domingo, 24 de noviembre de 2013

‘Sólo el pueblo puede defender al pueblo’

QUEREMOS MORIR LUCHANDO
 

 

Lo han acusado de actuar en la ilegalidad, de violentar el estado de derecho, de ser un ex convicto. Pero José Manuel Mireles, uno de los líderes referentes de los grupos de autodefensa de Michoacán, rechaza las imputaciones y dice a Proceso que el movimiento de resistencia surgió por el hartazgo de ser víctimas eternas del crimen organizado ante la inacción o complicidad de las autoridades. A quien llaman ‘el doctor de la mirada fría’ invita a los habitantes de todos los municipios de ese estado a seguir su ejemplo, a ‘quitarse el miedo’. ‘No queremos a los criminales, ni siquiera a los que tienen charola, curul, poder gubernamental’, sentencia
domingo, 24 de noviembre de 2013
TEPALCATEPEC, MICH. (Apro).- José Manuel Mireles Valverde, dirigente del grupo local de autodefensa ciudadana, interrumpe momentáneamente la entrevista con este semanario cuando le informan por radio que los Caballeros Templarios están atacando a sus compañeros en un paraje del municipio de Aguililla. Pide una ambulancia para recoger a los heridos, pero el vehículo está descompuesto.
Miembros de la autodefensa llegan a las instalaciones de la empresa ganadera a la entrada de esta población, su centro de operaciones. Al mismo tiempo pasan por ahí dos vehículos con soldados. No se detienen. Las autodefensas suben a sus camionetas y salen a toda velocidad para apoyar a sus compañeros. En el radiorreceptor se escuchan voces desesperadas de auxilio.
Es la noche del miércoles 20 —conmemoración de la Revolución Mexicana— y los integrantes del grupo de autodefensa ciudadana de Tepalcatepec celebran más bien la ayuda que desde cuatro días antes empezaron a dar a los habitantes de Tancítaro, quienes decidieron armarse y hacer frente al crimen organizado.
"El pueblo manda. Sólo el pueblo puede defender al pueblo", sentencia Mireles y agrega que todos están dispuestos a morir para defender a su familia, sus propiedades y trabajos y liberarse de 12 años de estar bajo el yugo del crimen organizado.
Mireles es uno de los coordinadores del Consejo Ciudadano de Autodefensas y Comunitarios de Michoacán y se ha convertido en el personaje de referencia dentro del surgimiento de esos grupos en Tierra Caliente, la Meseta Purépecha y la Costa desde el pasado 24 de febrero. Viaja en una camioneta negra cargada de medicamentos y su clave radial es "Cruz Roja".
El cirujano egresado de la Universidad Michoacana, según publicaciones locales, de 1984 a 1986 ocupó algunos cargos en el PRI local. El vocero del gobierno michoacano, Julio Hernández, lo acusó, sin presentar pruebas, de haber estado en la cárcel de 1988 a 1992 por cargos de siembra y cosecha de mariguana, acusaciones que el médico rechaza tajante.
MORIR LUCHANDO
En esos años vivía en Sacramento, donde era presidente de la Confederación de Michoacanos en California. Desde allá busco ser candidato a "diputado migrante" por el PRD. En 2007 el Partido Alternativa Socialdemócrata lo registró como candidato a diputado. En el gobierno de Leonel Godoy (2008-2012) fue asesor de asuntos internacionales de la Secretaría de Salud de Michoacán.
Con más de 50 años y 1.90 de estatura Mireles es conocido por los militares como "el doctor de mirada fría". Fuerte, con bigote tupido y pelo cano algo crecido, no esconde su rencor contra el crimen organizado porque, dice, fue secuestrado, a su padre le quitaron propiedades y a varios de sus familiares los han asesinado.
"He llegado a pensar que cuando se me quite el coraje ese día se me quita el valor. Fueron más de 12 años de sufrir en carne propia los secuestros, las ejecuciones y descuartizamientos en la familia de mi esposa; todo eso afecta hasta que llega un momento en que dices ‘¡ya no!’", asegura el cirujano, a quien todos saludan con respeto y admiración.
Va desarmado. Sólo lleva un radio de comunicación y un celular que no deja 
