martes, 28 de abril de 2009

Ventana

José Cárdenas
28 de abril de 2009

A/H1N1

Si hubiéramos vivido en 1918-1919, comprenderíamos el significado de la palabra “pandemia”. El mundo recogía los pedazos de la Primera Guerra Mundial. Sobrevino entonces una catástrofe peor. En el apocalipsis posbélico, al lado del jinete de la guerra cabalgó el de la muerte. Un virus desconocido hasta entonces diezmó a la población mundial. Murieron entre 50 y 100 millones de personas, víctimas de una peste recordada como la gripe española o la cucaracha o la pesadilla. Fue quizá la más letal en la historia de la humanidad.

Noventa años después, la Organización Mundial de la Salud (OMS) lanza una seria advertencia: “Una epidemia global ya está en marcha. La pandemia es inminente”. La OMS elevó la fase de alarma epidemiológica de 3 a 4, de 6 en total. México es el foco rojo. México tiembla. Según especialistas consultados, el virus A/H1N1 es mucho más contagioso de lo normal. La mortalidad ronda 20% en menos de una semana de evolución. Es inmune a las vacunas existentes. Sólo son efectivos oseltamivir y zanamivir. En los centros de salud resultan más afectados los trabajadores que están en contacto con pacientes. Los tapabocas no son 100% efectivos, pero ayudan. Datos, pues.

El secretario de Salud, José Ángel Córdova, reporta mil 995 casos registrados hasta ayer y 149 decesos y reitera la contingencia sanitaria (inédita) en el DF, estado de México, San Luis Potosí y casos aislados en otras 14 entidades. Hay sospecha de infectados en varios países. Alemania y España recomiendan no viajar a México. EU descarta, por ahora, cerrar la frontera. Francia acusa al gobierno por haber actuado tarde.

El problema es grave y serio, advierte el presidente Calderón. Se le percibe navegando por el rumbo correcto. Se ve, se siente. Pero el miedo y la incertidumbre también están presentes. La mejor vacuna es la información, sobre todo cuando hay sicosis colectiva.

Las calles están vacías y los hospitales llenos. Desde la guerra cristera no se cerraban los templos. Nunca, salvo castigo excepcional, se había jugado un partido de futbol a puerta cerrada. Ni se había mandado a casa a 33 millones de estudiantes, por lo menos 12 días. Se estudia suspender toda actividad en el DF. El golpe económico se pronostica de impacto incalculable. La influenza del puerco no es un catarrito.

Ante la emergencia tenemos que conducirnos como una nación civilizada, madura y responsable. Cooperar y cumplir las medidas ordenadas por las autoridades. Hay que tomarnos en serio. Mucha falta le hace al país “jalar parejo” en estos tiempos. Ojalá también haya dosis suficientes de otra vacuna que nos cure de una vez del virus de la discordia.

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