“Asaltibús” en despoblado
*Más demagogia de Jericó Abramo Masso
David Guillén Patiño
columna_palabrasmayores@hotmail.com
14-Febrero-2013
Luego de la venta parcial del Simas a Aguas de Barcelona, en Saltillo se ha perpetrado uno de los más graves atropellos gubernamentales de que se tenga memoria en esta ciudad, afectando económicamente miles de personas que a diario usan el servicio de transporte urbano.
Esta nueva arbitrariedad tiene nombre, se llama “Saltibús”, y su principal promotor es el alcalde priista Jericó Abramo Masso quien, paradójicamente, está para velar por los intereses comunitarios.
Resulta que, a raíz de ciertos acuerdos establecidos por la administración municipal con los creadores de este sistema, carentes de seriedad, la ciudadanía ha tenido que desembolsar dos pesos adicionales a las tarifas establecidas, esto, como “castigo” en caso de que el usuario no compre su tarjeta de prepago por el servicio, que por cierto ya debería estar modernizado, según el proyecto en cuestión.
Resulta que, a raíz de ciertos acuerdos establecidos por la administración municipal con los creadores de este sistema, carentes de seriedad, la ciudadanía ha tenido que desembolsar dos pesos adicionales a las tarifas establecidas, esto, como “castigo” en caso de que el usuario no compre su tarjeta de prepago por el servicio, que por cierto ya debería estar modernizado, según el proyecto en cuestión.
Las mejoras a que se comprometió la autoridad y los introductores del “Saltibús” incluyen la formalización de una empresa de transporte y la incorporación de unidades nuevas. Pero nada de esto ha sido cumplido, y se anuncia que los referidos vehículos serán adquiridos hasta mayo.
Aunque el ilegal sobrecobro por el servicio fue suspendido, debido al inobservancia de los concesionarios, el alcalde amenaza con volver a “multar” a los usuarios (hágame usted el favor) si no compran las tarjetas que, para colmo, están más escasas que las monedas de tres pesos.
Por qué la gente habría de creer en un edil que primero les saca dinero injustamente y, tras rectificar su error, desea volver, como él mismo dice, a “castigarlos”, pero ahora sí de forma justa... Risa me da.
Bien apunta el jurista Manuel Villarreal González, “las preguntas en torno a este asunto son muchas, por ejemplo: ¿Para quién son los 15 pesos que cada uno de los 350 mil usuarios deben pagar por los plásticos? ¿Con este negocio pretende Jericó Abramo financiar para su próxima campaña electoral?”
Lo que corresponde ahora, según coinciden el abogado y varios activistas, es “ampararse y luchar contra la política arbitraria, insensible y recaudatoria del alcalde”, más aún cuando sabemos que los dizque genios que idearon el “Saltibús” quedaron mal parados en Nuevo León, donde enfrentan una demanda legal por incumplimiento de sus compromisos.
En este “año de Hidalgo” aún estamos a tiempo de sacudirnos esta lacra, y si bien no debemos dudar que el transporte urbano mejorará en el presente cuatrienio, en este caso, como en muchos otros donde la autoridad tiene metidas las narices, el fin no justifica los medios.
En virtud de este delicado tema, saco a colación el viejo dicho que advierte sabiamente: “cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar”, así que, atención autoridades y ciudadanos de otros municipios aledaños: consideren si deben experimentar en cabeza ajena, debido a que el próximo atraco podría llamarse “Lagunabús”, “Monclobús”, “Duranbús” o “Chihuabús”.
En tanto, al “Saltibús” ya empieza a llamársele “Asaltibús”, pues también al pasar la tarjeta por el lector de la unidad de transporte, la pantallita suele mostrar al usuario cobros repetidos, y muchas veces los saldos que presenta el aparato no reflejan los montos de recarga. En efecto, negocio redondo.
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