Marchan en silencio por normalistas desaparecidos en Guerrero. Foto: Germán Canseco |
MÉXICO, D.F. (apro).- El horror de las desapariciones forzadas ha vuelto y creció, señaló la agrupación H.I.J.O.S. México –conformada por hijos de detenidos-desaparecidos en tiempos de la Guerra Sucia–, y llamó a la gente a movilizarse para exigir la aparición con vida de los 43 estudiantes normalistas y combatir la impunidad.
“Repudien a los gobernantes de este Estado asesino a donde quiera que vayan, exijan a los gobiernos de los demás países romper relaciones con ellos hasta que se presente con vida a los 43 compañeros normalistas desaparecidos, así como a las decenas de miles de mexicanos que se encuentran también desaparecidos”, afirmó el grupo en un manifiesto dirigido a sus contactos nacionales e internacionales.
La agrupación que tiene ramificaciones en los países latinoamericanos donde los regímenes militares desaparecieron personas –en su mayoría militantes políticos–, advirtió que si no se atienden casos como el de los normalistas de Ayotzinapa, las desapariciones volverán a repetirse.
“Si la sociedad mexicana no hace hoy lo extraordinario, cuando llegue el día en el que conozcan este dolor como propio, no nos pregunten ¿por qué no hacemos nada en la búsqueda de sus familiares? Sólo recuerden que llevamos décadas denunciando al terrorismo de Estado, que no es nuevo. Asuman su responsabilidad en la continuidad de las desapariciones forzadas en este país lleno de impunidad, simulación y corrupción”, sentenció el grupo.
El documento, la agrupación aseguró: “Hoy, quizá como nunca antes, entendemos la motivación de nuestros padres y madres al elegir el camino que eligieron. Queremos que caiga este Estado en que todos los partidos y niveles son cómplices; queremos castigo a los responsables y queremos a nuestros compañeros vivos; queremos verdad y justicia”.
El grupo también anunció que en el contexto de sus 15 años de existencia, replanteará su modo de actuar para adecuarse a los tiempos que se viven actualmente.
“Por décadas, nuestras abuelas gritaron en las plazas, marcharon, repartieron volantes, se colgaron las fotos de sus hijos al pecho; las llamaron locas, las amenazaron y las reprimieron. Mientras tanto, la inmensa mayoría del pueblo mexicano hacía una sola cosa: Nada. Voltearon hacia otro lado; aprendieron la sonrisa sin memoria; compraron algún bien y siguieron en la ficción de una vida sin desaparecidos, porque ‘no eran suyos’. Después, dejaron crecer solos a sus hijas e hijos, sin pensar siquiera si esa piedrita incómoda en el zapato podría crecer. Hoy, con el dolor de los años, podemos decirles que se equivocaron: El horror ha vuelto y creció”.
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