Tentaciones familiares
La señora Margarita
Hank, listo para BC
Más golpes a periodistas
Julio Hernández López
La más que evidente carencia de cuadros panistas con potencia electoral, y el sabido gusto extremo de Felipe Calderón por las sorpresas y torcimientos, ha hecho resaltar a últimas fechas la eventual condición competitiva de su esposa, Margarita Zavala Gómez del Campo, como una carta falsamente oculta que por necesidades del servicio se pudiese ver impelida a pelear por un cargo en los próximos comicios, ya fuera para mantener el ajuar familiar por seis años más en los armarios de Los Pinos o para fortalecer el muy acariciado proyecto felipista de terminar con la hegemonía perredista en el Distrito Federal.
A las especulaciones sobre esa maniobra conyugal dio cuerpo Jacobo Zabludovsky en días pasados en su columna de El Universal, al hacer un recuento de las ventajas de una candidatura de la señora Zavala a la Presidencia de la República y mencionar con fundamentos ajedrecísticos que, “como en las grandes partidas, el rey tiene su mejor defensa y ataque en la reina”. A juicio del periodista, la postulación de la esposa de Calderón es, “para ser exactos, la más sólida posiblidad, tal vez la única, de que el PAN retenga la Presidencia”. El texto cierra con una petición directa: “Dele permiso, don Felipe”.
Además de la sabida y reiterada vocación de las familias Calderón y Zavala para ocupar puestos públicos y encontrar acomodo en las listas partidistas de candidaturas a cargos de representación popular, la hipótesis de una postulación de la señora Margarita tiene sustento en el hecho cierto de que los panistas no parecen contar con un aspirante no familiar para la máxima contienda de 2012, pues el presunto delfín felipista, el secretario de Hacienda, no solamente no crece en términos políticos, sino además se ha especializado en producir declaraciones torpes y desmedidas que acaban lesionando su de por sí escuálido capital político.
Frente a él, peleando en busca de que el título de Favorito de Los Pinos no le sea asignado al Cordero expiatorio, está el secretario de educación pública, Alonso Lujambio, patinando también en el aire, sin propuestas ni fuerza, atenido difusamente a una posible ayuda electoral de la multipartidista Elba Esther Gordillo, que está colocando fichas en cuanto tablero le es posible. Y la desdibujada Josefina Vázquez Mota, que más bien pareciera estar dándole mantenimiento preventivo al nicho de una candidatura presidencial femenina predestinada a la hildebrándica jefa verdadera. Los demás aspirantes panistas sólo están haciendo ruido en busca de posteriores premios de consolación.
En ese contexto, la lupa pública habrá de posarse de manera más abierta en los actos y dichos de quien con rapidez va asumiendo un nuevo rol político que deja atrás su original perfil discreto (circunspección que no significa que fuera ajena o distante del ejercicio político pinolero, en el que influyó más de lo que las apariencias denotaban, entre otras cosas para establecer un contraste intencional con el activismo imprudente, por decir lo menos, de su antecesora en el escaparate matrimonial).
Ayer, por ejemplo, en entrevista radiofónica, Zavala, en su carácter de funcionaria del DIF, pareció necesitada de aprovechar el foro del anuncio de una conferencia binacional sobre reducción de la demanda de drogas para acomodar una posición aparentemente benigna, casi color de rosa, en un terreno minado. Así nomás, a golpe de pura voluntad y buenos deseos, la posible precandidata a algo se permitió soltar frases que no se compadecen de la terrible realidad nacional: “Me parece que estamos en buen momento para trabajarla y tener éxito, trabajarla con nuestros jóvenes a través de las escuelas, trabajarla con los padres de familia y las mamás”, dijo en referencia a la prevención del consumo de drogas en México (“trabajas una prevención sin verdura ni cátsup”, podría haber dicho un tortero de circunstancias).
En otros muelles electorales los reportes son variados. Fortalecido por la fallida tormenta en su contra que le armaron en días pasados, Jorge Hank Rhon se dice dispuesto a zarpar nuevamente en busca de convertir a Baja California en un casino, si la matriz tricolor así se lo ordena a él, capitán de navío Caliente. Por lo pronto, asistió reposado y torero a una sesión de preguntas de reporteros, decidido a no poner mala cara a nada, dispuesto a acudir ante las autoridades judiciales cuantas veces se lo pidan y deseoso ya de dar vuelta a la página para entrarle a la faena central a la que tanto le han ayudado sus torpes adversarios.
En sentido contrario, Luis Felipe Bravo sigue penando en las aguas mexiquenses, endureciendo el discurso contra Encinas para conjurar con esos golpes sobre el yunque declarativo cualquier pretensión central de hacerlo declinar su naufragante candidatura. Nunca se pudo hacer a la mar, de tal manera que su destino impensado sería bajar a la playa y declararse en vacaciones, o sostenerse a bordo y aferrarse al tercer lugar garantizado. En otras postales alegres, los tres tenores del perredismo volverán a actuar en foro mexiquense, esta vez para acompañar a Alejandro Encinas en su cierre de campaña. Cárdenas, López Obrador y Ebrard darán el último empujón político, mientras la selva electoral se prepara para que mapaches, grillos de alto nivel (entre ellos, ex gobernadores con harto efectivo) y jilgueros a sueldo den por triunfador a Enrique Peña Nieto, rumbo a Los Pinos, en su versión preparatoria denominada Eruviel Ávila.
En otro puerto, el de Veracruz, un comando entró a la casa de un columnista del diario Notiver, Miguel Ángel López Velasco, y lo asesinó junto con su esposa y uno de sus hijos. El periodista, que firmaba sus textos como Milo Velo, se especializaba en temas de policía y seguridad pública. Obviamente, las autoridades han prometido que investigarán a fondo y han ofrecido las clásicas condolencias. En Acapulco, por otra parte, reporteros marcharán hoy de mañana para exigir que se devuelva con vida al jefe de información de Novedades de Acapulco, Marco Antonio López Ortiz, quien fue desaparecido el pasado 7. ¡Hasta mañana!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
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