PARIS MARTÍNEZ (@PARIS_MARTINEZ)
Si bien Javier Sicilia es el personaje emblemático y principal orquestador de la Caravana por la Paz y la Justicia con Dignidad, lo cierto es que resulta una tarea titánica intentar movilizar a todos los mexicanos que se sienten agraviados por la violencia a raíz de la guerra del presidente Calderón… incluso para un poeta.
Por ello, las responsabilidades operativas de esta movilización recaen en un grupo compacto de colaboradores cercanos, el think tank, los brazos que controlan los distintos aspectos logísticos de esta marcha motorizada que Sicilia bautizó como “ruta del horror” . Animal Político te los presenta.
Emilio Álvarez Icaza, el negociador
El expresidente de la Comisión de Derechos Humanos del DF juega un rol de interlocutor de la Caravana ante las distintas autoridades (estatales y federales) con las que ha debido entablarse contacto para garantizar el paso de los manifestantes en su camino a Ciudad Juárez, así como con los grupos civiles que la reciben en los distintos estados.
“Mi trabajo es ayudar a los diálogos con los distintos sectores -afirma Álvarez Icaza-, facilitar el entendimiento con grupos de distinto origen, formación, cultura política y organizacional: hay quien viene del mundo académico, otros del empresarial, del popular, hay quien nunca ha sido parte de una agrupación civil; hay una diversidad ideológica, racial, de pensamiento y mi trabajo ha sido ayudar a construir procesos de diálogo.
Además, tras conocerse el asalto de la Policía Federal al Centro de Derechos Humanos Paso del Norte, en Ciudad Juárez, Álvarez Icaza fue comisionado por Sicilia para “servir de puente con la Secretaría de Seguridad Pública federal, para hacerles saber la indignación y preocupación que generó el asalto a las oficinas de los defensores de las garantías individuales en aquella ciudad”.
Julián Lebarón, el orador
La corpulencia y altura de Julián, hermano de Benjamín, el activista civil contra los secuestros en Chihuahua que fue asesinado en julio de 2009, contrastan con la voz suave, franca, con la que ha detonado las más emotivas reflexiones en cada escala que va haciendo la Caravana, las cuales han dado pie, de hecho, a nuevos señalamientos de Sicilia no sólo a la actitud de la autoridad ante la violencia, sino también de la sociedad misma ante este flagelo.
En pequeños trozos de papel, el constructor, ganadero y agricultor de 33 años (y 11 hijos) ha estampado frases que se han convertido en consignas de la Caravana cuando las ha formulado al micrófono, tales como “las balas, la sangre y las cabezas cortadas antes fueron gritos y mentadas de madre”, la que dio pie al regaño de Sicilia a manifestantes, cuando gritaron “muera Calderón” en el mitin de San Luis Potosí, y a partir de lo cual no se ha vuelto a presentar violencia verbal contra ninguna autoridad ni contra criminales, a los cuales este movimiento considera víctimas también.
Este miércoles, Sicilia se congratuló: “Si yo renuncié a la poesía, Julián me haya relevado”.
La capacidad de improvisación de Lebarón, además, confiere un tono de frescura y evita la monotonía en los mensajes que los organizadores lanzan en cada encuentro con víctimas, como fue el caso de Durango, donde en vez de lanzar un discurso tradicional, optó por entrevistar desde el templete a un expolicía, para ejemplificar la necesidad de acciones no sólo grupales contra la violencia, sino también personales.
- Óscar, ¿qué es lo que hacía usted antes de venir a esta caravana? -preguntó.
- Era policía municipal.
- Y todavía tienes el gafete, ¿podrías mostrárnoslos? ¿Qué hay en la funda del gafete? -preguntó Julián.
- La fotografía de mis hijos, la credencial la tiré. Y a mi uniforme le quité las estrellas y la insignia de la policía, y sólo dejé la bandera de México -explica el exagente, mostrando el pabellón bordado en su hombro izquierdo-, porque quiero mucho a mi país… -y remató- A los buenos policías, que los hay, les digo que ya se salgan, como yo, pues sólo los están haciendo máquinas para matar, ¡sálganse e intégrense al movimiento! ¡Voltéense a Calderón!
- Óscar -concluyó Julián-, es un hombre que sabe que la solución no está en las armas… Está en nosotros.
Magdiel Sánchez, el operador
La coordinación de los autobuses en los que viaja la Caravana, así como de la actividad y movimientos de manifestantes en cada estado, recae en este joven morelense de 27 años, estudiante de Filosofía y Letras, quien buscará obtener un título profesional con una tesis sobre las ideas sobre filosofía de la cultura planteadas a principios del siglo pasado por el húngaro György Lukács.
“Particularmente lo que tengo que hacer es coordinar a la gente que viene en la caravana y empatar con la gente que está organizando los actos en cada ciudad, es una de coordinación de los actos y del recorrido con las personas durante todas las paradas que estamos haciendo”.
Integrante del Movimiento de Liberación Nacional, Magdiel formó parte del primer grupo de habitantes de Cuernavaca que se movilizó tras el asesinato de Juan Francisco, el hijo de Sicilia, y seis personas más, aún antes que el poeta pudiera volver a México desde Manila, donde se encontraba cuando el crimen fue cometido.
Mayra Rojo, la memoria
Artista visual, estudiante de doctorado e investigadora académica, esta joven voluntaria camina en cada plaza en pos de las víctimas que se suman a la movilización civil, para recuperar sus testimonios y trabar contacto efectivo con cada una.
