Tormenta sobre Acción Nacional
“Ya no somos el partido del cambio”, es la conclusión de un análisis elaborado por el Partido Acción Nacional tras su debacle electoral de 2009. En el documento correspondiente, que se mantuvo en reserva pública clasificado como de “alta confidencialidad” y del que Proceso obtuvo una copia, el PAN se flagela y desnuda sus múltiples fallas: su elitismo y soberbia, la corrupción de varios de sus militantes y funcionarios, su “democracia simulada”, su corporativismo y su complejo de inferioridad frente al PRI
Sunday, July 31, 2011
ÁLVARO DELGADO
MÉXICO, DF.- Visto por sí mismo, en una rigurosa introspección, el Partido Acción Nacional (PAN) es un desastre: "En el comportamiento de los panistas no se aplica la fuerza de las ideas, sino la fuerza del interés, la nómina y el poder", "no hay agenda para y con la sociedad", "se han tolerado actos de corrupción de funcionarios y militantes", "se han privilegiado el arribismo y el oportunismo", "se permite la democracia simulada" y se impone "la aplicación discrecional de estatutos y reglamentos".
También hay "manipulación de los procesos internos", "la onda grupera divide al partido, la autoridad no lo remedia y a veces es factor de parcialidad al tomar decisiones", "desechamos gente valiosa", "los dirigentes se reciclan" y "la cultura y mentalidad corporativa persiste: derechos, antigüedades, cacicazgos".
Tan cruda descripción forma parte del diagnóstico sobre el PAN elaborado por la Comisión de Reflexión y Análisis de ese partido a raíz de la debacle electoral de 2009. La completa una afirmación que consigna sin atenuantes la real condición de los panistas: "Hemos dejado de ser escuela de ciudadanía".
La clasificación de "alta confidencialidad" había convertido a este diagnóstico en un documento secreto. Hoy Proceso lo da a conocer públicamente.
No sólo "nos olvidamos de nuestros aliados históricos" y "no hay plan de relaciones con sectores líderes de la sociedad (Iglesia, empresarios, intelectuales, artistas, académicos, universitarios, etc.)", sino que "no sabemos comunicarnos con los grupos minoritarios en su idioma (chavos banda, emos, darketos, homosexuales, discapacitados)", "continúa la resistencia a la cuota de género" y "la fama de mochos nos aleja de muchos de esos grupos".
El diagnóstico reconoce que "no ha habido congruencia entre la democracia exigida y las prácticas del partido", que los militantes y dirigentes del PAN "perdimos el valor de la ciudadanía hasta en la integración del Instituto Federal Electoral (IFE)" y la conclusión es lapidaria: "Ya no somos el partido del cambio".
Y el PAN como gobierno, según el documento obtenido por Proceso, también es un fracaso: "No hemos construido un modelo de gobierno panista" "ni tenemos una agenda programática con 3-4 temas emblemáticos" sino que "al ganar el gobierno no hicimos un ‘manual de procedimientos panista’ y asumimos la práctica priísta" y por ello "los gobiernos del PAN no han removido las estructuras clientelares que estableció el PRI".
No sólo eso: "Ha aumentado el desempleo", "algunos funcionarios hacen negocios desde el gobierno", "no se redujo el dispendio", prevalece el "nepotismo", "hay comportamientos públicos vergonzosos que quedan impunes" y "se manda un mensaje contradictorio al ejecutar programas contra la pobreza manteniendo el despilfarro y lujo de políticos".
Los panistas no sólo "no tenemos oferta política ni programas de gobierno que respondan a distintos grupos: clase media, mujeres, jóvenes, empresarios, etc." sino que "algunas acciones de gobierno y legislativas han afectado a la clase media y otros grupos de apoyo en donde radica la fuerza del PAN".
Peor aún, hay "ayuntamientos panistas y legisladores panistas cooptados por el crimen organizado".
El diagnóstico lo acepta: Los panistas "no propusimos cambio" y "la ciudadanía esperaba más de nuestros gobiernos".
