lunes, 16 de diciembre de 2013

La mega deuda, dos años después


        Le apostaron al olvido, pero el asunto se recuerda. No es tema estancado, como quisieran algunos                                                                   

Por: Víctor S. Peña

En la agenda
 
En esta semana, el Presidente del Consejo de Administración de BBVA-Bancomer dijo que lo de la deuda en Coahuila es historia.
Fue en el marco de un evento público, como testigo de la entrega de becas, que el banquero dijo: “Logramos reestructurar esa deuda de manera muy rápida. El tema de la deuda es pasado, lo que ha hecho el Gobierno del Estado reduciendo significativamente la dependencia que tenía de participaciones federales, ha alcanzado un nivel de ingresos propios muy importante, la reestructura que se hizo a las finanzas públicas estatales la verdad no queda más que felicitar al Gobierno del Estado por la labor realizada”.
¿Cómo entender este mensaje?
Aquello de la reducción significativa de las participaciones federales o eso otro, lo de que se han alcanzado niveles que muy importantes de recaudación propia, habría que analizarse detenidamente. Dependerá qué entiende el banquero con “reducción significativa” y “muy importante recaudación”. Pero, ¿y lo demás?
BBVA-Bancomer no perdió. Las reestructuras tienen un costo, una deuda renegociada también. Con el caso Coahuila ningún banco podrá quejarse: la deuda precisamente se reestructuró a partir de las condiciones de los bancos. Búsquese, si no, en el Diario de Debates de la anterior legislatura aquellas sesiones convocadas sobre las rodillas para re-reformar una ya por entonces reformada Ley de Deuda Pública. Los legisladores hicieron lo que les pidieron, y asumieron el costo.
Ni BBVA-Bancomer, ni algún otro banco. Ellos no perdieron. Por el contrario, amarraron un cliente por más tiempo. Ellos hablan bien de un cliente que tienen agarrado.
De cualquier manera, sobre la deuda, la del banquero no es la única voz que se ha escuchado en últimas fechas. En el marco del Segundo Informe, el todavía Gobernador dijo que “…una cosa que no se puede justificar de la deuda es la forma en que se pidieron los créditos… debe haber un balance, tal vez una deuda más moderada” (La Jornada, diciembre 1, 2013).
Dos años después, quien aún despacha en Palacio de Gobierno pareciera matizar su opinión sobre la deuda heredada y aceptada por su administración. Ya no se trata de “inversión”, como le llamó en sus primeras entrevistas; ya no parece justificarse una deuda financiera a partir de una “deuda histórica”, con la que se quisieron enjuagar las manos al principio de este gobierno.
Lo que el titular del Ejecutivo hizo, de manera indirecta, fue reconocer que él tampoco sabe (de manera oficial, al menos) dónde quedó el dinero. Allá en Ocampo dijo: “Yo pedí que se instrumentara una comisión para que se viera cuál era el impacto de la deuda, la obra pública que se hizo y la obra social” (VANGUARDIA, diciembre 3, 2013). En la creación de una comisión está el reconocimiento de que nada de lo hecho hasta ahora ha sido suficiente para, usando los mismos términos que intentaron, darle vuelta a la página.
Y es que se han emprendido varias acciones alrededor de la mega deuda: el control del gasto ha sido, dicen, riguroso en extremo; se ha sido puntual en el pago de los intereses; se han publicado, y ahí están, documentos relacionados la renegociación de la deuda. Todas ellas, acciones accesorias. Mostrar iniciativa y voluntad para ir sobre los responsables, con eso era suficiente.
Cuando, hace un año, el titular del Ejecutivo hablaba sobre cómo su hermano estaba defendiéndose frente a las acusaciones de la deuda, decía: “hemos visto además que ha presentado papeles que son contundentes” (CNN, noviembre 23, 2013). Aquéllas eran palabras mayores. Pocos meses antes, en mayo, el caso de la mega deuda de Coahuila era referencia de la corrupción mexicana en el reporte anual sobre Derechos Humanos que realiza el Departamento de Estado Norteamericano.
¿Será que ahora la defensa no parece tan contundente como hace un año?
Otra voz que ahora se suma es la del Secretario del ramo. Rompe el silencio reconociendo que en el sexenio pasado podían omitirse las declaraciones patrimoniales. Y quien estaba a cargo sigue muy cómodo en la nómina, dándose el lujo de no hablar.
Dos años después. Le apostaron al olvido, pero el asunto se recuerda. No es tema estancado, como quisieran algunos. Es tema vivo, que crece. Que se sigue enredando.
@victorspena
www.victorspena.net

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