sábado, 16 de junio de 2012

Astillero

Julio Hernández López

Peña Nieto cumple con profesionalismo el rol de serena víctima de las pasiones juveniles.

La judicialización como recurso para alargar, enturbiar y eventualmente deponer el desenlace de una elección desde ahora en peligro (PAN y PRI se esmeran en preparar expedientes para litigios conforme a resultados venideros). La consolidación de poderes fácticos transexenales (Televisa y Televisión Azteca-Iusacell) para condicionar y desgastar a un eventual presidente de la República progresista. La siembra descarada de mecanismos para el fraude, con boletas electorales de más y brigadas de profesores y priístas en general en plena compra de credenciales y de compromisos de voto, ante un Instituto Federal Electoral que va consolidando su etiqueta de cómplice a partir de su silencio e inmovilidad.

El Partido Acción Nacional (el tecleador iba a escribir “el josefinismo”, sin reparar en que éste es solamente un estado de gracia en campaña que no decide las cosas trascendentes del PAN, que se marcan y supervisan desde Los Pinos) demanda jurídicamente al PRI por las acusaciones de un proveedor de servicios propagandísticos que desde Estados Unidos alega haber sido víctima de algo así como un fraude por 56 millones de dólares. El partido de tres colores reacciona con rapidez y se dice dispuesto a esclarecer lo que considera un claro intento de chantaje.

Luego, el Revolucionario Institucional revira a las acusaciones de que Francisco Colorado financió actividades del PRI como prolongación financiero-política de Fidel Herrera Beltrán. Decidido a despejar de su cancha cualquier vínculo con Colorado y la historia del hermano de un líder de un grupo criminal que en Estados Unidos se dedicaba a criar caballos y lavar dinero, el PRI planteó que esa riqueza habría ayudado en asuntos de transporte aéreo a la ahora candidata Josefina Vázquez Mota y preguntó sobre beneficios al mencionado Francisco Colorado de parte de Pemex bajo el mandato calderonista.

En tanto, Enrique Peña Nieto cumple con profesionalismo el rol de serena víctima de las pasiones juveniles desbordadas intencionalmente por los malvados promotores del odio y la división sociales: múltiples sospechas de montaje rodean el inusitado episodio de Tepeaca, Puebla, en el que de pronto su guardia pretoriana dejó todo el flanco abierto para que entrara a escena un grupo de presuntos opositores que llegaron a golpear la ventana blindada de su Suburban, mientras una cámara daba cuenta de un anuncio espectacular de AMLO y cachuchas con letreros de Morena. El candidato del PRI desestima el incidente y trata de parecer un benévolo padre de familia que quiere disimular algunos excesos juveniles, pero sus voceros periodísticos cada vez más exacerbados toman el asunto como una muestra de los catastróficos episodios que podrían producirse si los ánimos juveniles contestatarios no son atemperados. Cualquier hecho de violencia política venidero ya habrá tenido el antecedente y la advertencia muy dados a conocer por los medios aliados al peñanietismo. Que conste en actas.

En Oaxaca, el abogado Gilberto López, representante de Morena ante el Consejo local del IFE, continuaba documentando la aparición de miles de boletas electorales sobrantes. Ya antes se había consignado la aparición de 6 mil 319 de esas papeletas extra en Miahuatlán de Porfirio Díaz, (en bit.ly/M9iELf está el acta circunstanciada, en 10 hojas, con firmas de las autoridades electorales y los representantes partidistas que, por cierto, no firmaron las boletas que sí usarán. En ese documento oficial se consigna la distribución, municipio por municipio, que se pretendía dar a esas impresiones excedentes. La numeración de folios, por lo demás, muestra que no fueron errores de impresión cometidos al inicio o final de un tiraje).

Ayer, el abogado López agregó que en el distrito electoral federal 8, de la ciudad de Oaxaca, hubo un total de 4 mil 806 boletas sobrantes, correspondientes a los paquetes para presidente de la República, diputado federal y senadores. En el 3, con cabecera en Huajuapam de León, fueron 4 mil 725 boletas electorales sobrantes y en el 6, con cabecera en Tlaxiaco, fueron 6 mil 321. Esas boletas detectadas están siendo inutilizadas, pero ¿por qué y para qué se imprimieron esos documentos de más?

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