José Cárdenas 19/03/2014 02:50
La venganza es plato que se sirve frío
y se come despacio.
Frase atribuida al emperador Adriano
Sorpresa de madrugada al recibir tan mala noticia.
Pésimo mensaje, revelador de tentaciones autoritarias, para someter La Razón al silencio editorial. Para callar a quienes piensan distinto… para imponer dogmas perversos a la mala.
El periodista lo explica en su columna de despedida:
“Hoy dejo el diario La Razón, luego de dirigirlo por casi cinco años…
“Lo hice con pasión y compromiso para intentar ofrecer una opción atractiva de lectura en el amplio mercado de periódicos del país…”.
Y en el tercer párrafo ofrece su razón:
“Me voy por la inaceptable influencia de la directora de otro periódico en la vida interna de La Razón, que trajo consecuencias indeseables…”.
–¿Cómo pasó todo esto?
Pablo Hiriart traía “guerra” declarada contra los excesos y la intolerancia del lopezobradorismo… y esa “línea” definió a La Razón, bajo su dirección.
En el último año y medio, cuando menos tres ocasiones, el dueño del diario, el empresario petrolero Ramiro Garza Cantú, insistió al periodista no cuestionar con tanto énfasis las posiciones de López Obrador ni oponerse abiertamente a la línea editorial del diario La Jornada, dirigido por la periodista Carmen Lira.
En esas pláticas Pablo argumentaba sobre la necesidad de plantar cara periodística como contraparte del dogma lopezobradorista y continuar en la vertiente que había dado a La Razón el posicionamiento forjado desde el año 2009.
Las tres pláticas permitieron a Hiriart continuar publicando lo que a su consideración debía.
Sin embargo —en los últimos meses— el dueño del periódico ejerció aún más presión sobre el asunto. Rafael Pérez Gay y Fernando Escalante —muy cercanos colaboradores del periódico— también fueron contactados por Garza Cantú, en el mismo sentido.
Pérez Gay aceptó. Escalante renunció… hace un par de semanas.
Pablo Hiriart intentó un último diálogo con su “patrón” en defensa de la libertad de opinión, Fernando Escalante, crítico implacable del presidente venezolano Nicolás Maduro… y su gobierno poschavista. El resultado derivó en una orden directa: no se tocan más los temas que “molesten” a “nuestra amiga”, Carmen Lira… y punto.
Ante este panorama Pablo decidió dejar el diario… renunció a La Razón.
Al final, Ramiro Garza Cantú intentó flexibilizar su postura. Buscó al director para evitar la renuncia. El esfuerzo resultó inútil.
Luego de agradecer a quienes lo apoyaron —nobleza obliga—, Pablo Hiriart remata:
“Me despido con tristeza, aunque satisfecho por dejar un diario con prestigio, una veintena de premios mundiales de diseño, en punto de equilibrio y sin deudas.”
POSDATA: Donde vayas, “caminante”, sigue tus pasos… sin prisa ni pausa.
@JoseCardenas1
josecardenas.com.mx
La venganza es plato que se sirve frío
y se come despacio.
Frase atribuida al emperador Adriano
Sorpresa de madrugada al recibir tan mala noticia.
Pésimo mensaje, revelador de tentaciones autoritarias, para someter La Razón al silencio editorial. Para callar a quienes piensan distinto… para imponer dogmas perversos a la mala.
El periodista lo explica en su columna de despedida:
“Hoy dejo el diario La Razón, luego de dirigirlo por casi cinco años…
“Lo hice con pasión y compromiso para intentar ofrecer una opción atractiva de lectura en el amplio mercado de periódicos del país…”.
Y en el tercer párrafo ofrece su razón:
“Me voy por la inaceptable influencia de la directora de otro periódico en la vida interna de La Razón, que trajo consecuencias indeseables…”.
–¿Cómo pasó todo esto?
Pablo Hiriart traía “guerra” declarada contra los excesos y la intolerancia del lopezobradorismo… y esa “línea” definió a La Razón, bajo su dirección.
En el último año y medio, cuando menos tres ocasiones, el dueño del diario, el empresario petrolero Ramiro Garza Cantú, insistió al periodista no cuestionar con tanto énfasis las posiciones de López Obrador ni oponerse abiertamente a la línea editorial del diario La Jornada, dirigido por la periodista Carmen Lira.
En esas pláticas Pablo argumentaba sobre la necesidad de plantar cara periodística como contraparte del dogma lopezobradorista y continuar en la vertiente que había dado a La Razón el posicionamiento forjado desde el año 2009.
Las tres pláticas permitieron a Hiriart continuar publicando lo que a su consideración debía.
Sin embargo —en los últimos meses— el dueño del periódico ejerció aún más presión sobre el asunto. Rafael Pérez Gay y Fernando Escalante —muy cercanos colaboradores del periódico— también fueron contactados por Garza Cantú, en el mismo sentido.
Pérez Gay aceptó. Escalante renunció… hace un par de semanas.
Pablo Hiriart intentó un último diálogo con su “patrón” en defensa de la libertad de opinión, Fernando Escalante, crítico implacable del presidente venezolano Nicolás Maduro… y su gobierno poschavista. El resultado derivó en una orden directa: no se tocan más los temas que “molesten” a “nuestra amiga”, Carmen Lira… y punto.
Ante este panorama Pablo decidió dejar el diario… renunció a La Razón.
Al final, Ramiro Garza Cantú intentó flexibilizar su postura. Buscó al director para evitar la renuncia. El esfuerzo resultó inútil.
Luego de agradecer a quienes lo apoyaron —nobleza obliga—, Pablo Hiriart remata:
“Me despido con tristeza, aunque satisfecho por dejar un diario con prestigio, una veintena de premios mundiales de diseño, en punto de equilibrio y sin deudas.”
POSDATA: Donde vayas, “caminante”, sigue tus pasos… sin prisa ni pausa.
@JoseCardenas1
josecardenas.com.mx
No hay comentarios:
Publicar un comentario