MIEDO AL PRI
Esta evaluación del PAN fue elaborada por una comisión de 10 panistas coordinados por José Luis Coindreau, para conocer las razones del fracaso en las elecciones federales de 2009, a raíz de las cuales Germán Martínez renunció a la presidencia de ese partido y fue sustituido por César Nava.
El 8 de agosto de 2009 el Consejo Nacional, máximo órgano de dirección del PAN, designó integrantes de la comisión a María Elena Álvarez, Mariela Pérez de Tejada, Gabriela Ruiz del Rincón, Luisa María Calderón, Fernando Torres Graciano, Alejandro Vázquez Cuevas, Humberto Aguilar Coronado, Marko Cortés, José Espina y Arturo García Portillo.
"¡Necesitamos hacer una catarsis, echar fuera todo el coraje que traemos!", dijo Coindreau al reportero ese día y anticipó: "Hay gente que quiere linchar a gente. ¡Éste es el culpable! Y es un error. ¡No hay culpables! ¡Todos somos responsables!"
Luego de que los integrantes de la comisión recorrieron todos los estados para escuchar a panistas, analistas y líderes sociales sobre las razones de la derrota del PAN, Coindreau informó al reportero, el 11 de septiembre de ese año, un día antes de entregar el informe al Consejo Nacional, que se había elaborado un documento de 16 cuartillas.
"Fuimos con mente abierta. Lo que vimos, lo vaciamos. No nos podemos ver el ombligo (sino) levantar la mirada y ver al ciudadano al que tenemos que servir", dijo y añadió que elaboraron el diagnóstico de ocho cuartillas y propusieron, en otras ocho, un conjunto de "iniciativas de solución".
Los miembros del Consejo Nacional del PAN conocieron el informe en la sesión del 12 de septiembre de 2009, antes de la conmemoración del 70 aniversario de la fundación del partido; Coindreau, quien leyó el texto, advirtió que no entregaría copia del documento y pedía confidencialidad de su contenido, según la grabación de esa reunión que también obtuvo Proceso.
"Hay la observación de que este documento contiene cosas muy delicadas y que, por lo mismo, exigen de nosotros una alta discrecionalidad (sic), una alta confidencialidad", advirtió Coindreau, quien enseguida aclaró: "Pensamos que no debe ser repartido… Es muy delicado porque es la estrategia que sugerimos que el partido siga para recuperar su liderazgo político en el país".
DIAGNÓSTICO VIGENTE
Casi dos años después –cuando el PAN es presidido por Gustavo Madero y luego de elecciones estatales en las que ese partido, en alianza con el PRD, ganó los gobiernos de Puebla, Oaxaca y Sinaloa, pero en fecha reciente recibió derrotas contundentes en los estados de México, Coahuila y Nayarit– el diagnóstico conserva vigencia.
El informe subraya la impotencia del PAN ante la eficacia del Partido Revolucionario Institucional (PRI) –"no se ha podido acotar la operación de la maquinaria priísta"– y una especial connivencia del gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto: "El maridaje Televisa-Peña Nieto es cínico y está impune".
Agrega: "No supimos inhibir la acción de gobernadores priístas en campaña.
"La actitud del PRI era ganadora y la del PAN no.
"Los gobernadores priístas operan con todo y los funcionarios y delegados federales se cuidaron mucho de no participar con el PAN en el proceso electoral.
"En algunas zonas siempre gana el PRI (vía cualquier partido).
"Se permite que los gobiernos del PRI actúen a su arbitrio y se atribuyan logros del gobierno federal.
"Los gobiernos estatales priístas usaron sus propios medios y también los del gobierno federal para operar a su favor.
"Control del PRI sobre organismos electorales.
"Algunos delegados del gobierno federal han sido cooptados por los gobernadores estatales.
"La ausencia de la Segob en la elección.
"Las concesiones de canales televisivos a los gobiernos estatales operaron para el PRI.
"No denunciamos los excesos de Peña Nieto y la mayor parte de gobernadores priístas.
"Parece que le tenemos miedo a los gobernadores priístas y no hemos asumido la influencia y poder del gobierno federal.
