sábado, 20 de febrero de 2010

“Nací en Chihuahua y a ellos me debo”, señaló el pugilista Daniel Ponce de León

Este sábado enfrentará al puertorriqueño Orlando Cruz en pos de una corona mundial

*Tiene una fundación para ayudar a niños sin recursos y pide a empresarios que lo apoyen

Jorge Sepúlveda Marín

Periódico La JornadaSábado 20 de febrero de 2010, p. a14

El ex campeón mundial supergallo y ex olímpico mexicano Daniel Ponce de León, conocido en el mundo del boxeo como Tarahumara, no sólo lleva tatuadas sobre la piel imágenes de esa comunidad de la serranía chihuahuense, sino que tiene en el corazón un espacio especial por sus niños y para los habitantes de la devastada, por la violencia, Ciudad Juárez. “Nací en Chihuahua y a ellos me debo”, resuelve en corto su sentir.
De piel morena, rasgos severos, músculos marcados y amabilidad en el trato, el púgil nacido en Cuauhtémoc, el 27 de julio de 1980, se da tiempo para agradecer a la divinidad tener la posibilidad de “dar a mis coterráneos aunque sea un granito de arena”, ya que en varias ocasiones ha llevado juguetes a los infantes, cobijas y algunos otros obsequios vitales para los tarahumaras, entre quienes vivió 11 años.
El recuerdo vuelve a su mente. “La verdad es que las condiciones en las que vivíamos allá eran bien canijas. Mucha pobreza, demasiada quizá”, dice lentamente, como meditando cada una de las ideas, y abunda: “El frío, caminar mucho por lo más necesario. No había nada”, por eso dejó la localidad para buscar un mejor futuro, que al paso de algunos años encontró en el boxeo aficionado y ahora en el de paga.
Con residencia oficial en Los Ángeles, aunque buena parte del tiempo la pasa en su natal estado, Daniel ha entrenado desde hace varios días en esta ciudad, para “lograr, como siempre, lo que he tratado de hacer, la mejor preparación” porque hoy buscará abrirse el camino para ajustarse otra vez una corona mundial.
Sin embargo, antes deberá dar cuenta del puertorriqueño Orlando Cruz para conquistar el cinturón latino peso pluma del Consejo Mundial de Boxeo que le brindará una mejor clasificación, para que luego su gente de Golden Boy Promotions, del mexicoestadunidense Óscar de la Hoya, haga su labor y le consiga la segunda oportunidad para volver a ser monarca.
Sin sangre de empresario, pero “con deseos de ayudar a la gente, porque carajo, si no, para qué estamos aquí echándole todas las ganas”, el pugilista creó el año pasado la fundación que lleva su nombre para apoyar a los niños sin recursos, que por diferentes razones deben permanecer en una estancia sufriendo carencias, como los hijos de los tarahumaras, platica resuelto.
El ex olímpico de Sydney 2000, quien refinó su técnica bajo las instrucciones de Vicente Borrego Torres en las instalaciones del Centro Deportivo Olímpico Mexicano, construyó una sólida carrera amateur al ser campeón nacional de 1995 al 97, en tres categorías distintas, desde los 51 a los 55 kilogramos.
Ahora se brinda a su ciudad natal, donde inauguró instalaciones deportivas gratuitas para los asistentes, “porque de lo que se trata es de que los chavos, los niños, se metan al deporte para que en el futuro hagan una carrera”, apunta.
Casado con Mayra y padre de Daniel, Gerónimo y Estrella, el boxeador posee una hoja de servicios de nueve años, con 39 pleitos, de los cuales ha ganado 37 y decretado anticipadamente el fin en 31 oportunidades.
Sabe que tiene la posibilidad de convocar a empresarios de bien, incluidos sus patrocinadores y ciudadanos con recursos, para ayudar a más gente, porque le duele ver a la infancia padecer las necesidades más apremiantes: “Quiero invitar a la gente a que me ayude para seguir ayudando”.
Conocido por otros como el Destructor Tarahumara, a Ponce de León no le gusta mucho hablar de su poderío, pero sus números lo evidencian: es un noqueador nato, con casi 80 por ciento de sus citas sobre el cuadrilátero terminadas, como dicen los clásicos, por la vía del cloroformo, pero tampoco es un aniquilador compulsivo. Cumple con ganar, nada más.
Agradecido con la Golden Boy por tenerle confianza y apoyarlo en el difícil y peligroso camino del pugilismo de paga, Daniel tiene la certeza de que aunque no corre sangre tarahumara por sus venas, sí tiene la inteligencia, fuerza y astucia para regresar a la cima, sin prisas.
Y ahora que suma tres contiendas ganadas de forma consecutiva, luego de que se le escurrió el título, cree tener los arrestos necesarios para regresar a lo más alto.

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