Stephanie Hegarty
BBC
Domingo, 6 de noviembre de 2011
La base de shastar vidya, o "la ciencia de las armas", es un movimiento de cinco pasos: marchar contra el oponente, golpearle el costado, desviar sus golpes, ocupar la posición dominante y atacar.
Fue desarrollado por los sijs en el siglo XVII, cuando la joven religión empezó a ser atacada por hostiles vecinos musulmanes e hindúes, pero quedó reducida a un grupo menguante desde que los británicos forzaron a los sijs a abandonar las armas en el siglo XIX.
Se piensa que Nidar Singh, un sij de 44 años de edad que solía trabajar en una fábrica inglesa, es el único maestro de este arte que queda vivo.
Tiene muchos estudiantes, pero toma años aprender shastar vidya y requiere de una dedicación en tiempo y energía que no se acomoda bien al estilo de vida moderno.
"Viajé por toda India y hablé con muchos ancianos. Éste es básicamente el último intento de conseguir a alguien pues si me muero, todo se pierde".
Un anciano poderoso
Historia del shastar vidyaCuando el líder sij Guru Arjan Dev fue asesinado por el emperador mogol en 1606, su hijo Guru Hargobind decidió militarizar al pueblo sij A los hombres se les ordenó portar armas, incluyendo el kara (pulsera de hierro) y el kirpan (pequeño puñal), que los sij ortodoxos aún usan El pelo se usaba largo y enrrollado en la cabeza para proteger el cráneo Hargobind también instaló escuelas para entrenar una casta de guerreros de élite llamados Akali Nihang, o los cocodrilos inmortales, los cuales desarrollaron técnicas de lucha secretas Muchas de esas técnicas se derivaban de los estilos de lucha hindúes y prevédicos y eran practicadas por la casta guerrera Hindu Kshatriya Adoptaron también un credo único con las artes marciales como el principal principio de su fe Le habría alegrado mucho descubrir que hay otro maestro en algún lugar de India, o encontrar un joven talentoso decidido a dedicar su vida al arte.
Hasta que tenía 17 años, sabía poco de su herencia sij. Su familia no era religiosa, llevaba el pelo corto y se vestía como cualquier otro adolescente británico.
Era un luchador entusiasta pero no sabía nada de artes marciales.
Pasó su niñez entre el Punyab indio e Inglaterra y fue en uno de esos viajes para visitar a una tía en India que conoció a Baba Mohinder Singh, el anciano que se convirtió en su maestro.
Cuando ya tenía 80 años, Baba Mohinder Singh había abandonado su vida de ermitaño para encontrar a alguien a quien trasnmitirle sus conocimientos.
"Cuando vio mi físico, a pesar de que yo estaba afeitado, me preguntó: '¿Quiere aprender a pelear?'", recuerda Nidar Singh. "No pude decir no".
El primer día de entrenamiento, el fragil anciano le entregó un palo y le dijo que le pegara. Cuando trató, el maestro lo tiró por los aires como si fuera una muñeca de trapo.
"¡Era un anciano enclenque y me estaba aventando a todos lados y yo no podía ni tocarlo!", dice. "Definitivamente me impresionó".
Con mente abiertaSingh paso los siguientes 11 años en la granja de su tía, ordeñando búfalos en la mañana y practicando con su maestro todos los días.
"Nidar Singh es como salido del siglo XVIII", dice quien trabaja con él en sus libros.
En 1995 retornó a Inglaterra para casarse y tomó un empleo en una procesadora de alimentos local.
Empezó también a enseñar shastar vidya y se metió de lleno a investigar la historia militar sij.
Pronto, tuvo suficientes estudiantes interesados para dedicarse a ser sólo maestro. Ahora viaja por el Reino Unido, Canadá y Alemania, donde entusiasmados estudiantes le piden que comparta sus conocimientos.
"La gente que viene no tiene prejuicios. Hay musulmanes y cristianos, así como sijs".
Pero incluso sus pupilos más avanzados han apenas llegado al nivel en el que se le pueden enfrentar a él con armas sin resultar heridos.
Pero no dentro de su propia comunidad...
Por sus esfuerzos por revivir una cultura y práctica que dejo de ser parte de la corriente dominante desde hace más de 200 años, Singh ha enfrentado mucha resistencia dentro de la comunidad sij.
Dice que recibió 84 amenazas de muerte en sus primeros dos años como profesor, de parte de otros grupos sij que no están de acuerdo con la ideología de shastar vidya y las creencias de la pequeña secta Nihang, con la que se identifica.
"No es sólo una técnica marcial. Hay mucha tradición oral y habilidades lingüísticas que lo componen también", explica.
Los nihangs siguen manteniendo algunos de los principios de la fe hindú, tienen tres escrituras sagradas en vez de una y esos libros adicionales son los que contienen las influencias del hinduismo.
Muchos nihangs además comen carne y beben alcohol, contrario a lo que hacen los sijs ortodoxos. Tradicionalmente también han tomado bhang, una infusión de cannabis, para acercarse a su dios.
Del poder al olvido
Un soldado Akali Nihang en 1865.
"El Sijismo ha pasado por varios estados de evolución", señala Christopher Shackle, un antiguo profesor de estudios surasiáticos de Soas, Universidad de Londres.
"Cuando los nihangs se formaron al final del siglo XVII, eran un grupo poderoso pero luego se convirtieron en uno más bien marginalizado", apunta.
Cuando los sijs establecieron su propio reino bajo el maharajá Ranjit Singh, él se dio cuenta de que necesitaba un ejército moderno para mantener a los británicos fuera de su territorio, así que contrató a exoficiales napoleónicos para entrenar a sus soldados, dejando por fuera a los nihangs.
Y cuando el Raj británico venció al Estado sij en 1849 y forzó a los sijs a dejar las armas, los nihangs quedaron aún más aislados.
"Los británicos introdujeron la política de disparar a matar", dice el coleccionista de armas e historiador Davinder Tool, añadiendo que las historias de oficiales británicos muestran que algunas tropas le disparaban a cualquier hombre que tuviera un arma y un turbante azul.
"Da la sensación de que la historia dejó atrás a los nihang", dice Shackle.
Proyectar el pasado al futuro
Singh pasa mucho tiempo viajando por India y Pakistán investigando su arte marcial, buscando descendientes de los Akali Nihang y alimentando su vasta colección de armas.
Hasta el momento sólo ha conocido a cuatro personas que podían declararse maestros, y ya todos están muertos. El último de ellos, Ram Singh, a quien conoció en 1998, murió cuatro años después.
"Nidar Singh es como salido del siglo XVIII", dice Parmjit Singh, que ha trabajado en varios libros sobre la cultura nihang con el maestro.
"Es como una ventana al pasado".
Singh, personalmente, espera también ser una puerta al futuro, abriendo una senda que los nuevos practicantes del viejo arte puedan seguir.
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