"En algunos estados, se manifiesta la relación PRI-narco."
ANATOMÍA DE LA DERROTA
Parte del fracaso electoral ante el PRI en 2009, según el diagnóstico de la Comisión de Reflexión y Análisis, obedece a errores de los gobiernos del PAN, particularmente los encabezados por Vicente Fox y Felipe Calderón, que han tenido "un exceso de funcionarios priístas":
"Los gobiernos del PAN no han removido las estructuras clientelares que estableció el PRI, las vacantes en las delegaciones federales no se ocupan con panistas y funcionarios priístas redireccionan recursos hacia sus aliados, en detrimento de los intereses panistas".
Pero además "el uso del presupuesto federal por parte de gobiernos priístas no es fiscalizado por el gobierno federal", por lo que "el PRI vive en el mejor de los mundos: recibe y gasta dinero sin responsabilidad o supervisión del gobierno federal".
Y prosigue: "Los gobiernos del PRI compran, chantajean o extorsionan a los operadores políticos del PAN.
"Las paraestatales y/o las delegaciones otorgan los contratos a empresarios con vínculos priístas.
"Los gobiernos priístas y perredistas están utilizando electoralmente los programas sociales federales para sus propios fines.
"Error en el manejo de recursos en la forma o vehículo en que se bajan a la población: a través de ayuntamientos o ventanillas estatales."
En contraparte, en el PAN faltó apoyo de funcionarios para ayudar legalmente al partido: "Los ayuntamientos panistas tienen gerentes, no políticos", "los delegados o secretarios de Estado adulan a los gobernadores y no presumen que los recursos son del gobierno federal" y "gobernadores panistas se declaran en ocasiones abiertamente en oposición a nuestros candidatos".
Expone: "No hubo una visión y estrategia conjunta y compartida entre gobierno federal, CEN, gobernadores y legisladores.
"No se aprovechó la fuerza política de los gobernadores a nivel nacional.
"Falta de operación política del CEN en los estados.
"Nuestros operadores están ‘ocupados’ trabajando en el gobierno.
"El presidente del partido apareció solo en el debate y no hubo otros operadores políticos que actuaron de manera estructurada y coordinada.
"Se percibe abandono del CEN y sus dirigentes.
"La operación con gobernadores panistas y de oposición se ha descuidado por parte de Segob.
"Tibios para implantar programas bondadosos de alto impacto.
"La operación se hizo con ‘dinosaurios’ antidemocráticos, se ganó perdiendo."
Sin mencionarlos por su nombre, el diagnóstico sobre la derrota en 2009 alude al entonces secretario general adjunto, Jorge Manzanera Quintana, y al secretario de Elecciones, Alejandro Villalobos, socios en la empresa Desarrollo y Operación de Campañas (DOCSA), allegados ambos a Martínez y Calderón.
"(Hubo un) proceso deficiente de planeación, ejecución y seguimiento de las campañas", la "asignación de fondos para detección, monitoreo y movilización no fue claro y fue insuficiente", "en ocasiones la parte jurídico-electoral del CEN fue externa y no contaba con la suficiente experiencia" y "el porcentaje de cobertura de casillas fue el más bajo en años".
Los mensajes de campaña no conectaron con la ciudadanía: "Nuestra agenda fue atacar al PRI recordando su pasado y no pareció interesar al electorado… Se habla de pasado y no de futuro en los mensajes… El CEN se equivocó en priorizar la confrontación con el PRI, la gente ya no quiere pleitos".
Además "el mensaje de la seguridad no funcionó": "El mal manejo del tema de la inseguridad no da votos… Hubo una saturación de spots al elector y una queja por el monto erogado. Nuestro discurso no estuvo dirigido a grupos homogéneos, como jóvenes, mujeres, etc… No sabemos usar los medios en forma creativa".
Pero siendo un diagnóstico descarnado sobre el PAN, el documento omite un dato clave: La intervención de Calderón en la vida interna del PAN y las imposiciones de Martínez y Nava, así como de numerosas designaciones de candidaturas a diputados federales. (APRO)
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