lunes, 5 de enero de 2009

Mensajes navideños

Iván Restrepo


Pese a los escándalos que marcan su reinado la última década (de su mezquindad a la hora de la muerte de la princesa Diana a los gastos excesivos, el comportamiento licencioso de algunos de sus nietos y su apoyo a la invasión a Irak), Isabel II sigue siendo el emblema por excelencia de Inglaterra. Desde 1957, ella envía a través de la televisión un mensaje a sus “súbditos” con motivo de las fiestas de fin de año. En el más reciente, admitió que por la grave crisis económica del mundo no es momento de celebración, de felicidad, sino ocasión muy sombría para muchos. Otro mensaje nada optimista fue el de Benedicto XVI. Pocos días después de fijar una de las posiciones más retrógradas e intolerantes sobre la homosexualidad, expresó que la crisis recaerá especialmente sobre los más pobres. Como es costumbre, habló de solidaridad y caridad, pero no de cambiar el injusto modelo de concentración de la riqueza y los recursos.

También en España los mensajes navideños de sus dirigentes mencionan los problemas que la crisis ocasiona a millones en dicho país. Sobran los motivos para no echar las campanas a vuelo esta vez, pues los índices de desocupación son muy altos y el pasado es el peor año en la historia de la bolsa, que perdió 200 mil millones de euros. El mercado inmobiliario se desplomó luego de crecer, anárquicamente, más allá de lo que aconseja la prudencia y afectando, entre otras áreas, a la franja costera con la invasión del ladrillo. La crisis española nos afecta porque México es el paraíso para las inversiones ibéricas, una fuente importante de utilidades, destacadamente en la banca, el turismo y la energía. BBVA-Bancomer es ejemplo de lo anterior.

Para nada alentadores fueron los mensajes de otros dirigentes con peso en el mundo, como los de Francia, Alemania y Japón. Ellos y muchos más reconocen la situación crítica que viven sus países y el mundo. Rompiendo el optimismo que lo acompaña desde que fue electo presidente de Estados Unidos, Barack Obama también reiteró en un mensaje especial a sus futuros gobernados la grave situación económica y social por la que atraviesa la gran potencia, la necesidad de hacer cambios radicales a fin de restituir la confianza y volver a la senda del crecimiento, única forma a corto plazo de rescatar el barco que echaron a pique la irresponsabilidad del señor Bush y los tiburones que manejan las finanzas del vecino país. Obama anuncia que los días futuros no serán fáciles y millones sufrirán en su calidad de vida, en su bienestar, por la caída de la producción y el empleo.

En el campo de la ecología y la conservación de los recursos naturales, las advertencias de líderes mundiales e instituciones relacionadas con el medio ambiente van en un doble carril: por un lado, repiten que la crisis es una oportunidad de cambiar el modelo depredador que distingue a la economía del planeta y hacer un uso racional de las fuentes de energía no renovables, destacadamente el petróleo y el carbón; para lograr sistemas tecnológicos que permitan el uso de las fuentes alternas, como la solar y los biocombustibles. Por el otro, que concentrar todo el esfuerzo en enderezar la economía puede llevar a olvidar el tema ambiental. De ser así, el mundo sufrirá mayor contaminación, una aceleración del cambio climático y un retroceso en el bienestar y la salud de la población.

En México las cúpulas empresariales y eclesiásticas, que apoyaron la elección del licenciado Calderón, por no ser un peligro para México, ahora le reclaman la falta de programas para enfrentar la crisis. Igual hacen las organizaciones obreras y campesinas. Se quejan además del aumento generalizado de precios, de la gasolina más cara que en Estados Unidos; de la desocupación, cuando Calderón prometió ser el presidente del empleo, el crecimiento y la seguridad. El año pasado las muertes violentas fueron casi 6 mil, el doble que en 2007. Los funcionarios, con Calderón a la cabeza, dicen que le estamos ganando la guerra al crimen organizado, que el país está blindado contra la crisis. En fin, Calderón prometió que en 2050 seremos potencia mundial. Sí, pero en desigualdad, injusticia y daños al ambiente.

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