Bajo la lupa
Alfredo Jalife-Rahme
El presidente estadunidenese, Barack Obama, al salir de la
casa Blanca, el miércoles pasadoFoto Ap
E
n su mensaje sobre el estado de la Unión, Obama
lanzó una idea audaz –de apariencia comercial inocua, pero de enorme profundidad
geoestratégica que encubre un superbloque holístico que representaría la máxima
superpotencia militar y geoeconómica del planeta (50 por ciento del PIB global y
la tercera parte del comercio planetario) –para crear un bloque de libre
comercio Nor-Trasatlántico (TAFTA, por sus siglas en inglés) entre los tres
países del TLCAN –obviamente, ni permiso pidió el omnipotente presidente de EU a
sus denominados
No hay que ser genios para juzgar que el audaz proyecto de
Obama, susceptible de transformar las coordenadas de la geopolítica global, ha
sido concebido para contrarrestar el ascenso irresistible de China, de por sí
cercada doblemente: desde el punto de vista militar, por el nuevo sociosde Canadá y México– con 27 países de la Unión Europea (UE-27). La UE-27, si es que no se balcaniza antes y se salva de la grave crisis del euro, podría incorporar la cuatripartita Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA, por sus siglas en inglés: Islandia, Noruega, Suiza y Liechtenstein) y quizá, siendo exageradamente optimistas, mediante la
agenda de expansión europea, a los países balcánicos escindidos de la antigua Yugoslavia y hasta Turquía, donde se libra una batalla ontológica sobre su destino euroasiático.
pivotede Obama –que ya empezó a cobrar sus frutos con la escalada de tensión en el noreste asiático, tanto por la colisión de intereses entre Japón y China sobre las islas Diaoyu, como con la reciente prueba nuclear de Norcorea– y, desde el punto de vista mercantil, por la creación del bloque comercial Alianza del Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés) del que curiosamente forma parte el
México neoliberal itamitatotalmente emasculado y entregado al esquema geoeconómico/geopolítico de EU.
La idea del TAFTA es añeja y fue considerada en la década de 1990, en la fase unipolar, cuando EU, en la era clintoniana, anhelaba conquistar el mundo subrepticiamente mediante tratados comerciales multisectoriales ( v. gr. el fracasado ALCA para el continente
americano). Ahora, en la incipiente fase multipolar, Obama resucita el TAFTA, de mayor envergadura, con el fin de someter a China, cuyos multimedia han permanecido apagados, para no decir perplejos, al respecto.
Nadie como la prensa británica y el premier David Cameron, un fundamentalista neoliberal, han recibido en forma ditirámbica el proyecto mercantilista de Obama, al que se han sumado con entusiasmo redentor tanto la atribulada canciller alemana, Angela Merkel, como los apparatchiks de la Comisión Europea, con la notable reticencia del presidente galo, François Hollande.
De la literatura desplegada vale la selección de Philip Stephens, de The Financial Times (14/2/13), portavoz de la globalización financierista, quien, al unísono de la euforia del oligopolio multimediático anglosajón, exulta que el
Pacto Trasatlántico promete un premio mayorcon la resurrección del
orden (¡supersic!) político liberal que recientemente parecía en retirada. Stephens vislumbra el advenimiento del TAFTA como un
fin geopolítico (¡supersic!): la
economía como medio de un fin. No lo dice, pero entona las resonancias de un G-2 geopolítico entre las otrora poderosas geoeconomías hoy alicaídas a los dos lados el Atlántico Norte.
El desprecio británico a Europa continental no lo oculta Stephens:
Europa no es más el centro del interés geopolítico de EUfrente a los supuestos chantajes de Vladimir Putin (nota: no explicita el autor, pero se ha de referir al gas ruso y a la detención de la expansión de la OTAN en el Cáucaso). Su ultraje al zar ruso es superior al que dedica a Europa:
el líder ruso es alguien que da risa más que miedo. No comment!
Más allá de las cifras economicistas ( v. gr.
Stephens define el
El problema es que tras más de tres décadas de la
Pese a sus disonancias cacofónicas y afónicas, Stephens no pierde de vista la realidad que deben entender los
Lo importante (“el verdadero precio”), a su juicio muy sesgadamente británico, reside en que “el sistema (sic) permanezca arraigado en algunos (sic) valores universales –el imperio de la ley, la seguridad colectiva, el respeto a la dignidad humana y la contabilidad gubernamental”. Sin duda alguna.
