miércoles, 25 de junio de 2014

México, entre los reacomodos de la política y la reorganización del crimen organizado: Ricardo Ravelo

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“Este país siempre ha tenido un problema serio de narcotráfico, pero todavía en los años ochenta el Estado mexicano tenía el control. Después de esa fecha, el debilitamiento es preocupante”.
JAIME QUINTANA GUERRERO

México, DF. Existen relevos y reacomodos en el poder de la política mexicana y van junto con la reorganización del crimen organizado, no importa de qué partido se trate, explica con Desinformémonos yGlobal Proyect, Ricardo Ravelo Galó, periodista e investigador de narcotráfico, seguridad y justicia, autor del reciente libro Zetas: la franquicia criminal. “En este momento tienen mucha importancia los gobernadores, los presidentes municipales, los jefes policiacos, municipales y militares en los estados. Estas autoridades llegaron al poder por el voto, financiados por la delincuencia organizada y en consecuencia ya en el poder, empezaron a pagar con impunidad, otorgarles plazas y protección de la policía”, advierte.
El crimen organizado, explica el periodista, “es producto de un concierto de multifactoriales que tienen origen en un debilitamiento de las estructuras del Estado, en la corrupción política y en la relación de las estructuras con el crimen organizado”.
Los problemas de inestabilidad económica que se han dado en el Estado mexicano en los últimos 15 o 20 años, señala, se han generado por las condiciones de pobreza y abandono social, lo cual ha ocasionado que mucha gente –por desgracia- se organice para fines ilegales, lo cual “ha sido aprovechado por la organizaciones criminales, que en México han tenido condiciones para poder evolucionar, lo que explica, en parte, por qué México está donde está”.
Sumando a esto, indica Ravelo Galó,  está el desplazamiento de grupos delincuenciales del continente que han hecho un nicho importante de México, por su situación geográfica y por la conexión por la vía del Caribe y el Pacífico con los Estados Unidos, lo que ha propiciado que México no sólo sea un lugar de paso, “sino también un lugar donde se producen drogas y un mercado de consumo que cada vez más amenazante”.
Negociación del crimen organizado y reacomodos políticos
Desde los años ochenta esto se salió del control, advierte el también director de la revista Vario Pinto y autor de innumerables artículos y libros del entramado tema del narcotráfico. “Este país siempre ha tenido un problema serio de narcotráfico, pero todavía en los años ochenta el Estado mexicano tenía resortes y capacidad de control y reacción. Después de esa fecha, el debilitamiento de las instituciones y de las estructuras de poder es preocupante”.
En los años 90s los carteles de la droga eran estructuras regionales, en los estados fronterizos siempre dominaba un cartel importante, eran grupos regionales que mantenían control territorial. Ravelo señala que después de la derrota del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que se conoce como la primera ruptura política en el 2000, se termina lo que se conoció como el partido de Estado, “donde las mafias estaban acostumbradas a negociar con un poder central, con el Presidente de la República o con el Secretario de Gobernación, o ambos”.
Después del año 2000, con la derrota del PRI luego de 70 años en el poder, los carteles modificaron sus estructuras, “dejaron de ser grupos piramidales, regionales y comenzaron a ser empresas con una dinámica más agresiva”, entendieron, puntualiza el entrevistado, “que el negocio no podía florecer  sin asociarse con otros, que el poder del dinero podía abrir muchas puertas y ya no solo les importó tener el control en su negocio”.
Es aquí, precisa, cuando muchos de los gobernadores, los jefes policiacos y militares en los estados fueron  financiados por la delincuencia organizada y en consecuencia, ya con el poder, estos empezaron a pagar con impunidad los favores, permitiéndoles todo y brindando protección de la policía. “A tal grado llegó la contaminación en la política, que el 80 por ciento de los municipios estaban vinculados al crimen. Esto tiene todo el tinte de ser un narco estado”, señala el periodista y analista.
