Rosa Esther Beltrán
Enríquez
Haiga sido como haiga
sido
Julio 8 de 2014
El resultado electoral del
domingo pasado no pudo ser mejor para el
partido octogenario de Coahuila, su gozo es completo y ya se preparan para el
“carro completo” en los comicios de 2015.
En el ámbito nacional los
analistas consideraron la elección de Coahuila, como una involución y un
escándalo y se refirieron a Rubén Moreira como el hombre de Cro-Magnon, por eso es muy acertada su
publicidad del gran dinosaurio que representa su gobierno.
Rubén Moreira continuará y
terminará su sexenio con un congreso de corderos. Lo dijo Chema Fraustro,
cuando salieron el domingo a hacer público su triunfo: “ganamos gracias al
trabajo del gobernador” y ahí comenzó la reverencia, la veneración hacia el que
es su jefe, pero lo más fuerte es que Chema como líder del Congreso asegura la
continuidad de la manipulación y del engaño legislativo.
El PRI ganó todo con un juego
sucio que incorpora las negras prácticas de la compra del voto, la entrega condicionada
de despensas, acarreos, presiones inconfesable en una “democracia”; las lideresas
accionaron a todo vapor coaccionado el voto, el proceso de votación incorporó
el agiotaje con los fondos públicos, el lucro con la marginación y la pobreza
de la gente humillando y ofendiendo su dignidad, se manifestó la inmoralidad
sin máscaras, en fin la mercantilización desvergonzada de los comicios, se
manifestaron las patologías políticas electorales en todo su apogeo.
La elección tuvo sus peculiaridades: El abstencionismo
activo, con el voto nulo los electores cumplieron con su deber ciudadano y
también expresaron su rechazo a las opciones de partidos, candidatos o
programas que se ofrecían en la elección, un 3.6 por ciento de ciudadanos sufragaron
anulando el voto, con lo cual superaron a los partidos morralla que
pretendieron servir de comparsa al tricolor; el abstencionismo de un 60 por
ciento de los electores no fue sorpresa, la indiferencia hacia quienes son y
seguirán siendo los verdugos del pueblo es trágica y esa atribución la ejercerá
sin obstáculos la sexagésima legislatura porque favorecerá sin ambages la
impunidad.
Seguramente muchos de los
electores, al sufragar en contra del tricolor lo hicieron con la esperanza de
que la megadeuda se investigue y se castigue a los culpables porque gracias a
ella las finanzas
estatales están en quiebra y la Secretarías de Salud y la de Infraestructura
han visto reducidos sus presupuestos en un 73 por ciento desde 2011,
convirtiéndolas en instancias inoperantes.
Coahuila paga cada año más de 2,500 millones
de servicio a la deuda, desde 2011 se han pagado casi ocho mil millones, y la
deuda apenas se ha reducido ochocientos millones de pesos; con la nueva
legislatura ya no pasará nada con la megadeuda; ya no habrá culpables, sanciones,
cuentas confiscadas, porque Rubén tendrá en sus manos el binomio perfecto de
impunidad: un congreso dominado y un auditor superior del estado sometido a sus
órdenes.
Rubén Moreira se siente en el paraíso, porque en su edén contará con una
mayoría legislativa sobre representada que le dará la
tranquilidad de que le aprobarán lo que desee, le aceptarán sus créditos
adicionales para endeudar más a Coahuila, sus leyes de hacienda con los
impuestos más altos del país.
Y los ciudadanos tendremos un
congreso sin legitimidad, electo por menos del 40 por ciento del electorado de
manera que los diputados elegidos, nunca podrán decir que representan a la
mayoría de los coahuilenses, porque no es verdad; y si la mayoría coahuilense
no está representada en su congreso, ¿entonces para quiénes van a legislar los
futuros diputados? Para el PRI y sus intereses.
Es lamentable que se permita que
Rubén Moreira y David Aguillón su operador, con sus comparsas en los partidos
morralla y el IEPC hayan arrojado a una fosa clandestina la credibilidad
electoral, pero así estamos, la tragedia es que permitimos un triunfo del PRI
haiga sido como haiga sido.
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