LOS ‘PECES GORDOS’ EN LIBERTAD
Un desastre el sexenio de Felipe Calderón en materia de procuración de justicia y combate al narcotráfico
domingo, 21 de abril de 2013
MÉXICO, DF (Apro).- A Roberto López Nájera le falta un dedo, contactó al FBI a través de internet y tiene asignada la clave de testigo protegido Jennifer, que ahora nombra el desastre que fue el sexenio de Felipe Calderón en materia de procuración de justicia y combate al narcotráfico.
López Nájera se decía abogado de Édgar Valdez Villarreal, La Barbie, y colaborador de Arturo Beltrán Leyva. Sergio Villarreal Barragán, El Grande, operador de los Beltrán Leyva, afirmó en una declaración ministerial que López Nájera era conocido en la organización como El 19 y afirmaba estar casado con una hija del general Jesús Gutiérrez Rebollo. Y uno de los acusados en la Operación Limpieza, que nunca fue detenido, reveló que López Nájera era un abogado de Acapulco, Guerrero, bajo de estatura y moreno, al que contactó tras un ataque sexual contra un familiar.
La historia del polémico acusador y la del titular de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (Siedo), Noé Ramírez Mandujano, se empezaron a entrecruzar en 2007.
El 20 de septiembre de ese año el procurador general Eduardo Medina Mora y Ramírez Mandujano fueron advertidos de que los Beltrán Leyva habían infiltrado a la Siedo cuando se encontraban en la XIX Conferencia Nacional de Procuración de Justicia en Jiutepec, Morelos.
Por entonces otra protagonista del escándalo, Marisela Morales, estaba fuera de la PGR. Su último cargo era el de titular de la Unidad Especializada en Investigación de Delitos cometidos por Servidores Públicos y contra la Administración de la Justicia, que desempeñó de mayo a diciembre de 2005, en el sexenio de Vicente Fox.
A Morales se le vinculaba con el exprocurador Rafael Macedo de la Concha, con quien incluso se afirma que procreó un hijo. El general De la Concha renunció en abril de 2005 y fue enviado como agregado a la embajada de México en Italia.
FOTOS
Pero en aquel septiembre de 2007 un agente del programa Resolución 6 del FBI, adscrito a la agencia antidrogas estadounidense (DEA) en la embajada de su país en México y quien usaba el nombre de "Juan de Jesús", buscó a Mario Arzave Trujillo, entonces titular de la Unidad Especializada en Investigación de Delitos Contra la Salud de la Siedo. Le dijo que se había comunicado por internet con un informante relacionado con los Beltrán Leyva, en aquel tiempo socios de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo. Era Roberto López Nájera.
El hombre del FBI dijo que si la Siedo le mandaba fotos de su personal, dicho informante podía reconocer a los exmilitares y exgafes (miembros del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales, GAFE) que estaban pasándole información a los narcos.
Arzave le transmitió la propuesta a Ramírez Mandujano y éste pidió que el estadounidense se la planteara directamente a Medina Mora. Sin indagar más, el procurador ordenó que las fotografías se enviaran enseguida.
Ramírez Mandujano le encargó la tarea al ingeniero Miguel Ángel Colorado González, coordinador técnico de la Siedo. Minutos después, el agente del FBI recibió las fotos del personal de la Dirección General Adjunta de la Coordinación Técnica de la Siedo, encabezada por el capitán Fernando Rivera Hernández.
En respuesta, López Nájera dijo reconocer plenamente al propio Rivera Hernández, Roberto García García y Milton Carlos Cilia Pérez como los que informaban a los Beltrán Leyva de los operativos en su contra. Añadió que en los días siguientes se reunirían con Arturo Beltrán Leyva en Cuernavaca, Morelos. Medina Mora ordenó que el ingeniero Colorado González espiara a los tres elementos señalados para corroborar el señalamiento.
NO QUISO ENFRENTARSE
Aunque Colorado era el jefe del capitán Rivera Hernández, éste no se le subordinaba ni le informaba nada; argumentaba que él era el enlace de la PGR con el grupo de inteligencia militar de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y que la información podía fugarse.
Medina Mora se quejaba con sus subordinados de que no podía cambiar esa forma de operar, ya que estaba enfrentado con el secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, y si también chocaba con la Sedena, "entre ambos lo harían pedazos".
El procurador tuvo que pedir la autorización del general Guillermo Galván Galván, titular de la Secretaría de la Defensa, para investigar a los militares imputados. El secretario dijo que si se comprobaba el dicho del informante, se actuaría conforme a derecho.
