viernes, 22 de noviembre de 2013

Sin aclarar, los móviles del crimen

Medio siglo del magnicidio
 
Con misas y otras ceremonias, estadunidenses conmemoran hoy el asesinato

 


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La plaza Dealey, en la ciudad texana de Dallas, donde transitaba Kennedy cuando fue ultimado. La imagen fue captada seis meses después del atentadoFoto Ap
Afp
Periódico La Jornada
Viernes 22 de noviembre de 2013, p. 3
Dallas, 21 de noviembre.
Estados Unidos conmemora este viernes con momentos de recogimiento y misas los 50 años del asesinato de su emblemático presidente John F. Kennedy en esta ciudad texana, donde repicarán las campanas en su honor.
A las 12:30 locales (18:30 GMT), un minuto de silencio acompañado del doblar de las campanas de las iglesias de Dallas marcará el instante preciso en el cual el presidente 35 de Estados Unidos fue alcanzado por las balas de Lee Harvey Oswald el 22 de noviembre de 1963, según la investigación oficial de una comisión especial.
Oswald, simpatizante comunista de 24 años, fue asesinado dos días más tarde por el dueño de un local nocturno de Dallas, Jack Ruby, condenando al misterio las circunstancias y los móviles del atentado, que sacudió el mundo entero.
El mito Kennedy, alimentado por su juventud, su apostura y estilo moderno proyectado por la televisión, sigue intacto en el corazón de los estadunidenses medio siglo más tarde.
Tres cuartas partes de los estadunidenses colocan a JFK a la cabeza de la lista de los dirigentes modernos del país que aún son notables, por delante de Ronald Reagan y Bill Clinton, según un sondeo de Gallup realizado la semana pasada.
John F. Kennedy, nacido en una familia rica e influyente de Boston, Massachusetts, se convirtió en el presidente estadunidense más joven y el primero de religión católica, encarnando una era de esperanza para la generación de los denominados baby-boomers.
De su mandato trágicamente truncado, la historia se acuerda particularmente de su enfrentamiento con los soviéticos durante la llamada crisis de los misiles, la derrota de Playa Girón en Cuba y el programa Apolo para enviar a un estadunidense a la Luna.
Sus frases “Ich bin ein berliner” (soy berlinés) lanzada en una Berlín dividida, y No pregunten qué puede hacer su país por ustedes, pregunten qué pueden hacer ustedes por su país, pronunciada el día de su investidura, permanecen grabadas en la memoria mundial.
Oraciones y minutos de silencio
Esta última frase se puede leer en una placa cerca de la tumba del presidente en el cementerio militar de Arlington, en los suburbios de la capital estadunidense, que es visitada por unos 3 millones de personas al año.
Pero el mito también es el de Camelot, la corte del rey Arturo trasplantada a la Casa Blanca, donde Kennedy vivía con Jackie, su bella, joven y siempre impecable esposa, y unos pequeños hijos que eran retratados jugando en el Salón Oval.
El momento del anuncio del asesinato del presidente y las imágenes de su desplazamiento en la limusina descapotable, al lado de Jackie enfundada en un traje Chanel rosado, donde fue alcanzado por los disparos, forma parte de la memoria colectiva mundial.
La ciudad de Dallas, apodada la ciudad del odio a causa del atentado, albergará una ceremonia de una hora en la plaza Dealey, lugar del magnicidio, donde serán escuchados extractos de discursos del presidente, oraciones y música solemne interpretada por integrantes de la armada, cuerpo militar en el que sirvió el mandatario. Aviones militares sobrevolarán la localidad.
En la catedral de San Mateo, en Washington, tendrá lugar una misa, mientras a unas cuadras de distancia, en el Newseum, museo dedicado a los medios de comunicación, se revivirán las horas de la cobertura televisiva del asesinato.
Todos los lugares que de alguna manera tuvieron un lugar en la vida del presidente o lo recuerdan tienen programadas actividades el viernes.
El presidente Barack Obama, junto con su esposa Michelle, ya visitó el miércoles la tumba de Kennedy, acompañado del ex mandatario Bill Clinton y su esposa, la ex secretaria de Estado Hillary Clinton.

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