La  policía y el ejército, continúa, “en lugar de estar con la sociedad crearon nóminas paralelas. Ya no bastaba el sueldo del Estado para las policías, sino que también cobraban en la delincuencia organizada, como hasta ahora ocurre”. Señala que en los estados donde tenían el control se “empezó con las tareas de venta de droga y con las tareas de los sicarios, donde la policía también se involucró en la práctica de levantones y secuestros, no para consignar a la gente, sino para llevarlos a casas de seguridad, interrogarlos, sacarles información o matarlos”, lo que originó una orgia de violencia, pues “en algunos estados, donde antes sólo un grupo operaba, la plaza era disputada por cuatro o cinco grupos. Las entidades federativas se convirtieron en campos de batalla del crimen organizado, desatándose una violencia terrible que nadie ha podido parar”.
En el 2006, ya con el Partido de Acción Nacional (PAN) en el gobierno, se hablaba de que la mayoría de los presidentes municipales llegaron financiados por el narcotráfico, “que bajo las siglas de cualquier partido estaban gobernando al servicio del crimen. Estos presidentes municipales después fueron diputados, de tal manera que el narco no sólo gobernaba un municipio, sino que legislaba, y muchos de estos diputados luego fueron senadores”.
Felipe Calderón empieza su mandato con la  guerra contra el crimen organizado porque ya el Estado está bajo amenaza, pero no contaba con una estrategia y herramientas adecuadas para enfrentar el problema. Para el periodista ya existía un narco-Estado que privilegiaba sus intereses, “fue entonces que Felipe Calderón mandó hacer estudios sobre el crimen organizado y se planteó la desaparición de la figura de Municipio Libre, ya que éste es el primer escalón de la política que estaba siendo contaminada”.
No pudo Felipe Calderón y su guerra contra el narcotráfico, tal es el caso que ahora, expresa Ravelo “la obra pública se proyecta en cada municipio con recursos del Estado, pero es planificada con base a los intereses del crimen organizado. Si al crimen organizado le conviene hacer una carretera que una a un pueblo con otro, eso lo planifica el crimen organizado”.
“Estas mafias se alimentan de una parte de ejército, otras de las Procuradurías, unas tiene el cobijo de la PGR, otras de la Marina. El Estado está rebasado” añade.
De la policía municipal al Mando Único
“Una policía única que no tenga tanta ramificación, en teoría pareciera como la solución a un problema de desorganización”, expone el autor del libro Herencia maldita. El reto de Calderón y el nuevo mapa del narcotráfico, pero no deja de crear sospechas. Se pregunta el investigador ¿un mando único que sea más controlable? ¿Tener mayor control de decisión? ¿Por qué es más fácil brindar protección al narcotráfico? “En un país donde la corrupción está en todas partes podría tener mayor eficacia, pero también te permite controlar mas cosas para dar protección al narcotráfico”, se responde.
El ex presidente de México, el panista Felipe Calderón, hereda al actual presidente proveniente del PRI, Enrique Peña Nieto, el proyecto de aminorar las cadenas de mando dentro de la seguridad nacional, desde las policías de un municipio a las diversas corporaciones policiales y militares.
Después de varios ensayos, durante el gobierno de Ernesto Zedillo se creó la Policía Federal Preventiva (PFP), y desde entonces se fusionaron las policías de caminos, la policía fiscal, desaparece la policía judicial y aparece la Agencia Federal de Investigación, explica el analista en temas de seguridad. Se creó “una nueva figura, una policía científica” y  el luego el actual Procurador General de la Republica, Jesús Murillo Karam, “habló de un proyecto de depuración de la policía, como un proyecto permanente y a largo plazo”.
Lo que vendió Felipe Calderón es que el ejército en las calles era signo de fortaleza, pero no es así,  puntualiza Ricardo Ravelo, pues “cuando el gobierno hecha mano del ejercito es signo de debilidad”. Hoy es una paradoja,  añade, ya que  “existen más carteles que en el 2006, no sólo en número sino más fuertes,  y no sólo operan en México, sino que son empresas trasnacionales, y tienen controles en Guatemala, Sudamérica y en Europa”. Señala que “descabezar un grupo no implica que se resuelva el problema”.
