martes, 11 de diciembre de 2012

“El poder mediático colonizó al poder político”: Jenaro Villamil

Marcela Salas Cassani-Desinformémonos
  • 11 diciembre 2012

  • El reportero de Proceso habla de su libro, Peña Nieto, el gran montaje, donde advierte que el presidente toma el poder “en circunstancias donde hay muchas facturas que pagar con la televisora más importante del país”
     
    México DF. “Discretos” engaños de encuestas, alianzas entre grandes medios de comunicación y casas encuestadoras, spots multimillonarios producidos por Pedro Torres y predicciones de “posibles” resultados electorales realizadas por los medios en los 12 comicios celebrados durante el 2010 para renovar gobernadores, ayuntamientos y congresos locales, son tan sólo algunas de las piezas que forman parte del montaje mediático a través del cual Enrique Peña Nieto, ex candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI), y hoy presidente de México, llega a ocupar el cargo.

    Estos argumentos son abordados a profundidad por el periodista Jenaro Villamil en el libro Peña Nieto, el gran montaje, donde el también profesor de la escuela de periodismo Carlos Septiem, hace un recuento de la campaña del ex candidato priista y da cuenta de las condiciones en las que éste tomó el poder el pasado 1 de diciembre.

    El reportero de la revista Proceso ha investigado a detalle y documentado durante seis años la escalada hacia la presidencia de Enrique Peña Nieto. Resultado de meticulosos escudriñamientos ha publicado, además de este nuevo volumen, los libros Si yo fuera Presidente. El reality show de Peña Nieto, en 2009 y El sexenio de Televisa. Historias secretas del poder mediático, en 2010.

    En entrevista con Desinformémonos, Villamil explica que en el marco de la llegada de Peña Nieto a la presidencia de la República “hay un fenómeno de colonización y de crecimiento del poder mediático sobre el político. Peña Nieto toma el poder circunstancias en donde hay muchas facturas y deudas que pagar con la televisora más importante del país”.

    Sin embargo, dice, es difícil precisar de qué manera Peña Nieto asume la presidencia, pues existen varios factores que lo vuelven un producto frágil y maleable. “En primer lugar, porque pertenece a un grupo político que tenía una relación de mucho tiempo atrás con Televisa, y que está vinculado al ex gobernador Arturo Montiel, quien fue defenestrado mediáticamente por presunto vínculos con fraudes y desvíos de fondos, y eso volvió vulnerable al propio Peña Nieto porque él formó parte de ese gobierno”.

    Operó entonces una especie de extorsión, detalla Jenaro Villamil; si Peña Nieto no pactaba con la televisora, era muy probable que lo ocurriera lo mismo que le ocurrió a su jefe.

    “El otro problema es que era un político sin muchas luces propias, sin mucha trayectoria y con una ambición muy grande, la de llegar a la presidencia de la República; Televisa jugó con esa ambición también”, sostiene el comunicador.

    De acuerdo con las investigaciones de Villamil, tan sólo durante el primer año de administración del priista en el Estado de México, 691 millones 734 mil pesos fueron destinados a tiempos de televisión; este monto se repartió de la siguiente manera: 327. 4 millones en spots y 364.3 en la “compra de información”, que abarca 180 notas informativas en los noticieros de Televisa.

    El proyecto, detalla, fue parte del “Plan de Trabajo 2005-2011” cuyos objetivos principales eran “deslindar a Peña Nieto del escándalo de Arturo Montiel, su antecesor y padrino político y convertir al joven mandatario en una figura política conocida a escala nacional y posible candidato del PRI a la presidencia de la República”.

    La estrategia utilizada por Enrique Peña Nieto –y otros políticos contemporáneos suyos– ha sido la de invertir más en mercadotecnia y arreglos con Televisa y otras televisoras, porque creen que de esa manera se llega con más rapidez y eficacia al poder. Su discurso poco tiene que ver con la ideología y la tradición priistas, pues su trayectoria es más bien mediática.

    “Este esquema”, advierte Villamil, “deja a un lado el presidencialismo histórico que funcionaba cuando el PRI estaba fuerte, pero ahora no lo está. El PRI dejó de ser en los últimos diez años el mecanismo institucional a través del cual los aspirantes a la presidencia de la República hacían carrera política: haciéndose diputados, alcaldes o gobernadores. Enrique Peña Nieto le ha dado la vuelta a esa carreta política” y se ha instalado en un “presidencialismo de gestos mediáticos”, es decir, “un presidencialismo de pantalla que representa la derrota del PRI”.


    Alternativas contra la influencia de los grandes medios
    “Para contraponerse a la hegemonía de las televisoras desde la comunicación hay que abrir el espectro radioeléctrico a otros modelos de televisión y a otras empresas de televisión”, asegura Villamil, “pero también la vía más importante, que creo que a veces se olvida, es que el Estado mexicano está obligado a darle acceso a los mexicanos a otras plataforma de investigación como la banda ancha y los medios digitales”.

    El periodista advierte también que debe haber un apoyo fundamental a los medios impresos y las estaciones de radio que “en esta historia han sido marginados en función de la enorme concentración de recursos públicos y publicitarios que ha tenido la televisión”.

    Sobre una posible ruptura entre el presidente electo y Televisa, el reportero de Proceso, opina que “no está en el proyecto de Peña Nieto, y si ésta llegase a ocurrir no sería voluntaria. En todo caso, una ruptura sería el resultado de una presión legislativa y de una presión social que es la que están muchos sectores: democratizar los medios de comunicación y desconcentrar el poder tan fuerte y monopólico de Televisa”.

    En medio de multitudinarias protestas del joven movimiento estudiantil #YoSoy132 y de otras muchas organizaciones de la sociedad civil, sostiene Villamil, “el gran montaje ha empezado”.

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