Horizonte ciudadano
Rosa Esther Beltrán Enríquez
Los mexicanos transitamos hacia el
futuro en una cruenta involución que asegura la profundización de la
desigualdad y la pobreza.
Las leyes aprobadas este mes en el
Congreso de la Unión son las últimas azadonadas a la fosa común que han cavado
los legisladores para despojar a la Nación de sus recursos naturales, de sus
tierras, del agua y los bosques en beneficio de ellos mismos y para las
plutocracias nacionales e internacionales que son a las que de verdad
representan, éstas son el poder real, aquéllos sus mandarines.
Para Coahuila los apóstatas tienen
nombres: Luis Fernando Salazar, Silvia Garza Galván, Hilda Flores Escalera,
Braulio Fernández Aguirre, Miriam Cárdenas Cantú, Fernando
Donato De las Fuentes, Irma Elizondo Ramírez, José Luis Flores Méndez, Salomón
Juan Marcos Issa, José Guillermo Anaya Llamas, Mario Alberto Dávila Delgado, Esther Quintana Salinas, Marcelo de Jesús Torres Cofiño,
éstos son los que con su voto autorizaron la entrega de toda la
información sobre las reservas de Pemex a las empresas trasnacionales, además
de aprobar del Pemexproa; lo que se comprueba es que los coahuilenses no
tenemos representantes populares porque casi todos están “planchaditos” o bien
maiceados si le parece más claro.
En un año y medio los diputados se
repartieron partidas “especiales” por mil 848.2 millones de pesos los que
han sido distribuidos discrecionalmente por los coordinadores parlamentarios
entre los integrantes de cada fracción (Reforma 24-5-14) y los más afortunados
son los diputados disciplinados y obedientes, los que aprueban dictámenes sin
leer y que llegan directo desde los Pinos, son “legisladores” que no debaten,
no deliberan, sólo votan, y con el voto electrónico ya ni siquiera tienen que
levantar el brazo (era demasiado esfuerzo), es lo que se conoce como el “voto
mecánico”, emitido por diputados robots o zombies, en Coahuila los
conocemos muy bien.
El Pemexproa, estimado en más un
billón de pesos, será sufragado con dinero de los mexicanos -como el Fobaproa
que aún no termina de pagarse- una bolsa millonaria para el pago de pensiones,
primas, bonos y aguinaldos de los empleados sindicalizados de Pemex, dinero que
en realidad es resultado de la corrupción del sindicato y los funcionarios de
esa empresa.
La diputada tricolor Irasema González
dijo, "este pasivo laboral de Pemex, en congruencia con un espíritu de
modernización y las nuevas condiciones de eficiencia y competitividad de las
empresas productivas del Estado, deberá ser asumido por el Gobierno federal”.
¿Qué le parece?
Con exceso de desvergüenza Luis
Videgaray, Secretario de Hacienda, declaró que le parecía una buena idea el que
la deuda del sindicato de Pemex fuera considerada como deuda pública porque
Pemex “era”, totalmente una empresa pública, a este miserable funcionario,
prospecto para ocupar los Pinos de 2018 a 2024, le parece poco la carga
impositiva y de deuda pública que ellos han echado sobre los mexicanos.
Por estar entre las entidades con
mayor potencial en hidrocarburos Coahuila es ya uno de los estados condenados a
la depredación sin restricciones de sus recursos naturales (los buitres están
de fiesta), con el consiguiente despojo que implica la “ocupación temporal” de
la tierra de comunidades o pequeños propietarios. Atraco consumado.
Posdata
El menos solidario de los
coahuilenses exige solidaridad. El que se dice gobernador impuso a los
empresarios pagar el sueldo y mantener las plazas de los trabajadores
desaparecidos; traspasó la responsabilidad que es del Estado a la IP, sabiendo
además que los estados no pueden legislar en materia laboral. Una mentira más.
Que el Estado pague con el dinero del moreirazo.
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