Por: Alina Rosas Duarte / 8 enero, 2015
(08 de enero, 2014).-El sistemático congelamiento del salario mínimo “es una aberración económica, política y social, y sólo complicará el de por sí difícil escenario que vivimos los mexicanos y, especialmente, las y los trabajadores del campo y la ciudad más empobrecidos” advirtió el Centro de Reflexión y Acción Laboral (Cereal).
Para el Centro, se trata de una maniobra de la élite política y económica del país que debe acabarse, pues debe emprenderse una política consistente y decidida de recuperación del salario mínimo, misma que es viable, prudente y necesaria.
“En una maniobra de mancuerna, la Confederación Patronal de la República Mexicana, la cúpula del charrismo sindical y sus principales operadores (los partidos políticos, principalmente el Partido Acción Nacional y el Partido Revolucionario Institucional, y los funcionarios de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos) han vuelto a atentar contra el mandato constitucional que establece que el salario mínimo deberá ser ‘suficiente para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educación obligatoria de los hijos’”, añadió Cereal.
El debate sobre el salario mínimo impulsado meses atrás por el jefe de Gobierno capitalino, Miguel Ángel Mancera, ha generado una reapropiación del mismo a decir del mandatario, luego de que el Partido Acción Nacional lanzara una campaña donde pretende llevar el tema de la mano de la ciudadanía.
“Estamos impulsando el tema del salario mínimo y no lo vamos a soltar, por más que otros partidos digan que lo están haciendo y hoy sea su bandera (…) todos sabemos dónde y cómo se inició el debate”, apuntó.
Sin embargo, más allá de las palabras, el Centro de Reflexión insistió en que el aumento anunciado equivale a menos de tres pesos mexicanos, resulta una continuación de la política de congelación del salario mínimo a pesar de los incipientes cambios de acuerdo a los ciclos económicos del país.
“Los pretextos –que no argumentos, pues éstos deben ser racionales– son los de siempre: que el salario mínimo se sigue usando como unidad de cuenta para diversas leyes y ordenamientos (situación asegurada por la bancada panista en el Senado), y que se buscó un aumento ‘que no afecte las variables económicas, la productividad y la generación de empleos’”, dijo Cereal al respecto.
Estos “pretextos”, continuó, se contradicen en la realidad, debido a que cualquier aumento o ausencia de éste en el salario mínimo afecta las variables económicas, “pero esta vez para empeorarlas, pues se prevé que el escenario para el próximo año se caracterizará por la incertidumbre en el tipo de cambio, el bajo precio del barril de petróleo, la persistente inseguridad y violencia, y una grave crisis de legitimidad del sistema político”.
No obstante, advirtió la organización, el salario mínimo no es el percibido por los trabajadores mexicanos y sólo se usa como referencia, pues 7 millones de éstos, en mayor porcentaje del género femenino, sobreviven con ese nivel de ingresos.
Además, Cereal destacó que: “México tiene el peor salario mínimo de la OCDE y uno de los peores de todo el planeta. La productividad laboral de nuestro país es la segunda de la región (sólo después de Chile, cuyo minisalario es tres veces el nuestro), pero nuestro minisalario es equivalente al de los países con menor productividad”.
Es falso, insistieron, que una política activa de recuperación del salario mínimo generaría inflación o destruiría empleos. De hecho, añadió el Centro en su pronunciamiento, que dadas las condiciones de la economía mexicana, esta política podría contribuir a la generación de empleos y al aumento en la productividad.
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