■ Dio voz al dolor del exilio y de la separación, expresó Nelson Mandela
■ Mamá África fue vetada en su país por su abierta condena al apartheid; volvió triunfal en 1992
Daniel Howden (The Independent)
No es sorprendente que Miriam Makeba haya muerto como vivió, en plenitud vocal y en defensa de una causa política. La cantante de 76 años sufrió un ataque cardiaco, se anunció este lunes, poco después de un concierto en el sur de Italia en honor de Roberto Saviano, periodista cuyas revelaciones sobre la Camorra, la mafia napolitana, le han ganado amenazas de muerte y una vida a escondidas.
Makeba, o Mamá África, como la conocen sus fanáticos en todo el mundo, se volvió la primera estrella global africana, tanto por su música como por su disposición de toda la vida a adoptar una postura de abierta condena sobre el tema político de su tiempo: el apartheid. Nelson Mandela, otro icono global sudafricano, le rindió tributo este lunes: “Fue la madre de la lucha y de la nación. Dio voz al dolor del exilio y de la separación. Nada más apropiado que pasara sus últimos minutos en el escenario, enriqueciendo el corazón y la vida de otros, y una vez más en apoyo a una causa noble”.
La cantante reverenciada como “emperatriz de África” dejó un auditorio que pedía más. Luego de cantar ante más de mil personas en Castel Volturno –bastión de la Camorra, donde seis inmigrantes africanos fueron asesinados hace dos meses por la mafia–, el público la llamaba para otra canción. “La gente pedía un encore y entonces alguien preguntó si había un médico en la sala –relató un fotógrafo que asistió al concierto–. Miriam Makeba se había desmayado y yacía en el suelo.” Murió luego de desvanecerse en el escenario.
Elogios a su voz, activismo y sentido del humor
Al conocerse la noticia en su patria, la mañana de este lunes, los escuchas saturaban con llamadas los programas de radio, muchos llorando, y se deshacían en elogios a su voz, su activismo y su sentido del humor.
Fue también en Italia, en el Festival de Venecia de 1959, donde la chica de Johannesburgo saltó a la fama mundial. Luego de recibir su gran oportunidad en el musical King Kong –que en Sudáfrica tuvo que presentarse en universidades, porque sólo así lo podían ver blancos y negros por igual–, llamó la atención del director fílmico estadunidense Lionel Rogosin. El cineasta incluyó canciones de Miriam en el controvertido documental Come Back, Africa, que causó conmoción ese mismo año en Venecia. La película presentaba un doloroso retrato de la vida de los negros en Sudáfrica, y la voz de la joven cantante ganó aclamación mundial. Makeba, a la sazón de 27 años, decidió no arriesgarse a volver a su patria, que vivía bajo el apartheid, y se mudó a Londres.
Un año después, cuando trató de ir a su país para el funeral de su madre, descubrió que le habían revocado el pasaporte, y más tarde, cuando ella denunció el apartheid ante la ONU, el gobierno sudafricano prohibió tocar su música. Así comenzó un exilio que duraría 31 años.
Fue la primera africana que ganó un Grammy en 1966
Engañosamente esbelta, con una voz sensual, fue cortejada por estrellas y personajes de la década de 1960, desde Miles Davis, Nina Simone y Harry Belafonte hasta John F Kennedy, Marlon Brando y Bette Davis. Fue la primera africana que ganó un Grammy, en 1966, ascenso meteórico para una chica que comenzó en el lado duro de la división racial y a quien sus parientes tuvieron que animar para que cantara en el grupo de un primo, llamado Cuban Singers, diciéndole que cantaba como “un ruiseñor”.
Fue en ese periodo cuando, con respaldo de Belafonte –quien le gestionó una visa estadunidense–, grabó dos discos que cimentaron su popularidad más allá de las costas de África: The click song (Qongqothwane en su lengua nativa, xhosa) y Pata Pata (la última que cantó antes de desmayarse en el concierto). Sin embargo, su instintiva brújula política acabó por complicar y luego poner fin a su luna de miel con Estados Unidos. En 1968, en la cúspide del movimiento pro derechos civiles, se casó con Stokely Carmichael, activista del poder negro, quien fue su tercer marido. Fue demasiado para el status quo estadunidense, y las estaciones de radio y los promotores de conciertos dejaron de incluirla en sus programaciones.
Este segundo rechazo fue amortiguado por una oferta de regreso a África por parte del líder de Guinea, Ahmed Sékou Touré, quien le dio un pasaporte diplomático y utilizó el nombre de la estrella para elevar sus propios bonos. Makeba cultivó también una cálida relación con Fidel Castro.
En Guinea grabó el asombroso álbum en vivo Appel A L’Afrique, el cual incluía la tierna canción de amor Malaika, que durante mucho tiempo se ha visto como un himno panafricano extraoficial. Fue producido por su compatriota y segundo marido, el trompetista Hugh Masekela.
Luego de un receso en su carrera musical, volvió a la prominencia con la gira Graceland de Paul Simon, en 1987. Para entonces experimentaba mezclando canciones sudafricanas con jazz, soul y pop, por lo que se le reconoció como pionera de la llamada música del mundo.
“Fue como renacer”
En 1992, cuando Nelson Mandela salió de prisión, Miriam fue invitada por fin a volver a su patria; el veto a su música había sido levantado cuatro años antes. “Fue como renacer –comentó ella–. Que la gente siguiera sintiendo lo mismo por mí fue extraordinario. Todo lo que hice fue llorar.”
Siempre rechazó ser política conscientemente; decía que las circunstancias dictaban los temas que elegía cantar. “Nuestro ambiente nos hace lo que somos –expresó en una entrevista reciente–. Tenemos canciones de amor y canciones de cuna porque tenemos niños y tenemos amor.”
Aunque realizó una “gira de despedida” en 1997, en la que cantó ante salas llenas en todo el mundo, permaneció musical y políticamente activa dentro de la ONU y en sus propias organizaciones civiles. A principios de este año se presentó en la República Democrática de Congo en apoyo a una campaña contra la violencia sexual.
Sudáfrica entera se puso de luto este lunes. La ministra de Relaciones Exteriores, Nkosazana Dlamini Zuma, resumió la pérdida. “Una de nuestras mayores cantantes de todos los tiempos ha dejado de cantar. A lo largo de su vida, Mamá Makeba transmitió, mediante el arte de la canción, un mensaje positivo al mundo acerca de la lucha del pueblo sudafricano y de la certeza de la victoria sobre las fuerzas oscuras del apartheid.”
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya
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