jueves, 5 de febrero de 2009

Itinerario Político

Ricardo Alemán
05 de febrero de 2009/El Universal


Spots: todos mienten

Televisoras, partidos, IFE y gobierno recurren a las medias verdades

Todos saben que fue una provocación, pero el árbitro tiene miedo

El de la guerra de los spots electorales no es un asunto de buenos y malos. Tampoco de buenos contra malos.

En realidad se trata de una lucha de y por el poder. Y es que se confirma —como se expuso ayer aquí— que asistimos a una pelea entre dos poderes fácticos —partidocracia y telecracia—, que disputan el control de aspectos centrales de los procesos electorales.

Pero resulta que lo más cuestionable parece ser que las partes en conflicto no sólo intentan ocultar el origen de la disputa, sino desviar la atención mediante un engaño colectivo. ¿Por qué? Porque todas las partes pretenden justificar sus decisiones mediante verdades a medias, o de plano con mentiras completas.

Las televisoras esgrimen dos razones para justificar la decisión de pautar los paquetes de spots electorales a media transmisión y fuera de los cortes habituales. Primero, porque el “paqueteo” fue enviado por el IFE a las televisoras dos semanas antes de iniciadas las campañas. Y dos, porque para entonces ya habían comercializado el tiempo disponible en los cortes tradicionales.

Los conocedores del tema saben que mienten quienes sostienen esos argumentos. ¿Por qué? Porque en las televisoras todos saben que los spots electorales son parte de los tiempos oficiales, y desde hace años se reservan dichos tiempos cuando se realizan las pautas. Eso porque los tiempos oficiales no se venden. Pero, además, el IFE envió los paquetes de spots un mes antes, no dos semanas. ¿Entonces por qué las televisoras insertaron los spots a la mitad de trasmisiones de espectáculos?

Todos saben que se trató de una provocación de fuerte contenido político, ya que la telecracia pretende enfrentar a los ciudadanos con los partidos. ¿Qué no cuestionaban las televisoras que AMLO estimulara la polarización? En realidad las televisoras miden fuerzas con los partidos y demuestran que el IFE y sus consejeros son una autoridad sin la menor autoridad. Es decir, el IFE es un empleado de los partidos.

A su vez, está claro que el poder fáctico de la televisión tomó no sólo mal parado al IFE, sino “chiflando en la loma”. ¿Por qué? Porque el árbitro electoral confirmó que tienen razón aquellos que argumentan que no existe ilegalidad por parte de las televisoras al meter los spots en medio de las trasmisiones. Y lo confirma Leonardo Valdés cuando se avienta la puntada de tipificar la supuesta falta como “conducta atípica”. ¿En qué parte de la legislación electoral la “conducta atípica” es una falta electoral?

El debilitado presidente del IFE no se atrevió a llamar a las cosas por su nombre. Y por obra y gracia de los miedos a la telecracia convirtió una provocación política de las televisoras en “conducta atípica”. De igual manera que el IFE y sus consejeros se hacen de la vista gorda por los excesos de los partidos, los presidenciables y las propias televisoras.

¿Qué son, si no violación a las reglas electorales, los infomerciales de las televisoras a favor de Marcelo Ebrard y Enrique Peña Nieto? ¿Qué fueron, si no una violación electoral, la promoción en espectaculares de panistas pretensos a puestos de elección popular en el DF? ¿Qué son, si no una violación, los anuncios del Partido Verde en el futbol? ¿Qué son, si no una violación a las reglas de no a la guerra negra, los spots de AMLO que a través del PT sataniza al gobierno de Calderón? Si AMLO va a salvar a México, ¿entonces quién es el peligro para México? ¿Qué no es ilegal que AMLO y sus nuevos partidos llamen a plantones con fines electorales a través de tiempos oficiales? Los partidos engañan, mienten, actúan de manera ilegal… Y el IFE nada dice.
¿Y el gobierno?

Son muchos los que no quieren ver que el gobierno federal, a través de la Secretaría de Gobernación, tiene una importante responsabilidad en la regulación mediática. ¿Qué no tiene nada que decir y hacer Gobernación frente a los abusivos paquetes comerciales —excesivamente largos— de las televisoras? Por lo menos Gobernación tiene que explicar si son o no legales esas excesivas barras comerciales, el manejo arbitrario de las pautas y el paqueteo electoral. El problema es el silencio y el gobierno ausente.

Pero en la feria de las vanidades de la partidocracia y la telecracia, la joya de las ofensas para los ciudadanos son la inmoral montaña de spots que nos van a recetar a los ciudadanos los partidos y el IFE, en tanto que las televisoras los difunden en el de por sí menguado tiempo de los televidentes. ¿A quién le importan los electores, los televidentes, los ciudadanos? A nadie.

EN EL CAMINO

La doble moral no fue sólo de Marcial Maciel —cuyos defensores a ultranza no saben dónde meter la cabeza—, sino de toda la Iglesia católica. Sí, porque todos sabían lo que es público.

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