martes, 21 de abril de 2009

Los narcos suelen respetar a la Iglesia: obispo Berlié

“Soy sordo y mudo”, asegura el arzobispo de Durango

*El Episcopado niega que jerarcas católicos hayan sido amenazados


Carolina Gómez Mena

Durante la inauguración de la 87 asamblea general de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), el arzobispo de Yucatán, Emilio Berlié, dijo que a la Iglesia católica, y en general a los hombres y mujeres consagrados, los narcotraficantes los “suelen respetar mucho” debido a que “somos representantes de Dios”.

En el acto litúrgico realizado en la Basílica de Guadalupe, en el que México fue consagrado al Espíritu Santo, los participantes descartaron que deba haber protección especial para los prelados que laboran en zonas en las prevalece el narcotráfico, y reconocieron que los fieles católicos les han confiado que se han visto afectados por el crimen organizado. Los temas de la inseguridad y la amenaza del narcotráfico predominaron en esta sesión inaugural.

A su vez, Héctor González Martínez, arzobispo de Durango, quien hace unos días dijo que “todos saben dónde vive Joaquín El Chapo Guzmán, excepto las autoridades”, comentó: “Soy sordo y mudo”. Apuntó que hasta ahora no ha sido requerido por las autoridades ni ha recibido ningún tipo de amenaza.

En general, los jerarcas católicos negaron que alguna vez hayan sido hostigados por los capos de la droga. Sostuvieron que hay preocupación entre sus feligreses por la inseguridad e insistieron: “Hace falta mayor seguridad y, sobre todo, paz”.

En su oportunidad, Berlié aclaró que el hecho de que los narcotraficantes respeten a la Iglesia no significa que exista una relación entre ésta y esos grupos, y coincidió con la mayoría de los consultados en que no ha sido amenazado ni él ni los clérigos de su arquidiócesis. En el mismo sentido se expresó Mario Espinosa Contreras, obispo de Mazatlán.

Por su parte, Salvador Rangel, obispo electo de Huejutla, Hidalgo, quien por ahora asiste a municipios de Guanajuato y Michoacán, dijo no tener problemas sobre intimidaciones y acotó que la vida de los sacerdotes debe protegerse como la de cualquier otro ciudadano. “Todos estamos en este peligro y por eso hemos querido encomendarnos al Espíritu Santo.”

A su vez, el cardenal de Guadalajara, Juan Sandoval Íñiguez, expuso que el país no sólo tiene problemas económicos, sino también de seguridad, aunque precisó que en su arquidiócesis no se sabe de amenazas de grupos delictivos a miembros del clero, mientras Javier Navarro Rodríguez, obispo de Zamora, descartó que deba brindarse protección especial a los prelados que viven en zonas dominadas por el narco. “La protección la debe brindar el gobierno a todos los mexicanos.” Suceda lo que suceda, expuso, “la Iglesia seguirá predicando el evangelio y si hay alguna persecución por ello, pues bienvenida: Jesús también fue perseguido por predicar la verdad”, asentó.

En su turno, Alberto Suárez Inda, arzobispo de Morelia, dijo que en las actuales circunstancias de inseguridad los prelados “debemos tomar precauciones, no dejarnos engañar y ser prudentes para actuar, porque los sacerdotes recibimos muchas veces confidencias de la gente y, si hay en algún momento certeza de una amenaza, confiar en la intervención de las autoridades, aunque desgraciadamente a veces éstas no tienen la suficiente capacidad”.

Carlos Aguiar Retes, presidente del Episcopado Mexicano, señaló que la presencia del mal en la historia ha sido repetitiva y cíclica. Añadió que “como esfuerzo de sobrevivencia se justifica defendernos de los injustos agresores, de mafias que han caído en la tentación por obtener dinero y poder para su pequeño grupo, dejando de lado a los demás prójimos a los que solamente utilizan según sus intereses”. Y planteó: “¿Cómo puede renacer este país estando ya tan habituado a convivir con la corrupción?”

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