Un adicto a la heroína en Ciudad Juárez, Chihuahua. Foto: Germán Canseco |
OAXACA, Oax. (apro).- “La sociedad se ha vuelto una consumidora de violencia. Estamos acostumbrados a prender la tele y ver violencia, aunque lo terrible es que la puedes apagar sin ningún remordimiento”, dijo este martes el fotoperiodista de la revista Proceso, Germán Canseco durante la presentación de su libro fotográfico Hecho en Ciudad Juárez.
En el Centro Fotográfico “Manuel Álvarez Bravo” de esta capital, Canseco manifestó que con ese libro intenta llamar la atención para que la gente voltee a ver a los que ya no son noticia.
“Estas imágenes que tanto lastiman y provocan vergüenza, una vergüenza social y que evitamos mirar, corresponden a historias que aunque queramos cerrar los ojos, nos pertenecen a todos”, subrayó.
El ejemplar, dijo, “es una pequeña muestra y no por eso menos cruda y significativa de una ciudad tan plagada de historias tan insólitas como terribles. Ahí donde el sueño siempre acaba transformándose en pesadilla, donde miles de seres que tratan de alcanzar el cielo terminan desplomándose y sin remedio, quebrándose ante la realidad. Ahí donde los militares toman por asalto las calles llevando el miedo a la gente”.
Flanqueado por los fotoperiodistas Antonio Turok, Juan Carlos Reyes y Félix Reyes Matías, Canseco relató que para poder hacer el libro visitó más de 80 picaderos, aunque en Ciudad Juárez, Chihuahua, dicen que hay más de 10 mil.
Al preguntarle si en el tiempo que le llevó realizar ese trabajo se enfrentó a peligros, amenazas o agresiones, su respuesta fue demoledora: “Es más peligroso tomar fotos a Enrique Peña Nieto”.
El fotoperiodista, quien cubrió el conflicto armado en Chiapas, las visitas del Papa a México, las campañas electorales desde Ernesto Zedillo hasta Peña Nieto, el conflicto magisterial en Oaxaca, la hambruna en la Sierra Tarahumara y las marchas del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD), refirió que el principal trabajo del fotógrafo es la denuncia.
“Me tocó contar esta historia, y lo que más provoca indignación es que todas estas personas quisieron ser mejores. El 70% de los usuarios a la heroína son indocumentados, y este libro intenta demostrar que es un problema de salud social”, abundó.
Admitió que el mayor dolor que ha sufrido hasta ahora fue cuando dio cobertura a las tres caravanas del MPJD por el caso de los desaparecidos en México.
“Me ha costado trabajo superarlo. El fotografiar el dolor ajeno es lo más difícil que me ha tocado hacer. Ver a las madres buscar a sus hijos, que tienen el valor de ser el Ministerio Público, ser policías, ser abogados cuando eran amas de casa”.
Durante la presentación del libro, el reconocido fotógrafo Antonio Turok calificó a Canseco como una persona muy sensible a los temas sociales.
“Lo felicito por venir a enfrentarse a una serie de imágenes que parecieran ser muy perturbadoras como lo dice el maestro Vicente Leñero, y lo que estamos viendo aquí no es una desgracia, es una serie de imágenes que nos están forzando a entender nuestra realidad sin ningún tipo de manipuleos o trucos para mostrarnos una parte de nuestra historia visual en México”.
Añadió: “Hay un compromiso de que esta historia se puede cambiar, no tiene que ser así. Veo una gran esperanza a través de estas fotografías. Lo que me da esperanza es que no lo veo como fotografías de periódico o de reportaje, veo a un Germán sensibilizado, comprometido a estar ahí donde nadie quiere estar”.
En su turno, el colaborador de Proceso, Juan Carlos Reyes, soltó: “Reina el silencio… el cañón de una pistola advierte. Doy vuelta a la portada y comienzo a mirar lentamente, a recorrer con el ritmo de las botas entre la terracería y el imaginario de notas de acordeón despidiendo y relatando historias de violencia venganza, triunfo y muerte… es Ciudad Juárez.
“(…) la mirada, ya discreta, ya insistente, pero siempre presente, siempre atenta, comienza a hacer uso de su lenguaje… Es Germán Canseco, el fotógrafo que los primeros días en combate en Chiapas quería olvidarse del sonido de las balas, y que con humildad aceptó el consejo de sus compañeros de Proceso, periodistas experimentados, que lo ayudaron para que se permitiera seguir mirando y convertirse, tiempo después, en un irreverente con la cúpula del poder, el que se negó a aceptar las delicias del mismo, sentado en un opíparo banquete en Los Pinos, y prefirió la simpleza y generosidad del pueblo y decidió contar la historia de su país, lo que le preocupa, pues nunca ha olvidado que retratar a otro le significa una suerte de espejo… un reflejo de su propia vida”.
Canseco ha sido reconocido con el Galardón Foto Prensa-México 2001-2002 por la calidad de la obra ‘Frontera Sur’ en la V Bienal de Fotoperiodismo, y recibió mención Honorífica del Premio Benítez 2008 en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. También se hizo acreedor al Premio Nacional de Periodismo 2008 por el trabajo “El Inframundo” de Ciudad Juárez.
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