Sin embargo, el capitán Rivera Hernández se dio cuenta de que lo seguían y utilizó a la guardia para amenazar al personal de Colorado. Esto se le informó a Medina Mora.
Ramírez Mandujano le pidió al procurador que cambiara de área a los militares sospechosos para que dejaran de filtrar información mientras se les investigaba. Medina Mora le prometió trasladarlos al área de trata de personas del Centro Nacional de Planeación, Análisis e Información para el combate a la delincuencia (Cenapi), donde no tendrían información relacionada con el narcotráfico, pero ese cambio nunca se realizó.
Medina Mora ordenó que a todo el personal de la Coordinación Técnica, incluyendo al capitán Rivera Hernández, se le aplicara la prueba del polígrafo en el Centro de Evaluación y Desarrollo Humano de la PGR. Debían incluirse preguntas específicas sobre la filtración de información a organizaciones criminales.
La mayoría del personal obtuvo malos resultados. El ingeniero Colorado González salió "bien" y al capitán Rivera Hernández se le hicieron "observaciones". Milton Cilia salió "mal" y a Roberto García García no se le aplicó la prueba en ese momento.
Finalmente el procurador no dispuso ningún cambio; no quiso enfrentarse con la Sedena.
INICIATIVA ESTADOUNIDENSE
En junio de 2008, nueve meses después de que Jennifer debutara como colaborador de la PGR, la DEA enteró a Medina Mora de que un individuo llamado Alberto Pérez Guerrero, que había trabajado en la Interpol, les estaba filtrando datos a los Beltrán Leyva desde la embajada de Estados Unidos en México. Era otro soplo de López Nájera.
El director regional de la DEA en la representación diplomática, David Gaddis, propuso a las autoridades mexicanas realizar una investigación conjunta, por lo que Medina Mora no tuvo pretextos. Ya tenía justificación para actuar contra los intocables de la Siedo.
Desde el 1 de mayo anterior, Marisela Morales había vuelto a la PGR tras dos años y medio de ausencia. Medina Mora la nombró jefa de la Unidad Especializada en Investigación de Tráfico de Menores, Indocumentados y Órganos, el área a donde había pensado trasladar a los ex gafes.
En acuerdo con la autoridad mexicana, la DEA llevó a López Nájera y a Pérez Guerrero a Washington. Medina Mora envió a Marisela Morales a la agregaduría legal de la PGR en la capital estadounidense para que el 2 de julio tomara la primera declaración ministerial de ambos. Ahí se asignó a Roberto Lópéz Nájera la clave Jennifer y a Pérez Guerrero la de Felipe.
El segundo, quien había trabajado en la Interpol y la AFI bajo las órdenes de Genaro García Luna antes de ser recomendado a la embajada de Estados Unidos, admitió su culpabilidad y denunció a Rivera Hernández, Cilia Pérez y García García. También acusó a Mario Arturo Velarde, secretario particular de García Luna de 2002 a 2007; a José Antonio Cueto López, exfuncionario de la PGR al que también López Nájera señaló como pieza clave en la supuesta red de corrupción, y a Rodolfo de la Guardia, primo de Cueto López y director de Despliegue Regional de la AFI en los tiempos de García Luna.
LA FABRICACIÓN
Tras la declaración del 2 de julio, el 11 Marisela Morales tomó la ampliación de declaración de Jennifer y Felipe. Volvieron a mencionar a los mismos funcionarios de la ocasión anterior. Entonces se programó una nueva ampliación para el 28 de julio de 2008, ya con los elementos que sirvieron para imputar falsamente a Ramírez Mandujano.
El día que Marisela Morales fue nombrada titular de la Siedo (1 de agosto), esta dependencia tomó la declaración de Rivera Hernández, quien confesó que se había reunido con el testigo Jennifer y que le había ofrecido dinero. En vez de ser procesados, Rivera Hernández, Cilia Pérez y García García se integraron al programa de testigos protegidos de la PGR. Se les asignaron respectivamente las claves Moisés, David y Saúl. Su principal beneficio fue la impunidad.
El 4 de agosto, ya como testigo colaborador, Moisés cambió su declaración y añadió que había visto al ingeniero Miguel Colorado en un restaurante donde se había encontrado con un operador de Beltrán Leyva. Pudo ser su venganza porque Colorado encabezó las investigaciones contra él en 2007.
Así empezaba a involucrar indirectamente al jefe de Colorado, Ramírez Mandujano, que en septiembre de 2008 fue nombrado agregado de la PGR en la embajada de México en Austria.