de sonar con llamadas familiares o de urgencia o solicitudes de entrevista. Cuando se le pregunta si tiene miedo ríe y contesta acariciándose el tupido bigote: "No se me ha quitado el miedo, pero teníamos dos años tratando de organizarnos; no teníamos valor, no nos atrevíamos, hasta que ya no aguantamos. Como decimos nosotros, ya nos cansamos de enterrar a nuestros familiares ejecutados o descuartizados, amarrados de pies y manos.
"Lo que hicimos fue ponernos de acuerdo y elegir la forma en que queremos morir. Todos coincidimos en una sola: morir luchando, no como animalitos en un rastro, no como borregos atados de pies y manos. Hay familias enteras que no merecían lo que estos desgraciados hicieron."
APOYO A TANCÍTARO
Este reportero y un enviado del Wall Street Journal lo acompañamos en un recorrido por la Meseta Purépecha, donde lo reciben como líder. En la plaza principal de Tancítaro —municipio tomado por un nuevo grupo de autodefensa— encabeza una asamblea. Invita al presidente municipal, Salvador Torres, a participar, pero a él es a quien quieren escuchar y le ofrecen el micrófono. Lo rechaza.
"No necesito micrófono. Mi voz se oye lejos, en Estados Unidos, la ONU, Europa... hasta en la Presidencia de la República. Ya no podemos dar marcha atrás, vamos a defendernos aunque sea con garrotes. Hay que acabar con esos perros", dice alzando la voz en medio de aplausos y vivas de los habitantes de Tancítaro armados con palos, pistolas, rifles de asalto y de cacería.
Mireles les habla con sus propias palabras, las que quieren escuchar y los alienta a que se defiendan, se protejan y organicen. "Necesitamos su ayuda, nos han matado y desaparecido como a 40 en estos tres años, ya no aguantamos", exclama un habitante de este municipio.
En respuesta Mireles les dice en la plaza: "Es importante la participación de todos. Nosotros no invitamos a la violencia, pero no es justo que sigan matando a la gente. Nosotros venimos a apoyarlos, a estar con ustedes hasta que puedan solos. Vamos a seguir avanzando a pesar de que el gobernador Fausto Vallejo diga que nos detendrá. Echaremos a todo criminal, sea quien sea, tengan charola de diputado, senador, presidente municipal o secretario de Gobierno. ¡Échenle ganas!", suelta entre nuevos aplausos.
Reconoce que los grupos de autodefensa ciudadana de Tierra Caliente decidieron seguir el ejemplo de Cherán, que desde 2011 tiene una policía comunitaria independiente de la municipal y se gobierna con un concejo, sin alcalde ni cabildo. De hecho, antes de aparecer el 24 de febrero como grupos de autodefensa ciudadana en Tierra Caliente, los de Tepalcatepec y Buenavista tuvieron pláticas con la gente de Cherán para conocer su experiencia de autodefensa y protección.
"Este movimiento tiene que crecer, pero sólo unidos podemos hacerlo, sin que intervengan partidos políticos; sólo el pueblo se puede defender porque se trata de la vida. Nosotros los podemos apoyar, les podemos dar todo, pero deben sacar la casta y esa la tienen grande, no la escondan", dice animando a la gente.
Al abandonar el lugar, el doctor Mireles —como ya todos le dicen— recibe aplausos, saludos, palmadas y hasta bendiciones. "Hombres como usted necesitamos", le dicen. Él responde: "Usted también puede hacer lo mismo, hay que vencer el miedo, nosotros ya decidimos la forma en que queremos morir... luchando."
MOVIMIENTO SOCIAL DE LIBERACIÓN
En Tancítaro la gente decidió levantarse en armas, tomar el palacio municipal y formar su grupo de autodefensa ciudadana tras enterrar a 40 muertos desde 2010 y luego del asesinato el sábado 16 de la joven María Irene Villanueva, ejecutada de cinco balazos luego de que su familia no pudo pagar los 8 millones que exigían los Caballeros Templarios.
Con éste son ya 19 los municipios michoacanos que han decidido rebelarse en los últimos dos años formando sus propios grupos de autodefensa o policías comunitarias.
Antes de llegar a la cabecera municipal de Tancítaro hay que pasar dos retenes de las autodefensas en la carretera, en unos vados rodeados de pinos y aguacates. También hay que pasar otros dos puntos de revisión, pero ahora del Ejército. Quieren ver si en los autos hay armas.
