Chuayffet sabía de la
estrategia paramilitar en Acteal: Raúl Vera
La estrategia contrainsurgente
detrás de la masacre de 45 tzotziles en 1997 pretendía forzar una solución
armada al conflicto zapatista, señala el obispo, que reitera: “Lo diremos donde
sea: esto es un crimen de Estado”.
Adazahira Chávez
Desinformémonos habló con el obispo Raúl Vera, que en 1997 fungía como obispo coadjutor
de la Diócesis de San Cristóbal de las Casas, sobre el significado de la
impunidad en Acteal, la estrategia contrainsurgente del gobierno y las
consecuencias de todo ello para la sociedad mexicana.
- ¿Qué es hoy la masacre de
Acteal?
La masacre de Acteal es una
herida abierta en la historia reciente de este país. Es muy grave no solamente
porque se trata de un crimen de Estado -ya que los paramilitares fueron
preparados como parte de una estrategia contrainsurgente que iba directamente
contra la sociedad civil-; se trata también de la paramilitarización de
Chiapas. Estos paramilitares iban a destruir la base social y esto venía de
parte del gobierno mexicano. Eso es criminal. El ejército preparó civiles
solamente para enmascarar su presencia en Chiapas, para forzar una solución por
la vía armada y no por la vía de la justicia.
- Recientemente escuchamos a
Chuayffet, que es otra vez secretario de Estado, decir nuevamente que fue un
conflicto intercomunitario. ¿Qué es lo que habría que responderle?
Primero, que si él estaba como
jefe de la política nacional en la Secretaría de Gobernación, y de veras está
hablando desde su conciencia, pues que realmente no sabemos a qué país
gobernaba. Él era el primero que debería saber lo que se hacía en Chiapas, en
una política contrainsurgente que estaba no buscando pacificar ese territorio,
sino creando violencia para justificar la presencia abrumadora del ejército en
el estado, especialmente en zonas en las que los indígenas se habían
manifestado inconformes por el nivel de injusticia en el que por años se les ha
tratado.
Es sumamente irresponsable que
se quiera culpar a los mismos indígenas de una violencia creada desde el Estado
mexicano. De eso tenemos muchas pruebas porque siempre tuvimos mucho contacto
con los indígenas. Este proceso ideado desde el Pentágono se llama guerra de
baja intensidad –que aquí se tradujo como guerra irregular- y consideraba
entrar a los parajes donde los indígenas estaban desprotegidos para cometer
actos violentos contra ellos y así calmarlos.
Lo que no consideró el
ejército mexicano es que los indígenas no estaban desprotegidos, que tenían una
protección muy fuerte de la Iglesia, y que a través de ella tuvieron una protección
de la sociedad civil organizada desde México y desde el extranjero. Hubo una
gran cobertura internacional para buscar que los indígenas tuvieran una opción
de justicia.
Esto es lo que se les salió de
las manos. En el momento en que atacan a los indígenas –porque se trataba de
aterrorizarlos, eran métodos irracionales y kaibilescos, que se
utilizaron en Centroamérica- gracias a dios hubo esta reacción; en primer
lugar, de nosotros, la Iglesia, que le dábamos seguimiento y habíamos
identificado perfectamente toda la estrategia militar detrás de los
paramilitares, y que con toda seguridad denunciamos lo que estaba pasando. Eso
está denunciado ante la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos.
Entonces no hay salida.
Ellos están haciendo esto
porque la Suprema Corte de Justicia dejó libres a los paramilitares, no hay que
olvidar eso. Y lo que está diciendo ahora el actual secretario de Educación
está basado en artículos que a propósito se escribieron para hacer ver que no
había ninguna razón para que los paramilitares estuvieran (presos) porque
querían reducir esto, pero lo diremos aquí, fuera de México y donde sea: es un
crimen de Estado. Es una llaga abierta hasta el día de hoy.
Los mismos autores materiales
que fueron detenidos, llegaron protegidos por la policía estatal, fueron
identificados por las víctimas porque eran habitantes de esa región -estaban
bien identificados los pueblos que estaban llenos de paramilitares; los que no
lo eran, se tenían que salir de las comunidades, y los que se quedaban era para
armarse y atacar a sus hermanos-. Se trataba de desbaratar el tejido social,
porque el principio rector de esta guerra de baja intensidad era “quítenle el
agua al pez para que se muera”, y el agua era nada más y nada menos que la base
social.
