PARÍS.- En la noche del miércoles 4, unos 7 millones de televidentes franceses escucharon el diálogo que sostuvo por teléfono Laurence Ferrari, conductora del noticiario del canal TF1, con Florence Cassez, encarcelada en el Centro Femenil de Tepepan, de la Ciudad de México:
–¿Cuál es su estado de ánimo, Florence? ¿Se siente desesperada?
–Estoy agotada. Totalmente agotada. Ya ni puedo reflexionar. Estoy lejos de mi país, de mi familia.
–Si el presidente (Nicolas) Sarkozy la estuviera escuchando en este momento, ¿qué le diría?
–Le suplico que haga algo. No sé qué puede hacer… pero sé que me puede ayudar (…)
–¿Usted entiende por qué sigue detenida? ¿Entiende el porqué de esa sentencia de 60 años de cárcel?
–No entiendo nada desde el principio. Soy inocente. Totalmente inocente. Desde el principio ese expediente no es mi expediente (…)
–¿Cuál sería ahora su deseo más ardiente, Florence?
–Salir de aquí… Vivir… Estar con mis padres… Regresar a mi país.
–Gracias por haber estado con nosotros, Florence. Todos nuestros pensamientos la acompañan…
Mientras se oía la voz de la detenida, imágenes suyas desfilaban en la pantalla: su detención “reescenificada” el 9 de diciembre de 2005 en el rancho de su exnovio Israel Vallarta, su traslado a la prisión rodeada por policías, breves tomas de ella en el reclusorio y su rostro angustiado detrás de gruesas rejas.
Al igual que TF1 –canal privado cuyo noticiario nocturno es el de mayor audiencia en Francia–, todos los medios de comunicación franceses informaron ampliamente sobre la decisión del juez Jorge Fermín Rivera Quintana de mantener en la cárcel a Cassez y la desesperación de la detenida. De hecho, fue la principal noticia de ese día. Muy pronto se convirtió en un escándalo nacional.
El martes 3 el juez mexicano confirmó la culpabilidad de Cassez y la condenó a 60 años de prisión por los delitos de privación ilegal de la libertad en modalidad de secuestro, delincuencia organizada y portación y posesión de arma de fuego de uso exclusivo del ejército.
Casi un año antes, el 25 de abril de 2008, el Juzgado 5 de Distrito de Procesos Penales del Distrito Federal la había condenado a 96 años de prisión. Los abogados de Cassez –un mexicano y un francés– apelaron de inmediato. El caso de esa mujer de 34 años, oriunda del norte de Francia, empezó entonces a tener resonancia en todo el país.
Más eco todavía tuvo su historia cuando, el pasado 7 de mayo, Sarkozy sostuvo un encuentro de casi una hora con su familia en el Palacio del Elíseo. El presidente francés se comprometió a seguir de cerca la situación jurídica de Cassez, “con todo respeto por la soberanía mexicana” (Proceso 1647).
Luego, a finales del año pasado, 170 dipu¬tados y senadores de todo el espectro político francés integraron un grupo para apoyar a su conciudadana. Esa iniciativa, totalmente inédita en Francia, causó un fuerte impacto en la opinión pública del país.
Revuelo mediático
Junto con Frank Berton, abogado francés de Cassez, los parlamentarios fueron los primeros en reaccionar cuando se dio a conocer la sentencia del juez Fermín Rivera. La noche del 3 de marzo, Berton denunció un “juicio inicuo y una parodia de justicia”, mientras que dos senadores, Alain Fouché y Jean René Lecerf, ambos miembros de la Unión para un Movimiento Popular (UMP), actualmente en el poder, calificaron la sentencia de “afrenta” contra Francia y de “provocación” para Sarkozy. Pidieron que el presidente cancelara o aplazara su viaje oficial a México, programado para este lunes 9. De inmediato radioemisoras, canales de televisión y periódicos electrónicos transmitieron su llamado. Empezó el revuelo mediático.
El senador Fouché explica a la reportera: “Antes de lanzar nuestro movimiento de apoyo a Florence, hablamos largamente con Berton. Analizamos cuidadosamente su expediente. Nos impresionó el montaje de su detención, las declaraciones contradictorias de los testigos que supuestamente la identificaron como su secuestradora, la acumulación de vicios de forma y otros numerosos elementos que reunieron sus defensores.
“Llegamos a la íntima convicción de que Florence es inocente y que es víctima de un error judicial. Me atrevo a decir que la clase política francesa en su conjunto comparte esa convicción. Pensábamos que la revisión de su caso en apelación iba a evidenciar ese error. Pero pasó lo contrario. Por eso, el 3 de marzo, pedimos que el presidente Sarkozy no viaje a México.”
Sigue contando el senador: “El miércoles 4, Luc Chatel, vocero del Elíseo, aseguró que Sarkozy trataría el tema con el presidente Felipe Calderón. Eso nos tranquilizó. La familia de Florence Cassez nos explicó además que ese viaje era la última esperanza de su hija y que había solicitado que la esposa del presidente, Carla Bruni, visite a Florence en la cárcel. Nos apegamos a la voluntad de los Cassez y apoyamos su petición a la primera dama”.
