El filósofo fue el orador principal del Foro Global
Médiático. Expuso que a mayor ingreso de la población es más alta su influencia
en política.
Eva Usi / Especial para La Jornada
Publicado: 18/06/2013 07:29
Publicado: 18/06/2013 07:29
Bonn. Con paso lento y acompañado de su nieta, Ema Lira, el filósofo
y lingüista estadunidense Noam Chomsky accedió en medio de una ovación a la sala
plenaria del edificio que fue sede del Parlamento alemán en Bonn, convertido
ahora en Centro de Conferencias de la ciudad a orillas del Rin.
Chomsky fue el orador principal que abrió la sexta edición del
llamado Foro Global Mediático, organizado por la emisora internacional alemana
Deutsche Welle, que en esta ocasión discute durante tres días en torno al futuro
del crecimiento.
Ante un auditorio repleto, el llamado padre intelectual del
movimiento Ocupa esbozó en un discurso de una hora una hoja de ruta hacia un
mundo más justo.
El pensador de 85 años de edad sentenció que el poder de
Estados Unidos se está reduciendo, así como tuvo su clímax en 1945, tras la
Segunda Guerra Mundial. Y dijo que este decaimiento es peligroso, pues va
acompañado de una campaña contra el terrorismo, la más extrema y agresiva del
mundo. Chomsky centró su ponencia en torno al debate sobre la existencia de una
democracia capitalista real y recordó que 70 por ciento de la población en la
escala menor de ingresos no tiene ninguna influencia en la elaboración de
políticas gubernamentales.
“Entre más arriba se encuentran los ingresos hay mayor
influencia en la política, y cuando te encuentras hasta arriba en la escala de
ingresos, en un rango entre uno y 10 por ciento de la población, son ellos los
que se salen con la suya, son los que determinan la política. Eso dice mucho de
la sociedad en la que la gente vive”.
Tras la charla, la moderadora le preguntó sobre el papel de la
prensa, a lo que Chomsky respondió con sencillez: “Me gustaría que la prensa
dijera la verdad sobre lo que importa”, lo que le cosechó una nueva ovación que
lo despidió. Su salida del recinto fue tumultuosa y no hubiera sido posible sin
los guardaespaldas que lo rodeaban y le abrieron paso. Decenas de periodistas e
invitados querían escuchar su opinión sobre la situación en sus países. Chomsky
repartió entre algunos su dirección electrónica. Es sabido que tiene una agenda
tan apretada que puede tomar meses antes de que conceda una entrevista.
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