Hubo una ley del diálogo para
que a la paz se llegara por la vía de la restauración de la justicia para los
indígenas, pero desde el principio el gobierno no iba por restaurar la justicia
porque ya estaban comprometidos proyectos mega millonarios con los recursos
naturales que tiene Chiapas; es un nivel del proceso neoliberal en el que entró
México desde los años ochenta. Jamás les iban a dejar a nuestros hermanos
indígenas territorios llenos de biodiversidad, bosques, agua, petróleo y
radioactivos; a la fuerza se tenían que quedar con los territorios bajo el
control de los que los tenían porque claro, los grandes finqueros, con la mano
en la cintura, ponían toda esa riqueza al servicio de las grandes
multinacionales.
- ¿Usted advirtió desde antes
la posibilidad de que se diera este evento?
Lo que advertí desde la
Comisión para la Paz fue que se estaba preparando un ataque muy fuerte.
Nuestros asesores nos dijeron: “están preparando algo muy serio”. Y cuando se
quiso advertir esto al presidente de la Conferencia Episcopal, no se le dio
oídas al secretario ejecutivo, que en ese momento era el padre Athié. Desde la
segunda quincena de octubre yo le hice llegar una carta al señor secretario de
Gobernación, que era Emilio Chuayffet, donde le decía que todos los ataques de
los paramilitares ya estaban presentes en los Altos de Chiapas. Yo ya le había
dicho, directamente en diálogo: “la estrategia que ustedes están siguiendo lo
único que hace es crear violencia”.
- ¿Cuál fue la respuesta?
En ese momento en que yo
hablaba con él, todavía no identificaba (la estrategia). En el momento en que
identifiqué toda su estrategia clarísimamente, jamás me le volví a parar, por
supuesto. Pero mientras yo no lo entendía, le dije: “oye, ¿pues qué métodos
están siguiendo? Ustedes están creando más violencia”. Entonces por supuesto
que no me iba a decir. En el momento en que ya se estaban registrando los
ataques sistemáticos, ya habíamos visto cómo asolaban la Zona Norte y estaba
exactamente la misma estrategia en los Altos de Chiapas, yo le escribí y le
dije “ya están en los Altos de Chiapas”.
Cuando pasó eso (la masacre de
Acteal), Chuayffet dijo: “yo no me había dado cuenta”. Hice pública la carta
que le había mandado, para responder ¿cómo que no te habías dado cuenta?
Nosotros a como diera lugar íbamos a parar eso. Estos cuates estaban advertidos
de que en los Altos de Chiapas las cosas estaban muy mal.
- ¿Qué significa para la
sociedad mexicana que a 15 años de un hecho tan grave no haya justicia?
Es lo que estamos viendo, toda
esta guerra contra el narcotráfico. ¡Mira cómo la están llevando! La muerte
sigue sobre nosotros. Significa que en México, los criminales tienen carta
abierta y los últimos que contamos para estas autoridades somos la sociedad
civil; ellos andan rodeados de todo tipo de guaruras, nosotros andamos a pie y
luchando contra todas estas barbaries. La impunidad significa mucha más
violencia, hasta el grado en el que estamos viendo hoy. Hoy todo México es
Chiapas.
- Pasados 15 años, ¿cómo sería
una justicia verdadera para las víctimas de la masacre?
Que se identifique y se
castigue a los autores intelectuales, y que los autores materiales vuelvan a
seguir pagando su condena. Que entiendan que mientras siga habiendo impunidad,
todo mundo se va a lanzar a matar.
- ¿De quién es esta cuenta
pendiente?
La primera cuenta pendiente la
tiene el entonces jefe de las fuerzas armadas, el presidente Zedillo, sus jefes
militares, las autoridades que tenían que haber vigilado que esto no pasara. Y
segundo, ¿de quién es esta cuenta pendiente? Del señor Fox, que se comprometió
(a resolverlo) a su debido tiempo. También de todos los regímenes bajo los que
se ha liberado a los criminales y que no han actuado, que deberían haber
investigado contra los autores de esa masacre. No es algo que se iba a arreglar
solo.
- ¿Cómo es ahora la situación
de los paramilitares en Chiapas?
Los paramilitares han hecho
sus apariciones en comunidades. Con el gobernador anterior hubo todo un trabajo
para recuperar territorios y ahí siguen entrando los paramilitares, siguen
armados en la Zona Norte. Nunca se les han quitado las armas.
Publicado el 24 de diciembre
de 2012
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