Para entender la historia de la policía de Estado o los controles de seguridad nacional, hay que tener en cuenta que el presidente Miguel Alemán, primer civil en este cargo en México, en los años cuarenta creó la Dirección Federal de Seguridad (DFS), con militares para su propia seguridad y garantizar la del país, que después devino en un grupo casi delincuencial y sirvió como policía política.
D esta policía poderosa muchos de su miembros se corrompieron, relata Revelo. La DFS formó a “jefes importantes del narcotráfico, como Amado Carrillo (El señor de los cielos), y Rafael Aguilar Guajardo, surgieron de las filas de la DFS, que tenían control regional y que al mismo tiempo brindaban protección al crimen organizado”. Esta policía, que al cabo del tiempo, devino en una policía política, que “servía de contención, mantenían el control del paso y la intervención en otros nichos de la droga, pero estos papeles se invirtieron y ahora es la delincuencia la que marca las pautas”.
Actualmente, los más de 2 mil cuerpos policiacos diferentes en el país, “todos, sin excepción, están infiltrados y al servicio de los grupos delincuenciales. Han existido programas que jamás se han cumplido, como fortalecer la seguridad, capacitar a policías, reforzar los órganos de inteligencia. Todo esto se ha ido trastocando, pero lo que mas sorprende es el alto de corrupción”.
Su proyecto era garantizar que las policías no se contaminaran y tener controles sobre ellas, sin embargo no se hizo nada, y “a la vuelta, después de 15 años, las policías terminaron más pervertidas que el propio crimen organizado. Y hoy, ante el fallo de este modelo de policías, existen más de 2 mil 300 cuerpos de policías en toda la República Mexicana, desde nivel municipal, estatal, regional y federal. Ante esto se plantea crear el mando único”, contextualiza el experto.
Reacomodos y nuevas formas de control
“Lo que se ha preservado es la hegemonía del Cartel de Sinaloa. Es el cartel más poderoso del mundo, con presencia en más de 50 países. Son intereses y son capos que cumplen una función sexenal, dependiendo de si un partido perdura en el poder, y son valores entendidos”, explica Ricardo Ravelo.
El Cartel de Jalisco Nueva Generación, es un brazo de los de Sinaloa, explica, y “Michoacán es considerada la entrada a la ruta del Pacífico por los Carteles, es la entrada de la droga de Colombia, por aire y por mar. Y si todo México está contaminado, porque creer que la Fuerza Rural es la solución mágica al problema de Michoacán, más bien es una nueva manera de reorganizar al crimen en el Estado de Michoacán”.
Para el periodista e investigador, las autodefensas “son un problema que va a generar otro problema, son aparentemente estructuras de la sociedad, y desde su surgimiento se vio que no son puras. Son grupos y brazos sociales que de alguna manera pusieron en evidencia al Estado en materia de seguridad, surgen como una manera de decir lo que el Estado no esta realizando”.
La gente lo ve como algo positivo y se suma, pero al mismo tiempo, “las autodefensas empiezan a ser infiltradas, existen personas del crimen organizado e intereses que el propio Estado legitima; y hay algunas autodefensas con presencia del narcotráfico, que hoy son Fuerzas Rurales”, expone.
Para Ravelo falta que se explique, ¿quién hizo la depuración? ¿Quién indagó los perfiles de cada persona? ¿Quién revisó los de antecedentes de cada uno para decir éste sí y éste no? “Las autodefensas, si bien son una manera de coadyuvar a la seguridad, también son una manera de control por parte del crimen organizado en regiones y municipios”, advierte.
“Se logró infiltrar a las autodefensas y lo peligroso de esto es que se ha estado legitimando como una Fuerza Rural en Michoacán, que es mitad sociedad y mitad narco. Esto es lo peligroso, pues a qué intereses va a servir la Fuerza Rural. Es una manera de controlar por parte del crimen organizado, legitimada por el Estado mexicano”, concluye el investigador.

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