lunes, 2 de marzo de 2009

El grave problema de la administración del agua

Iván Restrepo


uncionarios y expertos coinciden en que la administración del agua es un grave problema, asunto de seguridad nacional, junto a la conservación de los bosques y selvas. Sin embargo, las medidas para resolverlo no son las adecuadas mientras fracasan las promesas para evitar el derroche del líquido en las poblaciones, la agricultura y la industria. Los acuíferos están sobrexplotados y algunos contaminados; el agua de lluvia no se utiliza para recargarlos, como tampoco se tratan, según ordena la ley, las aguas negras de las ciudades y la industria, y terminan deteriorando las cuencas hidrográficas.

Ahora que el país se dirige con criterios empresariales, era de esperarse racionalidad, eficiencia en el caso del agua. No es así, y en vez de garantizar el abasto con políticas de buen uso y reuso del líquido, de evitar que éste se pierda por fugas en la red de distribución, de fijar tarifas justas, se insiste en los megaproyectos para surtir las ciudades, creando serios desajustes sociales, económicos y ambientales en diversas regiones. Agréguese el favoritismo al adjudicar los contratos de construcción. Estas obras despiertan la protesta de la población afectada en Jalisco, Guanajuato, el estado de México y Guerrero.

También en Oaxaca, con el proyecto para hacer una presa que surta de agua a la capital de la entidad y municipios vecinos, donde vive casi un millón de habitantes, que reciben agua de cuatro microcuencas regionales, con signos de contaminación por la falta de drenaje. Las tres cuartas partes de la extracción se destinan a la agricultura y el resto a los centros urbanos, la industria y los servicios. Pero, como sucede en todo el país, el agua falta entre los más pobres, mientras los menos la derrochan, hay fugas en la red (de 50 por ciento) y las aguas negras van a los ríos, como el Atoyac. No sorprenda, entonces, que por mal uso y sobrexplotación (legal y clandestina) esas cuencas se estén agotando, asunto que se agrava con el cambio climático y la destrucción de los bosques donde se produce el agua.

La solución oficial es construir una presa en San Vicente Coatlán para almacenar como máximo 25 millones de metros cúbicos de agua. Costaría 2 mil millones de pesos y, aseguran, garantizaría 30 años el suministro a la capital por un acueducto de 80 kilómetros de largo. Así ya no dependería del sobrexplotado manto freático.

El proyecto (Paso Ancho lo llaman) está en fase de estudio de factibilidad, pero despierta la oposición de quienes plantean otras soluciones económicas y ambientales más provechosas. Para ello organizan ahora un foro ciudadano en el que se conozca la opinión de la población y de los especialistas que llevan años estudiando el problema del agua en Oaxaca, y aportan soluciones acordes con el medio y la sociedad. Es el caso del Foro Oaxaqueño del Agua, cuyos planteamientos coinciden con lo que otros especialistas sostienen para la cuenca del valle de México, Guadalajara, Puebla o León: las grandes presas y los magnos trasvases de agua tienen altísimos costos económicos, sociales y ambientales.

El problema, afirman, no es de disponibilidad, sino de desperdicio, mala administración y distribución inequitativa. En vez de obras monumentales, privilegiar la captación de agua de lluvia, riego agrícola eficiente, reparar y mejorar las redes de distribución, conservar los bosques, tratar las aguas negras y reusarlas en vez de enviarlas, contaminadas, a las cuencas hidrográficas.

En cuanto a los costos, asunto clave en tiempos de crisis, reparar la red de agua potable de la ciudad de Oaxaca costaría 200 millones de pesos; 150 modernizar los sistemas de riego; otros 100 reforestar y hacer obras de regeneración y captación de agua de lluvia en las fuentes originales de abastecimiento. Estas medidas aumentarían en mil litros la dotación de agua y crearían empleo.

Otra propuesta, la de la Comisión Nacional de Áreas Naturales, habla de la participación real de la población para elaborar un plan estratégico a fin de recuperar los acuíferos y hacer un uso eficiente y justo del agua en Oaxaca.

En vez de decisiones autoritarias, bienvenido sea el Foro Ciudadano del que surja la mejor propuesta ambiental, social y económica.

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