El 12 de agosto la PGR había informado que Miguel Ángel Colorado González, Antonio Mejía Robles, Jorge Alberto Zavala Segovia, Fernando Rivera Hernández, Milton Carlos Cilia Pérez y Roberto García García estaban bajo arraigo por filtrar información a "personas no autorizadas"
Poco después, el 26 de septiembre y el 25 de octubre, Jennifer agregó elementos ya inverosímiles a sus declaraciones. Terminó por afirmar que le había entregado un soborno de 450 mil dólares a Ramírez Mandujano a finales de 2006 en el restaurante Guadiana, en el Estado de México, y que él había visto cómo, en septiembre de 2007, un tal "R" le había entregado en el Champs Elysées una maleta con igual cantidad de dinero al mismo funcionario.
PREMIO DE MENTIRA
En noviembre de 2008 Ramírez Mandujano fue citado a México para declarar. Al presentarse fue arraigado, supuestamente porque existían suficientes pruebas contra él. Entre más se resaltaban los fabricados vínculos del extitular de la Siedo con el crimen organizado, menos atención recibía el caso de los exgafes corruptos.
En septiembre de 2009 Medina Mora renunció a la PGR y se fue al Reino Unido como embajador. Lo sustituyó en la PGR Arturo Chávez Chávez. Y con Morales en la Siedo seguían multiplicándose las declaraciones contra Ramírez Mandujano.
El 7 de marzo de 2011 Marisela Morales llegó a la cúspide: asumió el cargo de procuradora general. Al día siguiente, la entonces secretaria de Estado Hillary Clinton le otorgó el Premio al Valor de la Mujer por haber logrado llevar ante la justicia a varios de los "criminales más peligrosos de México", luchar contra la corrupción y crear el primer "programa federal de testigos protegidos".
Morales siguió exprimiendo a Jennifer. La última cacería orquestada con su participación se inició en mayo de 2012, esta vez contra los generales Tomás Ángeles Dauahare, Ricardo Escorcia, Roberto Dawe y Rubén Pérez Ramírez, así como el coronel Silvio Isidro de Jesús Hernández Soto y el mayor Iván Reyna. El testigo los acusó de trabajar para los Beltrán Leyva, pero en la mayoría de los casos no existe más prueba que su dicho.
Tanto Ramírez Mandujano como el general Ángeles Dauahare fueron absueltos y liberados la semana pasada
ANABEL HERNÁNDEZ
López Nájera se decía abogado de Édgar Valdez Villarreal, La Barbie, y colaborador de Arturo Beltrán Leyva. Sergio Villarreal Barragán, El Grande, operador de los Beltrán Leyva, afirmó en una declaración ministerial que López Nájera era conocido en la organización como El 19 y afirmaba estar casado con una hija del general Jesús Gutiérrez Rebollo. Y uno de los acusados en la Operación Limpieza, que nunca fue detenido, reveló que López Nájera era un abogado de Acapulco, Guerrero, bajo de estatura y moreno, al que contactó tras un ataque sexual contra un familiar.
La historia del polémico acusador y la del titular de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (Siedo), Noé Ramírez Mandujano, se empezaron a entrecruzar en 2007.
El 20 de septiembre de ese año el procurador general Eduardo Medina Mora y Ramírez Mandujano fueron advertidos de que los Beltrán Leyva habían infiltrado a la Siedo cuando se encontraban en la XIX Conferencia Nacional de Procuración de Justicia en Jiutepec, Morelos.
Por entonces otra protagonista del escándalo, Marisela Morales, estaba fuera de la PGR. Su último cargo era el de titular de la Unidad Especializada en Investigación de Delitos cometidos por Servidores Públicos y contra la Administración de la Justicia, que desempeñó de mayo a diciembre de 2005, en el sexenio de Vicente Fox.
A Morales se le vinculaba con el exprocurador Rafael Macedo de la Concha, con quien incluso se afirma que procreó un hijo. El general De la Concha renunció en abril de 2005 y fue enviado como agregado a la embajada de México en Italia.
FOTOS
Pero en aquel septiembre de 2007 un agente del programa Resolución 6 del FBI, adscrito a la agencia antidrogas estadounidense (DEA) en la embajada de su país en México y quien usaba el nombre de "Juan de Jesús", buscó a Mario Arzave Trujillo, entonces titular de la Unidad Especializada en Investigación de Delitos Contra la Salud de la Siedo. Le dijo que se había comunicado por internet con un informante relacionado con los Beltrán Leyva, en aquel tiempo socios de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo. Era Roberto López Nájera.
