martes, 18 de noviembre de 2014

Los análisis de restos localizados en Cocula tardarán al menos 10 semanas


El sitio donde supuestamente quemaron a los normalistas en Cocula, Guerrero. Foto: AP / Alejandrino González
El sitio donde supuestamente quemaron a los normalistas en Cocula, Guerrero.
Foto: AP / Alejandrino González
BERLÍN (Proceso).- La identificación de una persona a partir de restos que en realidad son cenizas es imposible, no hay forma de hacerlo porque simplemente no hay ADN. De los huesos, en cambio, aunque estén dañados por el fuego, es posible llegar a un resultado, explica el director del Instituto de Medicina Legal de la Universidad de Innsbruck, Austria, Richard Scheithauer.
Hasta este instituto, con reconocimiento mundial por su trabajo de alto nivel en el reconocimiento de restos humanos, fueron llevados los fragmentos óseos que según la Procuraduría General de la República (PGR) podrían pertenecer a alguno de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos.
En entrevista telefónica con Proceso el director del Instituto y especialista en medicina forense accede a una breve charla con la aclaración previa de que sobre el caso específico de Ayotzinapa no dará información ni confirmará –en acatamiento al secreto profesional– si llevan el caso o no. “Sobre aspectos técnicos y casos generales, podemos hablar”, dice.
La PGR, sin embargo, confirmó en boletín de prensa el martes 11 que los restos localizados en Cocula serían enviados el miércoles 12 al Instituto.
–¿Es posible el reconocimiento de restos humanos sumamente dañados?
–Puedo decir que de las cenizas no se puede analizar ningún ADN. De huesos se puede hacer un análisis, pero depende de las condiciones de éstos y de si todavía hay ADN en buen estado. Repito, con cenizas no hay posibilidad de analizar nada. Pero cuando dentro de los restos de las cenizas todavía hay huesos, se puede intentar analizar el ADN. Y si bajo esas condiciones se logra extraer, entonces sí se puede alcanzar un resultado preciso, sin margen de error.
El fuego destruye el ADN de los huesos, explica Scheithauer, pero también es posible que sólo lo dañe.
Cuando eso sucede, e incluso en casos en los cuales se habla sólo de trozos de hueso, es posible descifrar parcialmente el ADN. Y pese a que no se trate de un resultado completo, sí es preciso.
–¿Cuánto dura un proceso de identificación de este tipo?
–Muchas semanas.
–¿Cuánto es muchas semanas? ¿Cinco, 10?
–Muchas. No menos de 10. Con seguridad meses. Y eso es porque técnicamente no es fácil extraer de los huesos ese ADN, que es muy delicado, sin dañarlo en el proceso. Por eso es que también las muestras deben tratarse con sumo cuidado.
Según el especialista, el procedimiento que se sigue en casos que llegan al Instituto desde el extranjero es, en primer término, la recepción de las pruebas.
“Nuestro personal nunca se traslada a ningún sitio. Ni siquiera cuando se trata de asuntos criminales dentro de Austria. Las pruebas son enviadas hasta el laboratorio y todo se realiza acá.”
Mediante la utilización de técnicas avanzadas se procede entonces a intentar extraer de los restos el ADN y una vez que se logra esto, se continúa con el análisis correspondiente de la muestra. El Instituto de Medicina Legal de la Universidad de Innsbruck es pionero y líder en el análisis mitocondrial del ADN, mediante el cual es posible el reconocimiento de restos con cierto nivel de degradación.
Finalmente llega la etapa de la comparación y para casos de personas desaparecidas, explica el especialista, es necesaria una prueba, de preferencia de la madre.
“En realidad lo ideal sería contar con una prueba de ADN de la persona desaparecida cuando ésta aún se encontraba con vida. Es lo ideal, pero esto no se tiene con frecuencia. Y entonces vamos con los familiares. Técnicamente, lo mejor es una muestra de la madre porque la información genética de sus mitocondrias es igual a la de su hijo”, señala.
–¿Qué pasa en los casos en los que no existe una madre?
–Entonces funcionan muestras de otros familiares directos: padre, hermanos o hijos de la persona. El asunto es que tiene que haber un material para comprobar la identidad y, repito, lo ideal sería una muestra de la propia persona desaparecida.
–¿Por ejemplo?
–Si hay muestras de esta persona en algún banco de datos nacional o una prueba que se haya tomado de esa persona de sangre o saliva. En segunda línea incluso también podría funcionar un cepillo de dientes pero claro, siempre está la pregunta presente de si las muestras son realmente de la persona.
El Instituto de Medicina Legal de la Universidad de Innsbruck tiene desde 1990 un departamento de estudios forenses del ADN y desde 1991 emplea la tecnología ADN en peritajes judiciales. El punto fuerte del instituto es justamente el reconocimiento de restos humanos mediante técnicas y procedimiento de punta y sus peritos trabajan desde hace años para casos dentro y fuera del país.
Según su sitio de internet, dentro de los casos más relevantes que ha tenido el Instituto está la identificación de víctimas europeas del tsunami en el sureste asiático en diciembre de 2004; de los hijos del zar Nicolás II de Rusia, Alexei y María, en 2009; de soldados de la Primera Guerra Mundial en 2010; del montañista Günter Messner desaparecido en el Himalaya en 1970; y más recientemente, víctimas del régimen de Augusto Pinochet.

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