viernes, 30 de enero de 2009

Borges es “inagotable”; inspira intensa actividad artística

■ María Kodama, viuda del escritor argentino, comparte noticias y recuerdos con La Jornada
■ Construirán en Venecia un laberinto que formará el nombre del autor de Ficciones, adelanta su heredera
■ “Las palabras expresan los sentimientos y el alma de quien escribe”, señala

Arturo García Hernández


Dentro de su incansable ir y venir como presidenta de la Fundación Internacional Jorge Luis Borges, María Kodama se encuentra de nuevo en México.

La viuda y heredera del autor argentino viene con noticias y recuerdos. Es que Borges es “inagotable” y su obra sigue siendo base e inspiración de una intensa actividad artística y académica en todo el mundo. Y ella tiene que estar al tanto.

Así ha sido durante 22 años, desde la muerte del autor de Ficciones: “Lo hago con todo el amor que le sigo teniendo”.

Kodama vino al país invitada por El Colegio de México (Colmex) para participar en la presentación del libro In memoriam Jorge Luis Borges, coordinado por el especialista Rafael Olea y producto del coloquio llamado precisamente In memoriam: Jorge Luis Borges, realizado en septiembre de 2006, con ocasión del 20 aniversario luctuoso del escritor.

Gusto por el rock

La presentación del libro se llevó a cabo ayer. Horas antes, María Kodama concedió esta entrevista a La Jornada, en la que comparte noticias y recuerdos.

Las noticias son que próximamente se abrirá en Madrid una delegación de la Fundación, para agilizar la atención de asuntos relacionados con la obra borgeana en Europa; que en Argentina se acaba de publicar un libro sobre la relación de Borges con la música y el cine; que en Venecia está por iniciarse la construcción de un laberinto que representa un libro: los pasillos del laberinto forman el nombre de Borges, y tendrá una barandilla en la cual estará escrito en braille; que entre los textos del escritor que permanecen inéditos figura un “borrador” precisamente sobre Venecia, ciudad a la que tanto amaba, y que sus relatos también continúan despertando el interés de cineastas por llevarlos a la pantalla.

De las noticias se desprenden los recuerdos: Borges declaraba tener “sorderas musicales”; le gustaban Bach, Brahms, la música antigua de cámara, la medieval y el rock: los Beatles en primer lugar, también los Rolling Stones y Pink Floyd, en particular el disco y la película The Wall. Dice Kodama que vio la cinta repetidas veces y que los días de su cumpleaños prefería escuchar The wall que el Happy birthday.

Para María Kodama no es extraño que a Borges le gustara el rock y que a los roqueros les guste Borges.

Al respecto, refiere la existencia de una banda de rock en Argentina llamada Cuentos Borgeanos, cuyas canciones citan o parafrasean líneas entresacadas de la obra del escritor.

Encuentro con Mick Jagger

Para ilustrar la empatía entre Jorge Luis Borges y el rock, María Kodama refiere aquel encuentro que tuvieron el escritor y Mick Jagger en el vestíbulo de un hotel de Madrid. Le consta.

El narrador y su esposa esperaban que llegaran a buscarlos para ir a cenar:

“Borges estaba sentado; en ese momento se acerca Mick Jagger, se arrodilla, le toma la mano y le dice:

“–Maestro, he leído y admiro toda su obra.

“Borges, quien ya entonces estaba ciego, pregunta:

“–¿Quién es usted, señor?

“–Mick Jagger.

“Borges se sorprende:

“–¡Mick Jagger! Uno de los Rolling Stones.

“Jagger se sorprende más aún:

“–¿Cómo, usted me conoce?

“–Sí, gracias a María, que le gusta lo que hace.”

Borges –remarca Kodama– “siempre tuvo una linda conexión con la gente joven. Recuerdo los viajes que hacíamos a México, a Estados Unidos, donde íbamos por meses porque él daba unos cursos entonces; los estudiantes lo adoraban”.

Sobre la relación con el cine, la entrevistada recuerda que fue un apasionado del llamado séptimo arte.

Frente a eso resulta irónico que la mayor parte de las películas basadas en textos de Borges han fracasado, salvo Hombre de la esquina rosada.

“Él siempre dijo que la única película que iba a durar era Hombre de la esquina rosada, de René Mugica. La he vuelto a ver después de muchos años y es espléndida.”

Y es que “los cuentos de Borges están armados como una sucesión de escenas, son muy visuales, pero debajo de eso está el sustrato que le dio el conocimiento de la filosofía, y eso uno lo siente al leerlo, pero en el cine sólo queda la imagen, se pierde la esencia”.

Fascinación a edad temprana

María Kodama dice que a ella le hubiera gustado que Ingmar Bergman hiciera una película sobre un texto de Borges: “No sé qué hubiera hecho, eran dos personalidades absolutamente diferentes, pero a Borges le había fascinado El séptimo sello, se sabía diálogos de memoria, y aun siendo tan diferentes quizá había algo esencial en lo que hubieran podido coincidir y lograr algo”.
–Hábleme de usted como lectora de Borges.

–Empecé siendo escucha de la obra de Borges. Tenía cinco años cuando mi padre puso a una señora a que me enseñara inglés, aunque en realidad yo no sé si aprendí, porque lo que ella hacía era leerme en inglés y después me hacía un resumen en español.

“Así me leyó Julio César y Cleopatra, de Bernard Shaw, y así, a los cinco años, escuché por primera vez Dos poemas ingleses de Borges leídos en inglés. Ella me los explicó como se le puede explicar a una criatura de cinco años para que entienda quién era ese señor que escribía esas cosas extrañísimas.

“Me quedé muy impresionada por el tono en que me lo explicó, por lo que me dijo de ese señor que ya era ‘muy mayor’, y por lo que él expresa en esos poemas.

“Quedé fascinada y pensé que me gustaría conocer a ese señor, porque yo sentía una cosa que no podía explicar en ese momento; me di cuenta con el correr de los años, y que es que alguien puede compartir algo muy profundo e íntimo con una persona a la que no conoce personalmente pero la conoce profundamente a través de lo que expresa, porque las palabras expresan los sentimientos y el alma de quien escribe.”

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