El hombre del FBI dijo que si la Siedo le mandaba fotos de su personal, dicho informante podía reconocer a los exmilitares y exgafes (miembros del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales, GAFE) que estaban pasándole información a los narcos.
Arzave le transmitió la propuesta a Ramírez Mandujano y éste pidió que el estadounidense se la planteara directamente a Medina Mora. Sin indagar más, el procurador ordenó que las fotografías se enviaran enseguida.
Ramírez Mandujano le encargó la tarea al ingeniero Miguel Ángel Colorado González, coordinador técnico de la Siedo. Minutos después, el agente del FBI recibió las fotos del personal de la Dirección General Adjunta de la Coordinación Técnica de la Siedo, encabezada por el capitán Fernando Rivera Hernández.
En respuesta, López Nájera dijo reconocer plenamente al propio Rivera Hernández, Roberto García García y Milton Carlos Cilia Pérez como los que informaban a los Beltrán Leyva de los operativos en su contra. Añadió que en los días siguientes se reunirían con Arturo Beltrán Leyva en Cuernavaca, Morelos. Medina Mora ordenó que el ingeniero Colorado González espiara a los tres elementos señalados para corroborar el señalamiento.
NO QUISO ENFRENTARSE
Aunque Colorado era el jefe del capitán Rivera Hernández, éste no se le subordinaba ni le informaba nada; argumentaba que él era el enlace de la PGR con el grupo de inteligencia militar de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y que la información podía fugarse.
Medina Mora se quejaba con sus subordinados de que no podía cambiar esa forma de operar, ya que estaba enfrentado con el secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, y si también chocaba con la Sedena, "entre ambos lo harían pedazos".
El procurador tuvo que pedir la autorización del general Guillermo Galván Galván, titular de la Secretaría de la Defensa, para investigar a los militares imputados. El secretario dijo que si se comprobaba el dicho del informante, se actuaría conforme a derecho.
Sin embargo, el capitán Rivera Hernández se dio cuenta de que lo seguían y utilizó a la guardia para amenazar al personal de Colorado. Esto se le informó a Medina Mora.
Ramírez Mandujano le pidió al procurador que cambiara de área a los militares sospechosos para que dejaran de filtrar información mientras se les investigaba. Medina Mora le prometió trasladarlos al área de trata de personas del Centro Nacional de Planeación, Análisis e Información para el combate a la delincuencia (Cenapi), donde no tendrían información relacionada con el narcotráfico, pero ese cambio nunca se realizó.
Medina Mora ordenó que a todo el personal de la Coordinación Técnica, incluyendo al capitán Rivera Hernández, se le aplicara la prueba del polígrafo en el Centro de Evaluación y Desarrollo Humano de la PGR. Debían incluirse preguntas específicas sobre la filtración de información a organizaciones criminales.
La mayoría del personal obtuvo malos resultados. El ingeniero Colorado González salió "bien" y al capitán Rivera Hernández se le hicieron "observaciones". Milton Cilia salió "mal" y a Roberto García García no se le aplicó la prueba en ese momento.
Finalmente el procurador no dispuso ningún cambio; no quiso enfrentarse con la Sedena.
INICIATIVA ESTADOUNIDENSE
En junio de 2008, nueve meses después de que Jennifer debutara como colaborador de la PGR, la DEA enteró a Medina Mora de que un individuo llamado Alberto Pérez Guerrero, que había trabajado en la Interpol, les estaba filtrando datos a los Beltrán Leyva desde la embajada de Estados Unidos en México. Era otro soplo de López Nájera.
El director regional de la DEA en la representación diplomática, David Gaddis, propuso a las autoridades mexicanas realizar una investigación conjunta, por lo que Medina Mora no tuvo pretextos. Ya tenía justificación para actuar contra los intocables de la Siedo.
Desde el 1 de mayo anterior, Marisela Morales había vuelto a la PGR tras dos años y medio de ausencia. Medina Mora la nombró jefa de la Unidad Especializada en Investigación de Tráfico de Menores, Indocumentados y Órganos, el área a donde había pensado trasladar a los ex gafes.
En acuerdo con la autoridad mexicana, la DEA llevó a López Nájera y a Pérez Guerrero a Washington. Medina Mora envió a Marisela Morales a la agregaduría legal de la PGR en la capital estadounidense para que el 2 de julio tomara la primera declaración ministerial de ambos. Ahí se asignó a Roberto Lópéz Nájera la clave Jennifer y a Pérez Guerrero la de Felipe.
