El escritor mexicano parte en la novela de su propia experiencia al acarrear durante años la lápida de su madre en el coche
El escritor Guillermo Fadanelli (Ciudad de México, 1963) ha conseguido con su primera novela de “alma rusa”, como él mismo define a Mis mujeres muertas, el Premio Grijalbo 2012. Cansado por el madrugón obligado para recibir el galardón, impropio de un narrador nocturno como él, Fadanelli reconoce al teléfono que la obra parte de una experiencia personal: el hecho de acarrear en el maletero de su coche durante tres años la lápida de la tumba de su madre sin encontrar el momento de llevarla al panteón.
“La novela trata de la soledad y de la convivencia entre extraños que se da en las grandes ciudades”, dice el escritor. Domingo, el protagonista con la lápida a cuestas, pasa la mayor parte del tiempo ebrio y en sus delirios recita pasajes de novelas rusas y habla con “sus mujeres muertas”.
El premio, dotado con 200.000 pesos (unos 12.000 euros), significa para el autor “dinero sobre todo”, pero también un reconocimiento por parte de otros escritores como Julián Hebert, Eduardo Antonio Parra, Cristóbal Pera y Enrique Serna, que son los que han juzgado la novela. “Lo que me molestan son algunos premios que se dan a novelas y no a obras, que impulsan carreras mediocres y responden a un mercado ansioso que acaba con los lectores al convertirlos en consumidores”.
Fiel a su rebeldía y provocación, señas con las que en 1989 fundó la subversiva revista Moho en México, Fadanelli dice que sigue siendo el mismo que entonces, solo que ahora espera que sus “golpes de viejo hagan más daños que antes”. “Ahora conozco mejor a mis enemigos y sé hacia dónde dirigir mis peleas”. La lista de enemigos se vuelve interminable: personas, empresas o instituciones incapaces de conversar, que pasan por encima de otro, que acumulan riqueza, incapaces de la solidaridad, los hombres de negocios que solo piensan en obtener ganancias… “Tengo más enemigos que libros en el librero”, bromea.
El también colaborador de revistas y diarios estará en Madrid, “por el placer de ir”, el próximo mes de noviembre. “Es la ciudad que me echó a perder, donde me hice viejo”, dice recordando las noches de los ochenta en la capital de España. Pero si hay una ciudad en la vida del escritor es el Distrito Federal. Diana de sus críticas, pero parte de sí mismo. “Yo llamo al DF una mala broma de Dios”. “Por un lado es una droga que te da un horizonte hedonista y placentero, pero también es la ciudad que se sufre, que se lleva encima, que te hace sentir que estás en el centro de un huracán y te empuja hacia el sufrimiento comunal”.
La Ciudad de México también fue escenario de La otra cara de Rock Hudson, novela galardonada con el Premio Nacional de Literatura en 1998. En ella Fadanelli retrata la vida en los barrios más pobres de la ciudad desde la mirada de un adolescente. Su obra, como su lista de enemigos, se alarga con ensayos y cuentos. Mis mujeres muertas, la última novela pero la primera de "alma rusa" por su tendencia a lo trágico y al fatalismo, ya está en circulación en México.
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