miércoles, 20 de mayo de 2009

Crisis zacatecana

Miguel Ángel Granados Chapa

Irresponsablemente, Ricardo Monreal ha trasladado la fuga de 53 reos del penal de Cieneguillas a su disputa con la gobernadora Amalia García, de quien señala "presuntas complicidades" de su administración "con la delincuencia organizada"

En una incursión llevada a cabo con precisión militar el sábado 16, muy temprano, un comando armado logró que se evadieran 53 reos del penal de Cieneguillas, de la capital de Zacatecas. Con irresponsabilidad extrema, el senador Ricardo Monreal trasladó esa peligrosa fuga masiva al terreno de su querella con la gobernadora Amalia García al declarar el lunes: "el gobierno de Zacatecas, me atrevo a decir, tiene presuntas complicidades con la delincuencia organizada". Insistió en que ese acontecimiento "es producto de la complicidad del más alto nivel del gobierno de Zacatecas".

Entre los reclusos evadidos el sábado se encontraban dos procesados por narcotráfico aprehendidos en enero pasado por el Ejército en una planta deshidratadora de chiles, propiedad de Cándido Monreal, hermano de Ricardo. En vez de empacar ese producto picante, en ese local se procesaba marihuana, de la que se aseguraron casi 15 toneladas. Otro miembro de la familia, Saúl Monreal, dijo que se había sembrado allí la carga ilícita. Si se realizó esa maniobra, no derivó en perjuicio de esa familia, ninguno de cuyos integrantes ha sido acusado por traficar con ese estupefaciente. Sin embargo, el decomiso fue presentado en un mensaje videograbado y difundido en abril por el gobierno estatal, como símbolo de su actuación "contra la delincuencia, aunque a algunos se les lastime en sus intereses personales".

El aventurado juicio de Monreal contra el gobierno que sucede al encabezado por él mismo se produjo en una conferencia de prensa en que dio a conocer su renuncia al PRD, partido al que ingresó en febrero de 1998, tras comprobar que el PRI, al que pertenecía desde los 15 años según su propio dicho, no lo haría candidato a gobernador. Quien probablemente lo hubiera sido en aquel momento por el PRD, la entonces senadora Amalia García, depuso su interés personal y pactó ella misma con Monreal, e hizo que su partido lo hiciera también, en un acertado cálculo electoral. Monreal fue candidato perredista y ganó la gubernatura. Poco después se afilió a ese partido junto con un numeroso grupo de priistas, cuya incorporación hizo al gobernador un factor de decisión dentro del PRD zacatecano y con influencia en las decisiones nacionales.

En vez de actuar con reciprocidad hacia la diputada García Medina, cuando cinco años después se gestaba su propia sucesión, Monreal pretendió marginarla y hacer candidato al ahora senador Tomás Torres, a la sazón secretario de Gobierno y quien había llegado al PRD apenas en 1998, a diferencia de Amalia, que era una militante de la izquierda desde su juventud y había ya presidido el partido que finalmente la postuló en 2004. La infracción de Monreal a un acuerdo explícito o tácito con la ahora gobernadora fue el primer episodio de una ya larga contienda por la dirección del perredismo zacatecano.

Hace dos años se produjo una nueva escaramuza en esa batalla permanente. Cuando Monreal no consiguió que sus hermanos y allegados fueran candidatos a alcaldes y diputados por el partido del sol azteca, los hizo postular por otros partidos, especialmente el PT. Con esa sigla su hermano David fue elegido presidente municipal de Fresnillo, desde donde pretende alcanzar la gubernatura. Aunque falta mucho para entonces, ya desde ahora se ufana de que será gobernador porque las encuestas lo favorecen. En la disputa por impulsar y frenar candidaturas, Monreal consiguió malquistar a la gobernadora con Andrés Manuel López Obrador, de quien el zacatecano se ha mostrado especialmente ardoroso seguidor. Debe recordarse que la toma de la tribuna senatorial en abril del año pasado fue encabezada por Monreal, que así sentó plaza de radical.

Hace unos meses, en un paso más hacia el PT, Monreal se trasladó a la bancada de ese partido en el Senado, sin dejar de ser miembro del PRD. De ser vicecoordinador de los senadores perredistas se convirtió en líder del pequeño grupo petista. Su doble militancia concluyó el 10 de mayo, aunque la anunció apenas el 18. Pidió a la dirección nacional perredista ser eliminado del padrón respectivo. Dirigirá además de la fracción del PT en Xicoténcatl a los petistas zacatecanos, aprovechando la coincidencia de que José Narro Céspedes, que la encabezaba, hizo el trayecto contrario al de Monreal, pues caminó del PT al PRD, que lo hizo candidato a diputado.
La querella interna en el PRD, que ahora concluye con la salida de Monreal, tendría relieve sólo dentro de ese partido, tan dañado a menudo por disensiones interiores. Pero ha afectado al desempeño de la gobernadora, que no sólo no ha contado con el apoyo de su partido, sino que ha tenido que lidiar con fuerzas antagónicas dentro del mismo, y ha tenido que enfrentar sobre la marcha los dilemas que la situación nacional le ha planteado. Al mismo tiempo que le es imprescindible el trato con el gobierno federal, ha mantenido distancia del Ejecutivo, como parte de la protesta que los gobernadores perredistas se comprometieron a adoptar tras la postergación de Andrés Manuel López Obrador. Dentro del PRD, la gobernadora García encabeza la corriente denominada Foro Nuevo Sol, aliada al jefe de Gobierno capitalino, Marcelo Ebrard, y que formó parte de la coalición Izquierda Unida, que el año pasado apoyó la candidatura de Alejandro Encinas a la presidencia nacional perredista.

Como oscuro telón de fondo de esa disputa interna se halla el deplorable avance de la delincuencia organizada en Zacatecas. Ése es el problema real.

Reforma 20/05/2009

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