El segundo, quien había trabajado en la Interpol y la AFI bajo las órdenes de Genaro García Luna antes de ser recomendado a la embajada de Estados Unidos, admitió su culpabilidad y denunció a Rivera Hernández, Cilia Pérez y García García. También acusó a Mario Arturo Velarde, secretario particular de García Luna de 2002 a 2007; a José Antonio Cueto López, exfuncionario de la PGR al que también López Nájera señaló como pieza clave en la supuesta red de corrupción, y a Rodolfo de la Guardia, primo de Cueto López y director de Despliegue Regional de la AFI en los tiempos de García Luna.
LA FABRICACIÓN
Tras la declaración del 2 de julio, el 11 Marisela Morales tomó la ampliación de declaración de Jennifer y Felipe. Volvieron a mencionar a los mismos funcionarios de la ocasión anterior. Entonces se programó una nueva ampliación para el 28 de julio de 2008, ya con los elementos que sirvieron para imputar falsamente a Ramírez Mandujano.
El día que Marisela Morales fue nombrada titular de la Siedo (1 de agosto), esta dependencia tomó la declaración de Rivera Hernández, quien confesó que se había reunido con el testigo Jennifer y que le había ofrecido dinero. En vez de ser procesados, Rivera Hernández, Cilia Pérez y García García se integraron al programa de testigos protegidos de la PGR. Se les asignaron respectivamente las claves Moisés, David y Saúl. Su principal beneficio fue la impunidad.
El 4 de agosto, ya como testigo colaborador, Moisés cambió su declaración y añadió que había visto al ingeniero Miguel Colorado en un restaurante donde se había encontrado con un operador de Beltrán Leyva. Pudo ser su venganza porque Colorado encabezó las investigaciones contra él en 2007.
Así empezaba a involucrar indirectamente al jefe de Colorado, Ramírez Mandujano, que en septiembre de 2008 fue nombrado agregado de la PGR en la embajada de México en Austria.
El 12 de agosto la PGR había informado que Miguel Ángel Colorado González, Antonio Mejía Robles, Jorge Alberto Zavala Segovia, Fernando Rivera Hernández, Milton Carlos Cilia Pérez y Roberto García García estaban bajo arraigo por filtrar información a "personas no autorizadas"
Poco después, el 26 de septiembre y el 25 de octubre, Jennifer agregó elementos ya inverosímiles a sus declaraciones. Terminó por afirmar que le había entregado un soborno de 450 mil dólares a Ramírez Mandujano a finales de 2006 en el restaurante Guadiana, en el Estado de México, y que él había visto cómo, en septiembre de 2007, un tal "R" le había entregado en el Champs Elysées una maleta con igual cantidad de dinero al mismo funcionario.
PREMIO DE MENTIRA
En noviembre de 2008 Ramírez Mandujano fue citado a México para declarar. Al presentarse fue arraigado, supuestamente porque existían suficientes pruebas contra él. Entre más se resaltaban los fabricados vínculos del extitular de la Siedo con el crimen organizado, menos atención recibía el caso de los exgafes corruptos.
En septiembre de 2009 Medina Mora renunció a la PGR y se fue al Reino Unido como embajador. Lo sustituyó en la PGR Arturo Chávez Chávez. Y con Morales en la Siedo seguían multiplicándose las declaraciones contra Ramírez Mandujano.
El 7 de marzo de 2011 Marisela Morales llegó a la cúspide: asumió el cargo de procuradora general. Al día siguiente, la entonces secretaria de Estado Hillary Clinton le otorgó el Premio al Valor de la Mujer por haber logrado llevar ante la justicia a varios de los "criminales más peligrosos de México", luchar contra la corrupción y crear el primer "programa federal de testigos protegidos".
Morales siguió exprimiendo a Jennifer. La última cacería orquestada con su participación se inició en mayo de 2012, esta vez contra los generales Tomás Ángeles Dauahare, Ricardo Escorcia, Roberto Dawe y Rubén Pérez Ramírez, así como el coronel Silvio Isidro de Jesús Hernández Soto y el mayor Iván Reyna. El testigo los acusó de trabajar para los Beltrán Leyva, pero en la mayoría de los casos no existe más prueba que su dicho.
Tanto Ramírez Mandujano como el general Ángeles Dauahare fueron absueltos y liberados la semana pasada
ANABEL HERNÁNDEZ
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