En la entrevista Mireles aclara que los grupos de autodefensa ciudadana ya son parte de un movimiento social de liberación apoyado por la gente y apertrechado con las armas recogidas a los criminales que huyen tras cada enfrentamiento.
"Es un movimiento social, no una guerra contra el gobierno o el Ejército, mucho menos contra el estado de Michoacán, pese a su pasividad y negativa a aceptarnos. Es única y exclusivamente contra el crimen organizado, contra la delincuencia en cualquiera de sus niveles: municipal, estatal y federal. Es un movimiento contra la delincuencia en cualquiera de sus modalidades, desde el robo de un alfiler hasta el secuestro y ejecución. Todo tipo de crimen lo estamos eliminando y expulsando de nuestra región.
"No somos jueces, simplemente queremos que se vayan y los que se quieran quedar necesitan hacer cambio de su forma de vivir, porque no vamos a permitir la presencia de ninguna clase de criminales, mucho menos de parásitos sociales que abundan en todos lados", explica.
Precisa que los principios de este movimiento son morales y el objetivo es tratar de restablecer el estado de derecho en Michoacán.
"Andamos haciendo el trabajo que el gobierno del estado no ha querido hacer o que no ha podido, por estar involucrado con el crimen organizado. Desde la presidencia municipal hasta el gabinete del gobierno del estado, incluyendo al Congreso, todos están involucrados. Todo el sector de gobierno está contaminado por el crimen organizado", acusa.
‘YA NOS ESTÁN PEGANDO’
Mientras tiene lugar la conversación en Tepalcatepec el radio del doctor suena sin parar. Se escuchan las llamadas de auxilio de los de Aguililla. "Ya nos están pegando", suelta Mireles y les pide aguantar porque ya van en camino los refuerzos.
"Nada más pretendíamos defender nuestras vidas y las de nuestras familias, obviamente proteger nuestros intereses y nuestra productividad al 100%. Pero ya levantados en armas pues de una vez queremos eliminar al crimen organizado en Michoacán. No estoy hablando de un cártel, nuestro enemigo es todo crimen, toda delincuencia en nuestra región", advierte.
Ahora suena el celular y atiende la llamada. Le piden atención médica para varios heridos. "¡Cruz Blanca, Cruz Blanca, ve para allá!", conmina a otro médico.
"Hay mucha gente que dice que estamos en la ilegalidad. Pues sí, desgraciadamente cuando el pueblo se quiere defender todo es ilegal. Pero durante más de 12 años fuimos atacados por criminales con armas de alto calibre que nunca en mi vida había visto, encapuchados, y a la luz del día pasaban cerca de los militares, federales, ministeriales y de los policías municipales que no los querían ver.
"Ahora que levantamos la voz y alzamos la mano, que hemos decidido cómo queremos morir, entonces nos ven y nos tachan de muchas cosas, nos quieren desarmar. Pero nunca hemos visto a ninguna autoridad ir a buscar a los que secuestraron, mataron, ejecutaron", sostiene.
—¿En qué se ha convertido Tepalcatepec?
—En un símbolo de liberación para muchos pueblos que todavía están bajo el yugo del crimen organizado y con la ausencia total de leyes y de justicia. Nosotros para muchos pueblos somos la justicia, no la ley, porque no pretendemos ser la ley.
Según Mireles este movimiento de grupos de autodefensa ciudadana se puede extender a otros municipios de Michoacán donde se vive una situación similar. Sólo les falta dar el paso y armarse de valor.
"Hay muchos lugares donde están peor que nosotros pero no se deciden a hacer nada. Nosotros les decimos que lo hagan, no les va a pasar nada. Antes del 24 de febrero había siete u ocho personas ejecutadas por semana en Tepalcatepec, eso durante 12 años seguidos. Pero ahora sólo hemos tenido seis muertos en combate en nueve meses, pero defendiendo su vida y la de los suyos.
"Esa es la gran diferencia. El pueblo que quiera despertar y levantarse está en todo su derecho. La misma Constitución en su artículo 10 lo dice bien claro: cualquier pueblo que no tenga la seguridad y la protección de las instituciones que para ello fueron hechas, puede armarse en legítima defensa de sus derechos, de su propiedad, de su vida."
JOSÉ GIL OLMOS

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