Motivos sospechosos
Sebastien Cassez, hermano de Florence, se dice indignado por la forma como se llevó la revisión del juicio. Al igual que el abogado Berton, enfatiza:
“A lo largo de 11 meses no hubo un solo careo. El juez nunca vio a mi hermana, nunca la escuchó, no tomó en cuenta ninguno de los elementos que sus abogados le entregaron. En realidad me pregunto: ¿qué hizo durante tanto tiempo? ¿Cómo puede un juez condenar a una persona sin jamás hablar con ella? Además sigo sin entender por qué Israel Vallarta aun no ha sido juzgado.
Es el supuesto jefe de la banda y hasta ahora no pasa nada con él. ¿Cuál es la lógica jurídica de esta situación?”
Tanto Sebastien Cassez como Berton consideran que, en realidad, la sentencia contra Florence no fue una decisión jurídica, sino política. Dicen que reconocer su inocencia implica aceptar públicamente que Genaro García Luna, actual secretario de Seguridad Pública, montó el show de su detención para lucirse. Recuerdan que en 2005 encabezaba la Agencia Federal de Investigación (AFI) y era muy criticado por su falta de resultados en la lucha contra la delincuencia.
En pláticas informales con la reportera, diputados y senadores confiaron sus sospechas: que existen divergencias en el seno del Ejecutivo mexicano en torno del caso. Sus hipótesis, que dejan en claro su poca fe en la independencia de la justicia mexicana, consisten en que el secretario de Seguridad Pública influyó en el juicio para obstaculizar la decisión del presidente Calderon de buscar una solución positiva al caso de Florence Cassez.
Explica Jean Luc Romero, exmiembro de la UMP e integrante del Consejo Regional de Ile de France (región administrativa que rodea a París) que impulsó la movilización de los parlamentarios franceses:
“No hay que olvidar que Florence Cassez denunció a García Luna en vivo durante un programa de televisión y lo obligó a reconocer que había ‘puesto en escena’ su detención. Viajé varias veces a México. Visité a Florence en la cárcel. Estoy en contacto permanente con ella por teléfono. Conozco su caso. Creo que está pagando muy caro su resistencia.”
Durante el miércoles 4 Bernard Cassez, padre de la detenida, multiplicó sus durísimas declaraciones en contra de la justicia mexicana y sus llamados a Sarkozy para que le traiga a su hija de regreso a Francia. Por la noche, exhausto, habló brevemente con la reportera.
“¿Qué quiere que le diga? Florence es inocente. Sé que todavía queda la posibilidad de un amparo. Pero mi hija tendrá que seguir prisionera en México hasta que la Suprema Corte de Justicia revise su caso. Eso puede durar muchísimo tiempo. No lo soportará. Se imponen su transferencia a Francia y su indulto”. Después de un largo silencio, agregó:
“Hasta donde sé, el indulto es una prerrogativa del presidente, tanto en México como en Francia. Pido ese indulto para mi hija. Debo confesar que ya no creo en la justicia mexicana. El destino de mi hija es ahora un problema político del que tendrán que hablar cara a cara, de hombre a hombre, los presidentes Calderón y Sarkozy. Confío en su diálogo para encontrar una solución.”
La campaña mediática favorable a Florence Cassez surtió efecto. Después de que el vocero del Elíseo enfatizara que su transferencia a Francia era “el objetivo del gobierno y del presidente”, Calderón concedió una entrevista a la agencia de noticias francesa AFP que fue ampliamente difundida en el país la noche del 4 de marzo.
Expresó Calderón: “He manifestado al presidente francés la disposición del gobierno mexicano de ejercer las atribuciones que nos concede el Tratado de Estrasburgo entre México y Francia para que, una vez que sea definitiva la condena, si es el caso, exploremos la manera en que esta ciudadana pueda purgar la condena en el propio territorio francés”.
Al día siguiente, Sarkozy recibió en el Palacio del Elíseo a Bernard Cassez y a Frank Berton. Les aseguró que “las autoridades francesas siguen el caso con suma atención” y que “estudian las diferentes opciones conforme a derecho y a las convenciones internacionales”.
Bajó un poco la tensión en Francia. Bernard Cassez y Frank Berton manifestaron un optimismo prudente.Para Sebastien Cassez la perspectiva de que su hermana pase 20 años encarcelada en Francia por crímenes que, asegura, no cometió en México, no suena como un alivio. “Sería una aberración completa. Sólo un indulto del presidente mexicano puede resolver esta situación”, enfatiza.
El problema es que en México tanto el Código Penal Federal como el Código Federal de Procedimientos Penales descartan toda posibilidad de indulto para crímenes de suma gravedad, entre los cuales destaca el secuestro.
Proceso 08/03/2009
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