Integrante de la Comisión para la Recuperación de la Memoria, su encomienda es “hacer la recopilación de los datos de las víctimas y familiares para elaborar un directorio que permita tejer una red. Todo el que quiera confiarnos sus datos y pertenecer a esta red puede hacerlo, no será una labor desarrollada exclusivamente durante el tiempo que dure la Caravana, sino que se continuará”.
Cabe destacar que las víctimas también pueden trabar comunicación con la Comisión a través del correo electrónico recuperacion.memoria@yahoo.com.mx.
Rocato, el consejero
Roberto del Callejo y Torrentera prefiere que le digan Rocato. Él fue de los principales impulsores de la Red por la Paz y la Justicia, el 28 de marzo, en Cuernavaca y, en su condición de amigo personal de Sicilia ha estado siempre a su lado desde el inicio de las movilizaciones. De hecho, viaja con él en la camioneta en la que se trasladan Sicilia y Álvarez Icaza.
Editor de profesión, Rocato explica que él ha “acompañando de cerca la parte organizativa de todas las actividades que se han hecho a partir del asesinato de Juan Francisco, como la ofrenda permanente ante el palacio de gobierno en Cuernavaca, el plantón de una semana en el mismo punto, la marcha del 6 de abril en Cuernavaca, la más grande de la que la capital morelense tenga memoria, así como la marcha del 5 al 8 de mayo, de Cuernavaca a la Ciudad de México, y ahora en esta caravana motorizada a Ciudad Juárez”.
Participante como alumno de CCH en las movilizaciones universitarias de 1968, Rocato afirma que la confianza depositada en él es producto por una parte, “de la cercanía con Javier” y, por el otro, debido a la experiencia obtenida en las luchas estatales “contra el deterioro de la vida política, social y económica del país” en las que ha participado.
José Martínez Cruz, el difusor
Integrante de la Comisión Independiente de Derechos Humanos, el Partido Revolucionario de los Trabajadores y la Red por la Paz con Justicia y Dignidad, Pepe o El Castor suma ya 40 años de activismo político en Morelos, donde incluso realizó una huelga de hambre de 19 días en 1989 para exigir la presentación con vida del líder socialista morelense José Ramón García Gómez, el primer desaparecido político del gobierno de Carlos Salinas.
Al frente de la cafetería-sala de prensa conocida como La Comuna, en Cuernavaca, El Castor promovió la difusión mediática no sólo del asesinato de Juan Francisco y sus seis amigos en marzo pasado, sino también las movilizaciones posteriores, acciones que contribuyeron a que más de 3 mil 700 personas se integraran a la Red por la Paz con Justicia y Dignidad en los días posteriores al crimen.
“Siempre hemos documentado toda clase de abusos a los derechos humanos, de asesinatos, de crímenes, de ejecuciones cometidas en el estado de Morelos, desde que en 1989 asesinaron a dos indígenas de Xoxocotla y la desaparición forzada de José Ramón, nuestro compañero del PRT”.
Dada su experiencia no sólo política sino en estrategias comunicativas de organizaciones civiles, José Hernández fue asignado a la Comisión de Comunicación de la Caravana por la Paz y, de hecho, fueron sus gestiones las que facilitaron la presencia de Rosario Ibarra, líder histórica del movimiento por la presentación de desaparecidos políticos desde la guerra sucia, en el mitin del pasado martes en Nuevo León.
Mauricio Patrón, el enlace
Mauricio es un joven desparpajado, quien suma ya tres años al frente del área de Comunicación y Visibilización de Cencos, la agrupación civil con sede en el Distrito Federal que encabeza Emilio Álvarez Icaza y a la que llegó luego de ser adjunto del catedrático universitario y exguerrillero uruguayo Carlos Fazio.
Cencos, afirma, se encargó de proporcionar a la prensa nacional y extranjera toda la información relacionada con las manifestaciones posteriores al asesinato del hijo de Javier Sicilia, debido a lo cual “se convirtió en una especie de fuente oficial en torno a la movilización”.
Ya sobre la carretera a Mauricio corresponde la atención y facilitación de las labores de los 120 periodistas (de prensa, internet, radio y televisión) enviados por un centenar de medios para acompañar a la Caravana por la Paz en su recorrido a Ciudad Juárez, “el punto más adolorido de la geografía mexicana”, tal como la definió Sicilia.
Olga Reyes, la conciencia crítica
Aunque los hermanos de Olga siempre estuvieron involucrados en luchas sociales en su natal Ciudad Juárez, como invasiones de tierras abandonadas para la creación de viviendas para gente sin recursos, ella, en realidad, nunca sintió interés por estas actividades, sino hasta que cuatro de sus hermanos, una cuñada y un sobrino fueron asesinados y sus casas incendiadas.
Hoy Olga acompaña a la Caravana siempre con un turno al micrófono, para lanzar un mensaje muy particular, no a las autoridades ni a los criminales, sino a la ciudadanía. De lo cual el mejor ejemplo es su intervención en el mitin de Monterrey, donde aseguró que a cada persona asesinada por las autoridades “se le pone una etiqueta: de las mujeres de Juárez, dijeron que eran prostitutas; de los hombres, que son narcotraficantes; y de los niños, que estaban en un lugar inadecuado; eso no es justo, ¿por qué estamos permitiendo que pase esto? Tan culpables son las autoridades como nosotros, la sociedad, que lo hemos permitido. ¡Hay que quitarse esa pinche cobardía! No sé qué pasa con la gente: hay que seguir luchando, necesitamos que se una más gente y que salga a gritar, que no tenga miedo, que tenga coraje, estamos todos aquí por amor, por amor a la vida, amor a los derechos, amor a los niños que están quedando solos, ¡salgamos a las calles! ¡No nos quedemos así!”.
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