Por órdenes de Hillary Clinton se recabaron datos de la vida privada de funcionarios de la ONU y otros políticos
Más de 250 mil informes revelan las estrategias de Washington para obtener información de todo el mundo
Armando G. Tejeda
Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 29 de noviembre de 2010, p. 2
Madrid, 28 de noviembre. La secretaria del Departamento de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, ordenó a sus diplomáticos ante la Organización de Naciones Unidas (ONU) espiar y recabar información, incluso privada, de los más altos funcionarios del organismo mundial y de los representantes de varios países, entre ellos México, por considerar de interés el evaluar lo que realizaban en Consejo de Seguridad, según se desprende de casi un cuarto de millón de documentos secretos divulgados hoy por Wikileaks.
Se incluyen 2 mil 836 cables emitidos desde la embajada de Estados Unidos en México, que forman parte de lo que representa la primera gran filtración masiva de comunicaciones secretas del Departamento de Estado y comenzaron a ser divulgados por The New York Times, The Guardian, Le Monde, El País y Der Spiegel.
Espiar y conocer detalles de la vida privada de funcionarios de la ONU, obtener desde el “escáner del iris” de los ojos, las huellas dactilares y el ADN de los cuatro aspirantes al gobierno de Paraguay, y las impresiones de los jeques del golfo Pérsico sobre una eventual intervención militar en Irán. Éstos son sólo algunos de los métodos, obsesiones y estrategias que quedaron al descubierto con la filtración de Wikileaks, la mayoría de agencias o despachos firmados por las propias delegaciones diplomáticas estadunidenses desde 1966 hasta febrero de este año.
Las nuevas filtraciones de Wikileaks afectan prácticamente a todo el orbe: desde el corazón mismo del multilateralismo y el orden internacional, la ONU, hasta la influencia de Estados Unidos en Medio Oriente y Asia central, el devenir de América Latina y la situación política en Europa.
Se incluye una serie de órdenes emitidas desde el Departamento de Estado, y al parecer a petición expresa de Hillary Clinton, en las que se solicita a todos los servicios de inteligencia espiar a los funcionarios de la ONU: el secretario general, Ban Ki-moon, y a todos los países que integran el Consejo de Seguridad. Cabe recordar que estas naciones son, además de Estados Unidos, México, China, Rusia, Brasil, Francia, Japón, Alemania, Reino Unido, Líbano, Nigeria, Turquía y Uganda.
La jefa de la diplomacia estadunidense ordena a sus embajadores, funcionarios del Departamento de Estado y espías obtener información sobre “planes, intenciones, objetivos y actividades palestinas relacionadas con las políticas de Estados Unidos sobre el proceso de paz y el contraterrorismo”. “Información biográfica, biométrica y financiera sobre los líderes palestinos y de Hamás, incluidos los de los movimientos juveniles, dentro y fuera de Gaza y Cisjordania.”
También pide investigar los “planes y actividades concretas de Reino Unido, Francia, Alemania y Rusia respecto a las políticas del Organismo Internacional de la Energía Atómica; planes e intenciones de los líderes y países más influyentes de la ONU, especialmente Rusia y China, sobre derechos humanos en Irán, sanciones a Irán, suministro de armas iraníes a Hamás y Hezbolá y sobre las candidaturas que Irán presenta para ocupar puestos claves en la ONU”.
Los documentos confirman la estrategia de conocer detalles de la vida privada de funcionarios de la ONU, para lo que se pide desde la numeración de sus tarjetas de crédito hasta sus correos electrónicos, descripciones físicas y teléfonos. Además se solicitan “detalles de las fricciones entre la oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCAH) y el coordinador de Seguridad de la ONU con sus oficinas sobre el terreno” en Medio Oriente, así como “información sobre los criterios de los miembros del Consejo de Seguridad y de otros países sobre las candidaturas de Siria, Cuba e Irán para ocupar cualquier puesto de liderazgo en la ONU”.