El grave problema es que al
Aun sin contabilizar los obstáculos que parecieran infranqueables entre EU y la UE-27, si la paralizada ronda Doha y los choques culturales desde los alimentos genéticos alterados pasando por el repulsivo fracking, hasta los pollos clorados son ilustrativos, falta ver qué tanta
¿Acabará el nuevo pacto invitando a Rusia a formar parte de su
¿Cuáles serán las medidas preventivas y defensivas de la cercada China, que cuenta con las mayores reservas de divisas globales y que, pese a las Casandras globalistas/Nor-Atlantistas, sigue creciendo en forma impresionante?
Una probabilidad insondable todavía es que el pacto empuje a un mayor acercamiento del RIC (Rusia, India y China), extensivo a los BRICS (con Brasil y Sudáfrica), cuando el restante de los países escogerán con cuál bloque jugar a su cuenta y riesgo.
www.alfredojalife.com
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3.5 millones de millones de dólares en acciones de inversiones compartidas) que sirven de plataforma de lanzamiento para la gran alianza geopolítica en ciernes, se encuentra el
interés compartido para preservar (sic) un orden (¡supersic!) internacional abierto basado en reglas como el mejor garante de la seguridad (¡supersic!) occidental. ¿Se apresta EU a deglutir militarmente a la UE-27 hoy cruelmente vapuleada con la grave crisis del euro y el espectro de su balcanización? ¿Llevará el pacto a una unificación monetarista de las dos mayores divisas del planeta con un euro castrado y totalmente sometido al dólar?
Stephens define el
poderen términos modernos que se suman a las cifras secas del economicismo y que condensa en la
seguridad (¡supersic!) que reside en la aceptación amplia (sic), de normas y valores internacionales como en la fuerza militar bruta (¡supersic!)con la
capacidad de configurar los eventos. Se conforma con la consecución de 50 por ciento del total teórico del proyectado pacto y fulmina contra los
tecnócratas, a quienes los
políticos deberán usar el látigo (sic). ¡Uf!
El problema es que tras más de tres décadas de la
teología neoliberal, el género político está en vías de extinción frente a la proliferación contaminante de
tecnócratasignaros a quienes se les desplomó su modelito financierista/monetarista.
Pese a sus disonancias cacofónicas y afónicas, Stephens no pierde de vista la realidad que deben entender los
políticoscuando los
tecnócratasse encuentran discapacitados:
El sistema (sic) emergente es una vez más multipolar (¡supersic!) y menos multilateral. El orden global no pertenece más a Occidente.
Lo importante (“el verdadero precio”), a su juicio muy sesgadamente británico, reside en que “el sistema (sic) permanezca arraigado en algunos (sic) valores universales –el imperio de la ley, la seguridad colectiva, el respeto a la dignidad humana y la contabilidad gubernamental”. Sin duda alguna.
El grave problema es que al
Occidente neoliberal, presa del barbárico y misántropo
síndrome Shylock, se le olvidaron sus valores humanistas trascendentales.
Aun sin contabilizar los obstáculos que parecieran infranqueables entre EU y la UE-27, si la paralizada ronda Doha y los choques culturales desde los alimentos genéticos alterados pasando por el repulsivo fracking, hasta los pollos clorados son ilustrativos, falta ver qué tanta
risaprovocan las ojivas nucleares de Vlady Putin cuando Washington y Bruselas exclaman estar aterrados por las bombas nucleares de Irán que aún no existen.
¿Acabará el nuevo pacto invitando a Rusia a formar parte de su
OTAN económica? ¿Aceptará Vlady Putin, quien prefiere jugar al pivoteo euroasiático entre la UE-27 y China?
¿Cuáles serán las medidas preventivas y defensivas de la cercada China, que cuenta con las mayores reservas de divisas globales y que, pese a las Casandras globalistas/Nor-Atlantistas, sigue creciendo en forma impresionante?
Una probabilidad insondable todavía es que el pacto empuje a un mayor acercamiento del RIC (Rusia, India y China), extensivo a los BRICS (con Brasil y Sudáfrica), cuando el restante de los países escogerán con cuál bloque jugar a su cuenta y riesgo.
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