Antonio
Cabello
Febrero
5 del 2014
Lo ejecutan en Estados Unidos
de Norteamérica, el pasado 22 de enero, y hasta horas antes y después de la
ejecución Édgar Tamayo Arias, de 47 años de edad, originario de Miacatlán,
Morelos, fue noticia, pues a estas fechas pocos o nadie se acuerda de él o del
acto mismo.
Tamayo Arias tenía 27 años de
edad cuando mató al oficial de policía de Houston; Guy P. Gaddis, aquel 31
enero de 1994. Yo tenía 24 años de edad y no recuerdo que la noticia se haya
publicado en ningún medio de comunicación en nuestro país; sin embargo, puedo
decir que me metí en muchos problemas como tal vez en esa época muchos de los
jóvenes nos veíamos inmiscuidos en broncas y pleitos que llegaron a terminar a
golpes y botellazos, éramos sin duda sobrevivientes de nuestro propio carácter
y de nuestros propios problemas.
Aunque sé que la edad no
influye para ser castigado cuando se comete un delito, si me quedad la duda,
que si cuando se ejecuta a una persona fue realmente esa persona la que realizó
el delito por el cual se le esta condenando a la muerte.
Y son muchas dudas las que
embargan a quien esto escribe, dado que al revisar toda una serie de escritos
sobre el caso de Tamayo Arias, puedo escribir sin ser abogado, que hay una sola
teoría que marca que si puedo haber sido él quien matara al policía, pues en
sus confesionales nunca señala o apunta a otra persona que haya cometido el
delito.
Simplemente, siempre se
mantuvo diciendo que él no había sido, sin señalar a otra persona, ya que hay
que recordar que fue detenido junto con su acompañante. Y me parece increíble
que aun esposado haya disparado con la mano izquierda y que dio positivo. Pero
jamás señaló a nadie y es lo único que hace pensar que fue él.
Y fueron veinte años después
que el gobierno de Texas, más no el de los E.U.N., llega a la conclusión de que
fue él –y es que hay que recordar que en los E.U.N. es como si fueran muchos
gobiernos pues cada Estado tiene sus propias leyes-.
Y sin duda, Texas es uno de
los Estados donde la Ley es una de las más duras, pues rezan sus habitantes y
gobernantes ¨no te metas con Texas¨, así los texanos son todo y nada a la vez.
Para, Édgar Tamayo Arias fue
la mala suerte o el destino el haber estado en Texas, tal vez si hubiese estado
en algún otro país, con las buenas relaciones diplomáticas que lleva Enrique
Peña Nieto, se hubiese podido arreglar un cambalache (intercambio) de un
ciudadano extranjero y el nuestro.
Pero aún con todo y lo
anterior hubo un momento más cruel para el mismo Tamayo Arias y su familia que
el momento mismo de la ejecución, el postergamiento de las tres horas que duro
la revisión del caso en la Suprema Corte.
Y finalmente lo matan y se
vuelve noticia por unas horas. Y todo mundo sociedad civil y gobierno mexicano
habla, declara, repudia, se manifiesta, pero nadie llega al análisis profundo…
¿debe el hombre llegar a la pena capital para hacer justicia cuando alguien
mate a otro, en pleno siglo XXI?
Pero tal vez la declaración más
certera fue la de Amnistía Internacional, la cual afirmó que el asesinato de
Tamayo Arias, fue un asesinato de Estado pues no se respeto un juicio justo
para el inculpado. En tanto, en el otro lado dicen: que el que hierro mata a
hierro muere.
Por
eso desde aquí, sí la forma en que fue asesinado (no ejecutado) Tamayo Arias,
es una forma misma de la muerte perdonar…seguramente lo estás; no así quien
decidieron tu suerte.
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