nos escuche el mayor público posible. No estoy pretendiendo que sólo los universitarios o sólo los periodistas nos escuchen. Espero tener la inteligencia suficiente para ofrecer información, debate, apertura y versatilidad temática. La apuesta es alentar el debate crítico y, sobre todo, tener la claridad de que quien debe mandar es la información.

-¿Cómo vencer la tentación de editorializar en exceso o inducir a las audiencias, como en la mayoría de los programas informativos de la radio?

-Es un buen tema de debate. En los últimos años se ha ido construyendo una industria radiofónica muy marcada por las personalidades. El noticiario está más identificado por el nombre y el apellido del conductor que por la frecuencia. La oferta de Radio Fórmula, por ejemplo, está hecha de muchos nombres porque la condición de la sociedad mexicana ha sido construir figuras.

"¿Qué debe dominar: la fuerza del medio o la persona que está asociada a la información? En México lo que se ha desarrollado es la apuesta por personalidades. Eso no quiere decir que no se reconozca a un equipo periodístico que lo respalde; digo que hay para todos los gustos. El nombre del juego debe ser pluralidad, diversidad y competencia. Hay que reconocer que no es lo mismo ahora que hace 25 años: a pesar de lo que nos ocurrió en W Radio, sería una barbaridad decir que estamos en la misma situación como cuando la Secretaría de Gobernación instruía a los conductores."

-Sin embargo, transcurrió más de un año para que el equipo que salió de W Radio retornara al medio. ¿Qué indica este hecho en las condiciones actuales de la radio comercial?

-Es algo atípico. No lo digo por mí, simplemente que en condiciones de mercado y competencia, algo que tenía una posición buena en las audiencias se hubiera colocado mucho más rápido. Es una señal muy clara de que hay una situación anómala, producto de cómo ocurrieron las cosas, de que ocurrió algo indebido y que no respondía a la lógica del rating, del mercado o del periodismo, sino a la lógica del silenciamiento.

Aristegui precisa que con Multivisión Radio (MVS) negoció un esquema de autonomía periodística que incluye un código ético, para evitar caer en la tentación del "tutelaje editorial". Junto con el noticiario matutino de 6:00 a 10:00 horas que ella conducirá, existirán otras dos emisiones informativas más: la vespertina, de 13:00 a 15:00 horas, conducida por Miguel Ángel Fernández y Claudia Franco, producida por José Luis Guzmán Miyaggi, y la emisión de la tarde, de 17:00 a 19:00 horas, encabezada por Ezra Shabot.

Proceso 11/01/2009

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