lunes, 4 de agosto de 2014

Drama que avanza y se profundiza

Horizonte ciudadano

Rosa Esther Beltrán Enríquez



Los mexicanos transitamos hacia el futuro en una cruenta involución que asegura la profundización de la desigualdad y la pobreza.

Las leyes aprobadas este mes en el Congreso de la Unión son las últimas azadonadas a la fosa común que han cavado los legisladores para despojar a la Nación de sus recursos naturales, de sus tierras, del agua y los bosques en beneficio de ellos mismos y para las plutocracias nacionales e internacionales que son a las que de verdad representan, éstas son el poder real, aquéllos sus mandarines.

Para Coahuila los apóstatas tienen nombres: Luis Fernando Salazar, Silvia Garza Galván, Hilda Flores Escalera, Braulio Fernández Aguirre, Miriam Cárdenas Cantú,  Fernando Donato De las Fuentes, Irma Elizondo Ramírez,  José Luis Flores Méndez,   Salomón Juan Marcos Issa, José Guillermo Anaya Llamas, Mario Alberto Dávila Delgado,  Esther Quintana Salinas,  Marcelo de Jesús Torres Cofiño,  éstos son los que con su voto autorizaron  la entrega de toda la información sobre las reservas de Pemex a las empresas trasnacionales, además de aprobar del Pemexproa; lo que se comprueba es que los coahuilenses no tenemos representantes populares porque casi todos están “planchaditos” o bien maiceados si le parece más claro.

En un año y medio los diputados se repartieron partidas “especiales” por mil 848.2 millones de pesos  los que han sido distribuidos discrecionalmente por los coordinadores parlamentarios entre los integrantes de cada fracción (Reforma 24-5-14) y los más afortunados son los diputados disciplinados y obedientes, los que aprueban dictámenes sin leer y que llegan directo desde los Pinos, son “legisladores” que no debaten, no deliberan, sólo votan, y con el voto electrónico ya ni siquiera tienen que levantar el brazo (era demasiado esfuerzo), es lo que se conoce como el “voto mecánico”, emitido por diputados robots  o zombies, en Coahuila los conocemos muy bien.  

El Pemexproa, estimado en más un billón de pesos, será sufragado con dinero de los mexicanos -como el Fobaproa que aún no termina de pagarse- una bolsa millonaria para el pago de pensiones, primas, bonos y aguinaldos de los empleados sindicalizados de Pemex, dinero que en realidad es resultado de la corrupción del sindicato y los funcionarios de esa empresa.

La diputada tricolor Irasema González dijo, "este pasivo laboral de Pemex, en congruencia con un espíritu de modernización y las nuevas condiciones de eficiencia y competitividad de las empresas productivas del Estado, deberá ser asumido por el Gobierno federal”. ¿Qué le parece?
Con exceso de desvergüenza Luis Videgaray, Secretario de Hacienda, declaró que le parecía una buena idea el que la deuda del sindicato de Pemex fuera considerada como deuda pública porque Pemex “era”, totalmente una empresa pública, a este miserable funcionario, prospecto para ocupar los Pinos de 2018 a 2024, le parece poco la carga impositiva y de deuda pública que ellos han echado sobre los mexicanos.

Por estar entre las entidades con mayor potencial en hidrocarburos Coahuila es ya uno de los estados condenados a la depredación sin restricciones de sus recursos naturales (los buitres están de fiesta), con el consiguiente despojo que implica la “ocupación temporal” de la tierra de comunidades o pequeños propietarios. Atraco consumado.


Posdata

El menos solidario de los coahuilenses exige solidaridad. El que se dice gobernador impuso a los empresarios pagar el sueldo y mantener las plazas de los trabajadores desaparecidos; traspasó la responsabilidad que es del Estado a la IP, sabiendo además que los estados no pueden legislar en materia laboral. Una mentira más. Que el Estado pague con el dinero del moreirazo.

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