Sin salir de casa y con sólo un teclado, niños y jóvenes han creado sus propios códigos y símbolos para comunicarse con sus amigos
Cinthya Sánchez El Universal
Cinthya Sánchez El Universal
Martes 17 de marzo de 2009
No conocen el olor de sus nuevos amigos. Tampoco saben si tienen la letra bonita a pesar de que su relación se basa en la escritura. Se comunican sin salir de sus recámaras. Su laptop y la pantalla del teléfono celular son sus espejos mágicos, por ahí se enamoran, se pelean, comparten videos, se pasan la tarea, crean su mundo, su lenguaje.
Con sus teclados mezclan las matemáticas con el español y crean un nuevo idioma que sólo comprenden ellos, los menores de 25 años. “Qan2 m aqerde le qnto” significa “cuando me acuerde le cuento”, “xo.xo” quiere decir abrazos y besos, “ntc” es “no te creas”, “omg” es una expresión que usan en inglés y que significa “¡Oh my God¡”, “a2” es adiós y “salu2” es saludos.
Son los mejores mecanógrafos de la historia. Con un solo dedo pueden mantener dos o tres conversaciones a la vez, todas con falsas abreviaturas y símbolos que muchas veces sólo ellos entienden, pero que logran su objetivo principal: transmitir un mensaje.
Los espacios virtuales donde interactúan están llenos de nuevas frases. Portales como Facebook, Youtube, Hi5 y lajaula.net tienen registros de cómo llevan las relaciones personales los integrantes de la generación que más ha escrito en la historia.
“Hoy, los niños y adolescentes reciben 100 veces más mensajes de texto que los jóvenes de 25 años y 200 veces más que los adultos de 40”, dice Antonio Navalón, analista y conferencista que imparte el seminario Sociedad y Tecnología a profesionales de la comunicación de la UNAM.
Explica que quizá en un futuro leamos libros con el nuevo lenguaje que hoy ya es una realidad observable en el ciberespacio.
Raúl Ávila, investigador del Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios del Colegio de México, considera que el nuevo lenguaje no trascenderá: “Lo van a cambiar cuando crezcan, pues sólo lo ocupan en un espacio que en lingüística llamamos situación comunicativa, así que es más una forma de identificación de grupo que un nuevo lenguaje”.
Explica que el problema es que el lenguaje siempre se está juzgando desde un punto de vista opresor y que la ortografía es una forma de control social.
Josefina Vázquez Mota es la secretaria de Educación Pública y está preocupada porque teme que el lenguaje de messenger llegue a las aulas. Ella ha declarado que el “nuevo lenguaje” que utilizan los jóvenes por celular e internet se ha convertido en el mayor desafío tanto para la educación como para las academias de la lengua en habla hispana.
Lo cierto es que ahora, en un mismo salón de clases, conviven niños del siglo XXI con maestros del siglo XX. Las distintas formas de comunicación está creando una “barrera generacional” entre alumnos y profesores.
No sólo mantienen un uso de lenguaje diferente entre generaciones, sino una forma diferente de adquirir el conocimiento.
“Hoy los niños y jóvenes reciben en un día la misma información que sus abuelos tuvieron en un año”, dice Antonio Navalón.
Explica que los adultos aún absorben el conocimiento de manera lineal, cuando el mundo no está creciendo linealmente, mientras que los adolescentes aprenden por el efecto de la multiplicación de la información. Ahora bien, el desafío está en integrar lo viejo con lo nuevo, porque chatear y responder un mail no es entender de nuevas tecnologías, “tenemos que empezar por aceptar que no entendemos el mundo de nuestros hijos”, dice Navalón.
Así, lo único que comparten los jóvenes y adultos es el método para prender y apagar computadoras y teléfonos móviles, lo demás es completamente diferente. Los jóvenes viven dobles vidas a través de un avatar (personaje) en Second Life, están inscritos en redes sociales donde comparten música con japoneses e hindús, terminan sus relaciones de noviazgo por Facebook, juegan videojuegos en línea con todos sus amigos sin desplazarse físicamente, todo con un teclado.
Para Antonio Navalón la comunicación se ha transformado en el medio y no en el fin. Así que, dice, lo que romperá la barrera generacional es la fusión entre lo nuevo y lo viejo. “Hay que perderle el miedo a las nuevas herramientas, entender que las relaciones sociales han cambiado a tal grado que hoy una niña puede vivir en Nueva Zelanda, regresar de la escuela, conectarse a internet y cuidar de su mascota virtual que tiene en Japón”, comenta Navalón.
Pero los papás no deben preocuparse por el nuevo lenguaje, ya que a fin de cuentas ponen cara feliz cuando leen esto en sus mensajes: “T KIERO + Q TDO L MNDO”. Y entienden, sin necesidad de traductor, lo que significa.
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