En nuestra historia somos nosotros quienes hemos
sido torpes alumnos de esos gigantes.
Hermann Bellinghausen
Publicado: 26/06/2013 20:31
Publicado: 26/06/2013 20:31
El subcomandante Marcos, del EZLN, dio a conocer que los zapatistas no invitarán a la Escuelita en agosto a los pueblos indígenas de México y América. “Tal vez usted se esté preguntando si enloquecimos, o si es una sucia maniobra, tipo políticos de arriba, para suplantar a los pueblos indios y presentarnos a nosotros mismos como EL pueblo indígena por excelencia. Pero no, no los invitamos simple y sencillamente porque no tenemos nada que enseñarles”.
El vocero zapatista afirmó en un comunicado: “En verdad creo que tendrán como compañer@s de escuela a algo de lo mejor de este mundo. Pero seguramente usted, ya que esté en estas tierras en resistencia, echará de menos la presencia de quienes han sido, y son, muy importantes para nosotros los zapatistas, las zapatistas. Quienes nos han acompañado siempre y nos han guiado y enseñado con su ejemplo. Quienes, como muchas otras y otros en todos los rincones del mundo, no son del EZLN. Algunos son de la Sexta, otros del Congreso Nacional Indígena, muchos más han construido sus propias casas y, sin embargo, andan el mismo camino que nosotros. Todos ellos de una u otra forma son copartícipes de nuestros logros, por grandes o modestos que sean”.
“De nuestros errores y fracasos, que no son pocos ni pequeños, sólo somos responsables nosotros”, añadió. “Porque tal vez usted se pregunte quién o cómo nos enseñó a resistir, a luchar, a perseverar… La respuesta es sencilla: porque ellos han sido, y son, nuestros maestros. Así que no estarán los más primeros, aquellos sobre cuya sangre y dolor se levantó el mundo moderno: los pueblos originarios”.
Y se pregunta: “¿Podríamos enseñarles lo que significa ser tratado como extraño en las tierras que fueron nuestras, aún antes de que el mundo empezara la mañosa cuenta de la historia de arriba, y en nuestro cielo se impusieran banderas extranjeras? ¿Les enseñaríamos lo que se siente ser objeto de burla por la indumentaria, por la lengua, por la cultura? ¿Les enseñaríamos lo que significa ser explotados, despojados, reprimidos, despreciados durante siglos enteros?”.
Enseguida nombra y caracteriza a los pueblos “hermanos”: yaqui y mayo yoreme, kumiai, cucapá, kikapú, pame, nahua, mazahua, ñahñu, wixaritari, coca, me´hpaa, teneke, amuzgo, mayas, purépecha, popoluca, zapoteco, mixteco, cuicateco, chinanteco, chatino o rarámuri.
“Y en la dolorosa Latinoamérica ¿le podríamos enseñar algo a uno de nuestros hermanos mayores, el pueblo Mapuche, de lo que es resistir a la continua guerra de despojo y exterminio? ¿A sobrevivir a una larga lista de mentiras, agravios y burlas, pintadas de todos los colores políticos de arriba?”.
“Su sola existencia ya demuestra que pueden dar cátedras en la gran escuela del Mundo, no recibirlas. No, no invitamos a los pueblos originarios a la escuelita por la sencilla razón de que, en nuestra historia, somos nosotros quienes hemos sido torpes alumnos de esos gigantes. De los pueblos indios, en todo caso, los zapatistas tenemos mucho que aprender todavía”.
No obstante, adelante que “ellos vendrán después e iremos nosotros a seguir aprendiendo. Y cuando vengan al encuentro especial que haremos con ellos, sonarán nuestras mejores notas, los más diversos y vívidos colores adornarán su paso, y nuestro corazón volverá a abrirse para acoger a quienes son nuestros hermanos mayores, los más grandes, los mejores. Porque honrar a quien enseña, es también honrar a la tierra. Porque ellos nos enseñaron no a caernos, sino a levantarnos. Porque ellos nos enseñaron el valor que tiene el ser el color que somos de la tierra. Porque ellos nos enseñaron a no tener miedo”.
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