martes, 27 de diciembre de 2011

Colombia registra en 2011 la cifra más baja de asesinatos en 27 años

Medellín y Cali, dos de las ciudades más violentas del país, celebran su Nochebuena sin un solo homicidio

Colombia derrumbando mitos

Armando Neira Bogotá 26 DIC 2011 - 20:30 CET2

La policía colombiana detiene a miembros de las pandillas juveniles tras un tiroteo en Medellin / RAUL ARBOLEDA (AFP)


Colombia despide el año 2011 con las más halagadoras cifras en materia de seguridad del último cuarto de siglo. En este escenario brillan con luz propia las ciudades de Medellín y Cali que registraron cero homicidios durante la Navidad.

En Colombia, según el último informe de la policía, van hasta ahora 13.520 asesinatos en este 2011. A primera vista se trata de una cifra sobrecogedora pero si se mira el contexto es un dato que invita al optimismo, ya que es la más baja en 27 años. En 2001, por ejemplo, hubo 27.840 homicidios. La reducción ronda el 50% en una década.

Esta línea descendente se explica por la combinación de varios factores. De un lado, la Política de Seguridad Democrática, uno de los énfasis de gobierno del expresidente Álvaro Uribe Vélez; continuada y mejorada por su sucesor, Juan Manuel Santos; el desmonte de los grupos paramilitares de extrema derecha, el debilitamiento de las guerrillas radicales de izquierda y el traslado del narcotráfico hacia países vecinos.

En efecto, hace apenas dos décadas Medellín y Cali eran sinónimo de violencia porque albergaban a los carteles del narcotráfico de los mismos nombres. Pablo Escobar era el gran barón de la droga. Según la revista Forbes este negocio ilícito le dio a él beneficios de más de 25.000 millones de dólares lo que lo puso en la lista de los hombres más ricos del mundo. Para montar su imperio echó mano de un ejército privado de sicarios que mataban a quien fuera con un solo gesto suyo.

Tras su muerte por la policía, el 2 de diciembre de 1993, sus pistoleros se dispersaron en distintas bandas dando pie a una espiral de violencia desbocada. Muchos de ellos, en su mayoría jóvenes, fueron reclutados por los paramilitares agrupados en las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). El expresidente Uribe llegó a un acuerdo con ellos, los desmovilizó y los llevó a distintos sitios de reclusión con la promesa de no cometer más crímenes.

Uribe fue informado de que éstos continuaban delinquiendo desde las cárceles y ordenó su inmediata extradición en una noche de mayo de 2008. Al día siguiente, el país se despertó con la noticia de que 14 de los ‘comandantes’ más sanguinarios de esa agrupación de extrema derecha habían sido enviados en un avión hacia Estados Unidos. Además de liderar una violenta política de exterminio contra líderes políticos de izquierda, representantes comunales, dirigentes universitarios y campesinos, estos hombres eran influyentes narcotraficantes. Así, de la noche a la mañana las bandas de este negocio ilícito quedaron descabezadas.

Con el desmantelamiento y captura de los líderes del cartel de Cali, los hermanos Gilberto y Miguel Rodríguez Orejula (ambos extraditados a Estados Unidos), las actividades de la mafia en esta ciudad también habían ido en caída libre. Sus habitantes desde entonces empezaron a respirar más tranquilos.

Simultáneamente, entraron a reinar capos igual o más sanguinarios en otros países, en especial en México. Por este traslado geográfico, es que el día a día allá muestra un auge de la barbarie mientras que aquí hay una sensación de alivio.

El hecho de que en Cali y Medellín no haya habido ni un solo homicidio en Navidad es un dato recogido con orgullo por las autoridades nacionales y locales. En general, todas las cifras en esta materia marcan una recuperación. “Vamos por buen camino pero falta mucho por recorrer”, informó el general Rodolfo Palomino, director de Seguridad Ciudadana de la Policía Nacional.

El presidente Santos destacó también que la cifra de 13.520 homicidios en 2011 es la más baja de los últimos 27 años. Al dar su balance del manejo del orden público, el Jefe de Estado se mostró particularmente satisfecho por los golpes dados a las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia). El viernes pasado, Santos activó cuatro nuevas fuerzas de tarea que perseguirán a las más importantes estructuras de estas guerrillas. “Las fuerzas de tarea tienen unas misiones específicas de ir detrás de las estructuras más importantes de las FARC, de ir detrás de ellas, mañana, tarde y noche, sin descanso, hasta lograr que esas estructuras se vayan desmoronando como se han venido desmoronando una detrás de otra en los últimos años”.

Su declaración se produjo en momentos en que también se desmovilizaba un grupo delincuencia autodenominado Erpac y que actuaba en el oriente del país. 269 hombres entregaron sus armas y se sometieron ante las autoridades. Aunque la Fiscalía dejo en libertad a 248 por falta de pruebas dejó en la cárcel a 21 de sus jefes.

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