Además de las complejas negociaciones en el seno de la ONU y de su Consejo de Seguridad, la diplomacia estadunidense se muestra especialmente preocupada e inquieta sobre la tensión en Medio Oriente; no sólo por el histórico enfrentamiento entre palestinos e israelíes, sino por el temor de que Irán desarrolle una energía nuclear propia capaz de fabricar la bomba nuclear. Se evidencia la escalada verbal de la diplomacia estadunidense y los miedos de los líderes de la región ante una nueva guerra.
En uno de los despachos se muestra el interés de Clinton por explicar a los mandatarios de sus aliados Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Qatar, Bahrein y Omán que la estrategia de Barack Obama no supone un cambio en la política de defensa antimisiles. “Estados Unidos ha desplegado sistemas BMD (protección de misiles balísticos) en Medio Oriente para proteger (los) de la amenaza de misiles iraníes, incluida la presencia de Aegis BMD en el Golfo Pérsico y de dos baterías de misiles Patriot en Bahrein, Kuwait, Qatar y EAU”.
Los líderes de la región muestran su casi total sintonía con Estados Unidos sobre la necesidad de debilitar el poder de Irány del mandatario Mahmud Ajmadineyad en la región. El embajador estadunidense en Riad afirma que el monarca saudita está preocupado por ser “víctima de la maldad iraní”. El jeque Mohammed bin Zayed “está convencido de que se desatará un infierno si Irán llega a hacerse con la bomba, pues Egipto, Arabia Saudita, Siria y Turquía desarrollarían su propia capacidad nuclear militar, e Irán instigarían el conflicto entre sunitas y chiítas por todo el mundo”.
El mandatario egipcio, Hosni Mubarak, “tiene un odio visceral hacia la República Islámica, a menudo se refiere a los iraníes como ‘mentirosos’ y los acusa de querer desestabilizar Egipto y la región”, según un cable de la embajadora en El Cairo, Margaret Scobey, a Clinton, de febrero pasado (documento 191130).
Las filtraciones también recogen la postura del presidente del Senado de Jordania, quien en diciembre de 2009 habría instado a Estados Unido a que “bombarde Irán o viva con una bomba iraní. Sanciones, zanahorias, incentivos, no funcionarán”.
En los documentos se incluyen conversaciones con Rusia para intentar que se involucre en la estrategia contra Irán.
Hay diversas peticiones sobre lo que llaman “asuntos palestinos”: actividades de los cuerpos de seguridad palestinos y planes de contraespionaje, presencia islámica y relaciones con Israel, terrorismo, infraestructuras, comunicaciones, Internet, liderazgos, actitudes y capacidades tecnológicas, así como su interés por las enfermedades infecciosas en la región.
Los informes secretos muestran el desprecio de la diplomacia estadunidense hacia países como Turquía o incluso aliados históricos y naturales, como Alemania. Se tomaron en cuenta documentos de carácter histórico, como un despacho sobre la inminente liberación de Nelson Mandela dos semanas antes de producirse, en el que se recogía el diálogo que habría mantenido el emisario estadunidense en la región.
Otros informes filtrados ahora son de carácter “sicológico”, como el que escribió la embajada estadunidense en Irak en 1979, en la que califica a los “persas” de personas de “egoísmo desbocado” y “mentalidad de bazar (...) pasan por alto sus intereses a largo plazo a favor de ventajas inmediatas, tienen poca visión y usan tácticas de acoso, son incapaces de comprender la causa/efecto, debido al Islam y su énfasis en la omnipotencia de Dios; incluso los persas educados al estilo occidental tienen problemas para entender la interrelación de los acontecimientos y no aceptan las consecuencias de sus propios actos”.
A lo largo de los próximos días y semanas, tanto Wikileaks como los medios que participaron en esta filtración conjunta y masiva desvelaran otros documentos hasta ahora secretos, y hoy al alcance de quien tenga acceso a Internet en http://cablegate.wikileaks.org/
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