Robert Fisk
Hace apenas unos días los árabes rugían indignados debido al éxito que tuvo el lobby israelí en alejar a Charles Freeman, un hombre que dice las cosas como son, de un puesto de inteligencia para el gobierno del presidente Obama. Ahora los árabes tienen que vérsela con un canciller israelí cuyos comentarios racistas (seamos sinceros) sobre la necesidad de exigir pruebas de lealtad a los palestinos demuestran que el gabinete del virtual primer ministro Benjamin Netanyahu ha adoptado a uno de los más desagradables políticos de Medio Oriente.
Los iraquíes produjeron al odioso Saddam, los iraníes han creado al chiflado Ahmadinejad, y por motivos de salud mental, prefiero omitir al extraño dirigente de Libia. Pero ahora los israelíes han exaltado a este hombre, Avigdor Lieberman, quien es más sharonista que el mismo Ariel Sharon.
Algunos palestinos expresaron con cruel deleite el hecho de que ahora sí Occidente verá el verdadero rostro de Israel. Eso ya lo había yo escuchado cuando Sharon se convirtió en primer ministro y escuché la manoseada premisa de que sólo un extremista de línea dura es capaz de hacer los compromisos necesarios para lograr un pacto con los palestinos. Esta clase de autoengaño es prácticamente una enfermedad en Medio Oriente.
El hecho es que el próximo primer ministro israelí ha dejado perfectamente claro que no habrá solución de dos estados, y que ha plantado un árbol en Golán para demostrarle a los sirios que no recuperarán esta meseta. Ahora ha nombrado en su gabinete a un hombre que considera que los árabes israelíes son ciudadanos de segunda clase.
La primera visita de Liberman a Washington será una joya. El AIPAC (Comité Americano Israelí de Temas Públicos, por sus siglas en inglés) fingirá ser un lobby antisraelí cuando en realidad trabajan y luchan por él, mientras lady Hillary tendrá que darle una calurosa bienvenida en el Departamento de Estado. ¿Quién sabe? Quizás le sugiera imponer una prueba de lealtad para todas las minorías que hay en Estados Unidos, lo cual sería exigir un juramento de fidelidad del mismo Barack. El horizonte no tiene límites.
En Egipto, Lieberman la tendrá difícil. Hosni Mubrak es tratado suavemente por los estadunidenses, pero fue Lieberman quien espetó que el presidente egipcio debería visitar Israel o irse al infierno, con lo que ofendió profundamente a un hombre que ha tomado grandes riesgos para conservar la paz entre su país e Israel.
Los egipcios se han indignado al leer en sus diarios que Lieberman ha hablado de ahogar a los palestinos en el Mar Muerto o ejecutar a los palestinos que hablen con miembros de Hamas. Anoche, un simpatizante de Lieberman apareció en el canal de televisión Al Jazeera y tachó a Hamas de ser una organización antisemita y bárbara, pese a que oficiales del ejército israelí hablaron abiertamente con este supuesto grupo bárbaro, antes y después de los acuerdos de Oslo.
Pero el crecimiento de esta administración extremista en Israel, y la patética respuesta del gobierno de Obama hacia los supuestos simpatizantes de Israel que destruyeron la carrera de Freeman, no es sino malas noticias para Medio Oriente.
El canal de noticias Arab News afirmó que el desastre Charles Freeman fue una grave derrota para la política exterior de Estados Unidos.
Si bien la prensa árabe repite los vanales comentarios de siempre, sí se han resaltado las pusilánimes observaciones del secretario de prensa, Robert Gibbs, cuando se le preguntó por qué Obama se mantiene en silencio tras lo ocurrido con Freeman. He observado con gran interés cómo la gente percibe nuestra política de forma diferente y durante la campaña, en cuanto si estamos más cerca de un grupo que de otro. Así que no le doy mucha importancia a eso.
Cuando se le pidió dar una respuesta directa, Gibbs contestó: Ya di la respuesta más directa que puedo dar.
Ésto es casi cómico, como cuando The New York Times intentó la semana pasada por qué lady Hillary temía ofender a los israelíes cuando, durante la formación del gobierno de Netanyahu , ella señaló que la destrucción de mil hogares palestinos no ayuda. Su cautela ante el tema de Medio Oriente, dijo el Times, se explica como un reflejo del traicionero territorio que es Medio Oriente, donde una frase mal empleada puede ponerle los pelos de punta a diversas instituciones en nuestro país. Desde luego que así es, y cuando Lieberman asuma su cargo ya verán a quién pertenecen esas cabelleras erizadas.
Los propietarios de las mismas harán bien en analizar a fondo el incendiario discurso de Avigdor Lieberman. Habla como nacionalista ruso más que como el israelí laico que dice ser.
Yo cubrí las matanzas en Bosnia, a principios de los años 90, y puedo identificar el lenguaje de las ejecuciones, ahogamientos, de irse al infierno y de los juramentos de lealtad con los discursos de los señores Mladicand, Karadzic y Milosevic.
Lady Hillary y su jefe deberían buscar algunos libros sobre la guerra en la ex Yugoslavia si quieren entender con qué están tratando y para que sepan que decir que algo no ayuda no es la respuesta.
© The Independent
Traducción: Gabriela Fonseca
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